Hacia una política nacional transformadora
La Argentina es un país que está estancado desde hace muchas décadas. Se intentaron distintas políticas y distintas ideologías gobernaron pero no logramos estabilizarnos, ni mejorar la calidad del empleo, tampoco promover un desarrollo económico y social acorde con nuestras expectativas como argentinos. Las soluciones propuestas e implementadas para lograr este crecimiento no tuvieron la confianza necesaria en nuestra población y en el mundo. Hemos probado muchas fórmulas y no hemos encontrado la receta. ¿No será el momento de cambiar?.
Debemos empezar reconociendo el país que somos, un país con riqueza parcialmente transformada que no nos permite tener la calidad de vida que deseamos. Un país que añora distribuir la riqueza que aún no genero, una sociedad que le gusta tener un bienestar que no promueve. La única forma de vivir en un país con más educación, más empleo, más seguridad, más cultura, es transformando nuestras capacidades en riqueza, en conocimiento, en bienes y servicios. Para transformar nuestra realidad debemos partir de la reconstrucción de la cultura del empleo y del esfuerzo cotidiano por crecer. Para ello debemos consagrarla a la producción y al comercio como bienes sociales, de amplia aceptación. El comercio debe ser también con el mundo, un país sin comercio internacional no tiene futuro.
Tener superávit fiscal es imprescindible pero solo se lograra con mas producción y exportación. ¿Quien puede darnos esta respuesta inicial para transformar la realidad argentina? El agro siempre nos sacó de las crisis. Hay que liberar al agro de las ataduras fiscales innecesarias y dejarlo producir y exportar. Para crecer hay que dejarlo exportar.
El agro no necesita subsidios, solo necesita reglas claras y previsibles, mercados transparentes, y no exportar impuestos. El actual gobierno abrió en estos años más de 180 mercados, debemos seguir ese camino y empezar a eliminar las barreras arancelarias en los países compradores que nos impiden vender con mayor valor agregado los productos del agro argentino. La agroindustria (complejo cerealero-oleaginoso-cárnico-frutas-vinos-pesca) puede pasar de 35.000 millones de dólares anuales de exportación a más de 50.000 millones en menos de 5 años. Es decir, podemos generar un Vaca Muerta más en poco tiempo, sin subsidios.
El comercio mundial es muy complejo, todos ponen barreras a las importaciones para impedir comprar productos procesados y privilegiar importaciones de materias primas. Para ser el supermercado del mundo, debemos negociar la eliminación de barreras arancelarias y no arancelarias, así como promover las ventas de alimentos, bebidas y bioenergías procesadas. El consumidor internacional es muy exigente y por ello necesitamos una política ambiental seria y responsable, que proteja la producción de los impactos del cambio climático para que logremos adaptarnos rápidamente a los escenarios nuevos del clima y fomentar las certificaciones ambientales para la exportación, y crear una marca de alimentos argentinos ambientales. Hay que vender al mundo inocuidad y calidad ambiental.
Debemos eliminar la falsa controversia de exportación y mercado interno. El mercado interno es esencial, sin mercado interno no hay exportaciones de calidad ni cantidad. Cuanto más demanda tengamos del mundo, mejores alimentos para los argentinos. Las economías regionales son en su mayoría, de base agroindustrial. El empleo en las provincias es básicamente agroindustrial (la mitad de la población económicamente activa que no trabaja en los estados provinciales depende de las cadenas agroindustriales, en su mayoría orientada a la exportación) y la agroindustria es el sector que más Pymes ocupa en todo el país. Por lo que una política transformadora agroindustrial es la base del futuro de las Pymes en la Argentina.
Hoy la Argentina agroindustrial ya es parte de la economía digital; somos el segundo país del mundo con mayor desarrollo de Apps digitales para llevar tecnología a la producción de alimentos. El futuro de nuestros hijos pasará por ser parte de esta nueva agroindustria digital 4.0. Frente al desafío electoral y de los próximos 4 años, debemos trabajar para que con los dólares de la agroindustria la Argentina deje de tener volatilidad cambiaria, porque tendrá respuesta propia a la demanda de dólares de los argentinos sin tener que salir siempre a pedir prestado al mundo. Si el Estado esta saneado y la agroindustria crece en exportaciones la Argentina entrara en la etapa de la transformación.