Guerra en Ucrania: preguntas para la OTAN
Los países miembros de la OTAN e Israel poseen las armas que le permitirían a Ucrania imponer una zona de exclusión aérea y detener el genocidio, lo cual contribuiría a un mundo sustancialmente mejor y mucho más seguro.
¿Por qué ellos, todavía, no han enviado esas armas a Ucrania?
¿Por qué Alemania está dispuesta a enviar su sistema de defensa antimisiles Patriot a Polonia, pero no a Ucrania, ello a pesar de que el ministro de defensa polaco, Mariusz Blaszczak, solicitó su envío a Ucrania para garantizar que tanto Polonia como Ucrania estén protegidas?
¿Por qué el Pentágono sigue sin enviar sus sistemas de defensa antimisiles Patriot a Ucrania, a pesar de que el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, declaró hace ocho meses, el 12 de abril de 2022, que Rusia está cometiendo un genocidio en Ucrania?
¿Por qué Israel no entrega a Ucrania el sistema “Cúpula de Hierro” de defensa antimisilística, a pesar de que su enemigo - Irán - está proporcionando drones de ataque a Rusia y se está beneficiando con las pruebas del hardware en el campo de batalla en Ucrania, que luego podrían utilizarse contra Israel?
¿Por qué los países miembros de la OTAN están dispuestos a asignar miles de millones de dólares para abordar las consecuencias de la destrucción de las ciudades y pueblos de Ucrania, por parte de Rusia, en lugar de abordar el problema central y ayudar a Ucrania a prevenir esta devastación con una zona de exclusión aérea a un costo sustancialmente menor?
¿Por qué los líderes occidentales solo reaccionan a los peligrosos movimientos de Putin en lugar de impulsar una agenda que garantice que los derechos básicos y las libertades fundamentales consagradas en la Carta de la ONU, se respeten para el beneficio general de todos?
Todavía algunos, dan la misma poco convincente respuesta, de que la OTAN no quiere verse involucrada en la guerra no provocada de Rusia contra Ucrania. Ello implica suponer que, suministrar abiertamente algunos tipos de armas letales, incluido el Himars estadounidense o el sistema de defensa aérea alemán IRIS-T o concretar la acción de sancionar a Rusia y congelar sus activos en todo el mundo, evitan mágicamente que la OTAN se involucre en esta guerra. En esta línea de razonamiento, abonar la lógica de que la OTAN si se vería involucrada si le entregan a Ucrania las armas necesarias que garanticen efectivamente la imposición de una zona de exclusión aérea, evitando así el genocidio, es sencillamente desafiar la lógica cartesiana.
Otros continúan creyendo, ingenuamente, que se podría negociar de alguna manera un acuerdo de paz con un estado terrorista que no lo quiere. Ello a pesar de que el presidente de Alemania, el arquitecto de la “Fórmula Steinmeier” para la paz con Rusia, tuvo que reconocer el 28 de octubre de 2022, después de su viaje a Ucrania, que la guerra generalizada de Rusia contra Ucrania “marcó el fracaso definitivo y amargo de años de esfuerzos políticos, incluidos mis esfuerzos” y que un acuerdo de paz simulado con Putin “significaría un régimen de terror para muchas personas en Ucrania, dejándolos a merced de la violencia arbitraria de los ocupantes rusos”, y agregó: “peor aún, una paz fingida… solo aumentaría el hambre de Putin. Moldavia y Georgia, así como nuestros socios de la OTAN en el Báltico, viven con miedo. . . Una paz injusta no es paz, lleva en sí la semilla de nuevas guerras”.
Queda la amenaza intermitente de Rusia de usar armas nucleares, lo que naturalmente es inquietante. Sin embargo, los países miembros de la OTAN solo tienen una opción viable para mitigar la amenaza nuclear de Rusia: advertir al Kremlin, en términos inequívocos, que las consecuencias serían devastadoras para Rusia y significarían el fin de las fuerzas armadas rusas. Cualquier otra reacción sería percibida por el Kremlin como una señal de debilidad y lo incitaría a armar por completo su arsenal nuclear para chantajear a los países miembros de la OTAN en varias cuestiones estratégicas clave, como lo hizo el Kremlin el 17 de diciembre de 2021, cuando publicó los puntos inaceptables del proyecto de acuerdo EEUU-Rusia y OTAN-Rusia sobre las garantías de seguridad.
La mayoría de los expertos militares están ahora de acuerdo en que Ucrania ganará esta guerra. Obviamente, esto es lo mejor para los países miembros de la OTAN, ya que mejorará la seguridad, la estabilidad y la prosperidad en el mundo. Por lo tanto, corresponde a los países miembros de la OTAN detener su inexplicable e injustificable vacilación y proporcionar a Ucrania las armas más efectivas para ayudar a acelerar su victoria y minimizar las pérdidas humanas evitables y una mayor devastación de la propiedad.
Presidente de la ONG Ukraine-2050, presidente del Congreso Mundial Ucranio (2008-2018)