Gracias profe
Usted me enseñó que no hay temas menores ni en la televisión ni en la sociedad
Hace muchos años, cuando ingresé en la UBA a la carrera de Sociología, la facultad era un lugar más que interesante. Por la presencia de las distintas corrientes políticas juveniles, por el contenido de las materias, por los profesores, por los alumnos, en fin, todo ayudaba a que se nos abriera de par en par cada vericueto de la cabeza. En ese camino de materias, había un punto de inflexión que era Sociología Sistemática, dictada por Miguel Murmis y Eliseo Verón. Era el filtro de la carrera. Eran ambos sumamente rigurosos y sumamente atractivos.
A Murmis lo recuerdo con más aspecto de intelectual. En cambio, tengo la imagen de Eliseo Verón, de piel cetrina, con su pelo lacio y un mechón insolente y canchero que le caía sobre la frente. Las alumnas estábamos seducidas por este profesor estricto, pero simpático.
Me ayudó a encarar mi carrera periodística buscándole el lado B a los hechos más comunes. Me mostró cómo es dejar los prejuicios de lado y avanzar sin miedo
Además de su aspecto físico, recuerdo que cuando hablaba de Teoría Sociológica, hablaba del análisis crítico de las relaciones sociales, de las asimetrías sociales de dinero y poder que estructuran históricamente a las sociedades modernas. Pero, sobre todo, recuerdo la falta de prejuicio con la que nos hacía analizar el contenido de novelas y programas de televisión. Cualquier fenómeno social, cultural era pasible de ser analizado por su contenido. Eliseo Verón nos enseñó a través de los años que no hay hechos menores, que todo tiene la posibilidad de ser analizado.
Muchos años después, cuando en la Argentina la empresa Endemol produjo Gran Hermano por Telefé, me sorprendió que Marcos Gorban me llamara para integrar el debate. Y allí, en un estudio de televisión en medio de las cámaras, de las luces, de las maquilladoras, estaba mi antiguo profesor de la facultad. Allí, integrando el panel, estaba Eliseo Verón. Y otra vez volvió a dar clase: frente a los críticos despiadados del programa, frente a los descalificadores seriales de lo popular, allí estaba el profesor de Sociología para analizar el fenómeno televisivo, social y popular.
Querido profesor, usted me enseñó que no hay temas menores ni en la televisión ni en la sociedad. Me enseñó que todo es factible de ser estudiado. Me ayudó a encarar mi carrera periodística buscándole el lado B a los hechos más comunes. Me mostró cómo es dejar los prejuicios de lado y avanzar sin miedo. GRACIAS PROFE.