Hacia otra vida en la virtualidad
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Metaverso es un nuevo término que pronto se utilizará con mucha frecuencia en todo el mundo. Se compone del prefijo “meta”, que significa “más allá”, y la raíz “verso”, una derivación regresiva de “universo”, y es la nueva propuesta que anunció hace unos días Mark Zuckerberg. Él quiere reconvertir Facebook en la plataforma de los mundos virtuales para permitirnos “conectarnos con la gente” de una manera mucho más inmersiva y realista que las actuales redes sociales.
Se trata de la convergencia de la realidad física, la aumentada y la virtual en un mismo espacio compartido en línea. Imaginemos recorrer las calles de París, visitar la Fontana de Trevi o caminar por la gran muralla china junto a un amigo que también lo hace pero desde Madrid, y conversar con los turistas que allí se encuentren sin preocuparnos por el idioma y sin movernos de casa. O también organizar una fiesta o comprar ropa utilizando para ello las medidas de nuestro cuerpo físico pero representado en el espacio virtual. Y todo esto solamente usando unos lentes especiales que nos transportan a esos lugares sin que tengamos que viajar. Esto es lo que promete Metaverso.
Por supuesto que usted, estimado lector, me dirá que no tiene comparación con el contacto físico y real. ¡Estoy de acuerdo! Pero no puedo dejar de imaginar la inmensa cantidad de nuevas aplicaciones y experiencias que se agregarán a nuestras vidas. Recuerdo perfectamente durante los años 90 cuando comenzaban a popularizarse los primeros chats masivos (frente a una Internet que ya mostraba un desarrollo extraordinario con la aparición de la World Wide Web), la creación de entornos denominados “mundos virtuales”. En ellos, ya en esas épocas iniciales para estas tecnologías, se podía tomar la imagen de un ábaco y “caminar” por un espacio virtual (ciertamente muy elemental), en el que también transitaban otras personas conectadas a la aplicación en distintos lugares de todo el mundo con las que podíamos interactuar y comunicarnos.
Algunos simuladores y los videojuegos como Fortnite o Animal Crossing, tan populares entre niños y jóvenes, hicieron evolucionar notablemente estás facilidades, pero no tuvieron el impacto que se suponía en la educación y el gran público en general. Muchos sostienen que sólo es una estrategia del multimillonario dueño de Facebook frente a la enorme cantidad de críticas y de conflictos legales que enfrenta actualmente. Otros lo ven como la idea de uno de esos personajes geniales que suelen cambiar la historia. ¿Usted qué piensa?
La compañía ya tiene más de 10000 personas trabajando en proyectos de realidad aumentada y virtual (el doble de personas que hay en Twitter), y ha dicho que planea contratar a 10000 más en Europa. Piensa invertir más de 10000 millones de dólares y se espera una rentabilidad superior a los 800000 millones de dólares en 2024.
Pase lo que pase, es bueno que nos preguntemos antes de que este disruptivo desarrollo llegue a nuestras vidas: ¿estamos frente al futuro de las redes sociales y de Internet?¿Aceptaremos vivir gran parte de nuestra vida en una realidad virtual? ¿Podrá servirnos para que la educación responda mejor a los desafíos del cambio epocal?¿Cuál será el impacto en nuestra manera de vivir, en nuestro trabajo, en las relaciones familiares? ¿Cómo me puedo/debo preparar frente a semejantes avances?
Director de Innovación y Calidad en Educación del Espacio Excelencia y de la Maestría en Nuevas Tecnologías (UCCuyo)