Hacia el mercado energético global
La Argentina debe despojarse de la modorra de años de aislamiento y consignas románticas, pero ineficaces, como "vivir con lo nuestro". Esos comportamientos han generado espacios de confort corporativos en detrimento de la calidad de vida de la gente. Los recursos naturales y el capital humano con que cuenta el país exceden con creces al mercado doméstico, lo que significa que se está subutilizando riqueza que podría apalancar un genuino desarrollo socioeconómico.
Los países más prósperos del mundo son los que encabezan los rankings de apertura económica y nosotros lamentablemente ocupamos los últimos lugares. Ergo, debemos empezar a escalar posiciones en esa lista. Tenemos que transitar urgentemente hacia una matriz de exportación de producto con valor agregado, para lo cual la Argentina debe abrirse al mundo, concitando el interés inversor y removiendo los obstáculos de nuestro comercio exterior.
La energía encaja perfectamente en este postergado proyecto de país, por sus grandes recursos y conocimiento acumulado, en particular del shale gas, reconocido por su magnitud como el segundo recurso a nivel mundial. Vaca Muerta es el principal yacimiento de shale gas de la Argentina. Contiene el 70% de ese recurso y los big players, grandes compañías petroleras locales e internacionales, se encuentran trabajando desde allí hace más de un lustro. Y hoy, luego de transitar la curva de aprendizaje, ya entrega al mercado local más del 10% de la oferta y en 2019 duplicará ese valor.
El gas natural es el combustible fósil menos contaminante, y será el más demandado globalmente durante la transición, ya iniciada, hacia un mundo sin combustión de hidrocarburos. Pero para avanzar acorde con el potencial de Vaca Muerta se necesitarán inversiones superiores a los 10.000 millones de dólares anuales durante décadas y acceso a la demanda internacional de GNL o gas natural licuado. Será necesario en consecuencia alcanzar productividad y costos que hagan competitivo nuestro producto allí donde está esa gran demanda: el sudeste asiático y Asia Pacífico, con China, la India, Japón, Corea y Taiwán.
En ese contexto, la cumbre del G-20 a realizarse en Buenos Aires a fin de mes viene como anillo al dedo, para avanzar con esta transformación al representar sus miembros el 75% del comercio internacional y el 80% de las inversiones globales, dos características claves para el cambio de paradigma propuesto.
La Argentina es uno de los 19 países miembros del G-20 y anfitrión de su versión 2018. Pero lo más importante es que también lo integran nuestros potenciales clientes de GNL y los países con capacidad financiera y potencial inversor para nuestra atractiva Vaca Muerta. Dentro del G-20 hay un capítulo energético que trataron los ministros de energía reunidos en Bariloche durante junio. En una declaración conjunta se incluyeron temas sobre eficiencia energética, energías renovables, gas natural, energía nuclear, innovación y otros.
La que aplica a esta síntesis es la declaración sobre gas natural que dice: "Somos conscientes del papel clave que el gas natural tiene en la actualidad para muchos países del G-20, así como de su potencial para expandirse considerablemente en las décadas venideras como soporte de las transiciones hacia sistemas energéticos con emisiones más bajas. Nos esforzaremos por mejorar el funcionamiento, la transparencia y la competitividad de los mercados de gas natural, con una perspectiva estratégica de la cadena de suministro, incluidos el gas natural licuado (GNL) y las instalaciones de almacenamiento, en el ámbito internacional. Promoveremos un mayor diálogo con las organizaciones internacionales pertinentes sobre un uso más eficaz y más flexible del gas natural".
Como ahora en el G-20, la Argentina debería aprovechar y participar activamente en cuanto foro internacional haya para que los grandes países, con los que debemos interactuar intensamente en el futuro, conozcan nuestra potencialidad, inexplicablemente subutilizada por no abrirnos al mundo.
Ingeniero industrial, exsecretario de Energía y Minería