Harry Potter. El misterio de un éxito irresistible
La traducción del octavo libro y el estreno de la película reavivan un furor que se explica, también, por las raíces míticas y clásicas del universo que creó J. K.Rowling
Como otras chicas que dejan la infancia pero todavía no entraron de lleno a la adolescencia, Violeta es fan de Harry Potter y el mundo de Hogwarts. Puede repetir al pie de la letra los diálogos de las películas, tiene todos los libros leídos y releídos, repite los hechizos en latín, dibuja los personajes en cuadernos y pantallas, y escribe historias basadas en la saga de J. K.Rowling.
Conozco el camino potteriano, lo recorrí junto con mi hija hace más de 15 años. Pero Violeta tiene con Harry Potter una relación bien siglo XXI, alimentada por las interacciones en las redes sociales, el fan fiction y las notificaciones que amanecen a diario en su tablet. Mientras "postea" en Instagram fotos de Eddie Redmayne -el actor de la película que se estrenará en noviembre-, Violeta termina de leer Harry Potter and the Cursed Child, libro que consiguió no bien se publicó en Gran Bretaña. Por supuesto, la adolescente de 13 años también quiere tener la traducción al español, que se lanza el miércoles próximo. ¿Quién podría resistirse?
Son conocidos los pases de magia que opera el marketing, en general, y sobre los Potterhead, en particular. Los fans consumen todo lo ligado a Harry, ya sea en forma real o virtual. Pero hay algo más en el fenómeno cultural Potter. ¿Por qué los adolescentes de dos generaciones distintas se fascinan igualmente por el joven mago? ¿Qué hace que el mundo Hogwarts tenga tanta pregnancia en las mentes en construcción?
El primer libro de Harry Potter vio la luz en el año 1997 en inglés, y en 1999 en español. Más de 450 millones de libros y 75 traducciones después, los investigadores y los editores no se ponen de acuerdo en la clave del éxito.
"Creo que hay un despliegue de imaginación inteligente en la trama: un desborde de imaginación", afirma Graciela Perriconi. "El libro llegó para renovar las propuestas existentes y Harry Potter consiguió algo único: que chicos y grandes, docentes, psicólogos, padres y jóvenes se volcaran masivamente a leer. Le hizo bien a la lectura, abrió nuevamente el espacio de las sagas que ya había instalado Tolkien, a quien actualizó en manos de lectores ávidos por este género", señala la editora y autora de libros sobre literatura infantil.
"Probablemente Rowling acertó en el equilibrio entre un mundo suficientemente familiar para que los chicos lo entiendan -la escuela- y un mundo suficientemente diferente para que resulte excitante: el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería", apunta el lingüista Graeme Davis, profesor de Humanidades en la Universidad de Buckingham, Gran Bretaña. "También acierta Rowling al no mostrar una actitud protectora y superior frente a sus lectores. Hay cuestiones morales difíciles en las novelas de Harry Potter, especialmente en las últimas, y los adolescentes las valoran. Quizás lo atractivo sea la progresión de las novelas a medida que Harry crece, porque presentan un lenguaje y temas más complejos que incitan a los niños a leer cosas que no son propias de su edad", reflexiona el especialista en literatura inglesa y autor de dos libros sobre Harry Potter.
El niño que sobrevivió
Para algunos psicólogos, el entusiasmo de los jóvenes por la historia del mago se enraíza en el tema de la identidad. Desde el inicio de la saga, Harry se pregunta quién es y por qué lo consideran "el niño que vivió" para contarlo.
Pero quizás el hallazgo de J. K. Rowling no haya sido sólo la búsqueda de la identidad de Harry, sino también la progresiva construcción de su némesis: Lord Voldemort. Quien encarna a la sombra mortífera del mal también fue un huérfano y se convirtió en El Que No Debe Ser Nombrado. El héroe de la saga deberá nombrarlo y enfrentar la muerte si desea inscribirse en las siguientes generaciones.
"Los cuentos de hadas enfrentan debidamente al niño con los conflictos humanos básicos. Por ejemplo, muchas historias de hadas empiezan con la muerte de la madre o del padre", escribió Bruno Bettelheim en Psicoanálisis de los cuentos de hadas. Décadas después, Rowling le da la razón. El huérfano Harry descubre que tiene una familia más allá de quienes lo criaron con desprecio, y contrae una deuda simbólica que irá pagando a medida que comprenda su legado y asuma su propia paternidad. Después de todo, la fantasía de unos progenitores nobles idealizados a partir de unos padres insensibles es lo que noveliza cualquier neurótico que se precie, según Freud.
Como los cuentos de hadas, los libros de Harry Potter facilitan la identificación de los chicos al hablarles de sus profundas angustias: el temor a ser abandonados, la sensación de inferioridad y aislamiento, el deseo de vivir por siempre, los miedos a enfrentar sucesos incontrolables de la naturaleza (desde la oscuridad hasta los animales salvajes), la angustia por la separación de los padres y la culpa por dejarlos atrás para convertirse en adultos.
La existencia de un mundo claramente dividido entre buenos y malos es una característica de la mente infantil que se despliega ampliamente en la saga de Rowling. Para Davis, lo que funciona en Harry Potter es la construcción de un universo coherente. "La mitología de estos libros es una versión anglófila de la mitología clásica, presuntamente derivada de la propia experiencia escolar de Rowling. Hay algunas cosas prestadas de la mitología nórdica, como los trols y los gigantes, pero no mucho de la mitología británica relacionada con el rey Arturo", dice el investigador de literatura inglesa.
Se podría decir que J. K. Rowling es una máquina intertextual que entreteje a Homero, Virgilio, Racine y Shakeaspeare con Roald Dahl, J. R. R. Tolkien y otros grandes de todos los tiempos. Sin embargo, no todos aceptan el ingreso de la escritora británica en el panteón en el que brillan Lewis Carroll y los hermanos Grimm.
"Rowling fue y es muy discutida como una buena escritora de literatura infantil y juvenil. Creo que supo cómo hacer un gran éxito y multiplicar lectores, y lo logró con una buena historia y sagacidad intelectual", evalúa Perriconi. "No creo que pueda compararse con Tolkien, aunque en la orfandad, en la búsqueda y en el enfrentamiento del bien con el mal hay similitud, pero la literatura es más que eso, es un diálogo comprensivo multivocal y ahí no se tocan." En cuanto a Dahl, Perriconi dice que la imaginación es lo que los une. "Son autores distintos, intérpretes de épocas también diferentes, cada uno con un registro de la sociedad que de alguna forma interpretan."
Reminiscencias mitológicas
La vigencia de Harry Potter acaso resida también en sus múltiples resonancias míticas. Algunos nombres, como el de Hermione -la mejor amiga de Harry-, aparecen en los textos griegos del ciclo troyano. Ni hablar (¡spoiler!) del personaje llamado Delphi en el nuevo libro y su vínculo con las profecías del más famoso de los oráculos griegos.
En verdad, a muchos personajes de la saga se les puede encontrar analogías en la mitología griega. Por ejemplo, Harry se asemeja a Pirro, hijo del gran Aquiles. Ron es el equivalente de Orestes, hijo de Agamenón y Clitemnestra, mientras que el director Dumbledore remeda al sabio Néstor (o, tal vez, al Merlín de las leyendas artúricas). La casa Gryffindor representa a la Grecia homérica, mientras Slytherin encarnaría a Troya. Al menos, esto es lo que teoriza Karina Bonifatti en su libro Las voces de los clásicos en Harry Potter.
"Harry Potter es el último clásico que retoma las tramas y reescribe los mitos griegos y latinos", afirma Bonifatti, docente de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. "Aunque los chicos no hayan leído a Homero, están inmersos en la cultura que trae una y otra vez los mitos clásicos al presente, en la pintura, la literatura, el cine y el teatro. Por ejemplo, Hermione no sólo aparece en Homero y Eurípides sino también en Shakespeare y otros autores. Desde 3000 años atrás, la hija de Helena y Menelao está en el centro de un triángulo amoroso-amistoso, y eso resuena hoy en los libros de Harry Potter", dice la escritora y editora.
Las fantásticas bestias que pueblan la historia del mago y llegarán al cine próximamente se basan en figuras mitológicas como la quimera, la esfinge y los dragones. El ave fénix del profesor Dumbledore se puede encontrar en la mitología egipcia, que consideraba al pájaro bennu el símbolo del renacimiento. Incluso Fluffy, el perro de tres cabezas que cuida la piedra filosofal en el primer libro de Potter, es una recreación de Cerbero, el perro que vigila la entrada al Hades griego. Como Orfeo, Harry también utiliza la música para superar el obstáculo de la bestia y rescatar a su amada Eurídice.
¿Por qué Rowling utiliza estas alegorías en su saga? Bonifatti sospecha que la escritora inglesa busca reeditar la función de los mitos clásicos e, incluso, de la Biblia: educar en lo que está bien y mal, dramatizar las experiencias humanas. Por eso es tan central el personaje de Cedric Diggory, no sólo en el cuarto libro de la saga sino también en el que ahora se traduce al español. La muerte de Cedric, señala Bonifatti, evoca la de Héctor en La Ilíada, con el tremendo dolor del padre (Amos/Príamo) y sus consecuencias funestas. En cuanto al clímax de la historia -cuando Harry Potter se sacrifica a sí mismo para salvar a sus amigos y luego resucita a la vida-, Davis señala que tiene una profunda raigambre cristiana.
Los mitos, dicen los expertos, no son leyendas falsas sino historias verdaderas para cada cultura, que contestan las preguntas existenciales sobre el origen del mundo y de cada individuo, lo sagrado y lo profano, lo heroico y lo mortal. Los mitos les hablan tanto a los antiguos griegos como a los jóvenes actuales, ayudándolos a comprender la sociedad en la que crecen, el valor de la amistad y la lealtad, la ceguera del enamoramiento y los vericuetos de la traición.
Si bien no hay celulares, computadoras ni escenas de sexo en Harry Potter, en su historia hay magia instantánea -como la de Internet- y las aventuras se desarrollan en una escuela con materias y exámenes, en un mundo paralelo donde también hay políticos corruptos, racismo ("sangre pura" versus "muggles"), campañas mediáticas de desprestigio y bullying entre pares. Una combinación de lo universalmente mítico con el pensamiento mágico, propio de la mente infantil, y con la realidad que viven los chicos en su vida cotidiana.
Como sea, el nuevo Harry Potter y el legado maldito -que no es una novela sino el guión de una obra de teatro que Rowling firmó con otros dos autores- se enfoca en el conflicto de padres e hijos y el paso del tiempo. Un malestar que, tarde o temprano, enfrentarán héroes o humanos, se llamen Aquiles, Violeta o Albus Severus Potter.