Gobierno de aventureros
“No sabemos hasta dónde vamos a llegar”. (Del viceministro Gabriel Rubinstein.)
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¿Quién no se levantó un domingo y decidió irse de paseo por ahí sin planearlo demasiado? Levantar la persiana del dormitorio; descubrir que es un día espléndido. Primavera plena. Pensar en subirse al auto y dejarse llevar por alguna ruta en busca de gratas sorpresas. Sí, ya sé, en estos tiempos de inflación, es difícil hacerse el distraído y no mirar, por ejemplo, cuántos se suman a la aventura y cuántos pagarán por ella; a cuánto está el litro de nafta o gasoil; cuántos kilómetros habría que recorrer para disfrutar de la naturaleza y lejos de los piquetes, que dejan los nervios destrozados de tanto trajinar el macrocentro en la semana; cuántos peajes pagar; cuántos días faltan para volver a cobrar el sueldo, y así sigue la lista.
Una cosa es la aventura, que nos puede llevar a cualquier lado, y otra bien distinta es el turismo. Aunque para Máximo Kirchner todo sea igual. Para turismo, el Gobierno nos complace con una canasta de tentaciones –Previaje, Ahora 12, Ahora 18–; los bancos nos tientan con tarjetas de crédito a tasas infernales, pero que se descubren al recibir el resumen cuando casi ya ni se recuerda en qué se gastó “la fortuna”. Podemos decidir reventar unos pesos ahorrados que si hoy no sirven para mucho, para menos van a servir la semana que viene.
Aunque nos abracemos a una impensada aventura dominguera, haremos algunos cálculos sensatos: cuántos kilómetros tendremos ganas de manejar; qué nos gustaría almorzar; dónde podríamos acampar; si llevamos el equipo de mate, galletitas, el protector solar, el repelente de mosquitos para evitar el dengue, los lentes de sol, una silla de playa y una lona para improvisar un picnic entre árboles o a la vera de algún río y evitar gastos innecesarios.
Y mientras usted, o yo, oscilamos entre la ilusión de disfrutar de la aventura o la sensatez de quedarnos en casa y no gastar de más porque la situación es incierta, deberíamos aplicar las sabias reflexiones de profesionales que han llegado al Gobierno con la promesa de resolver los problemas que aquejan a los argentinos, como hizo el viceministro de Economía. Con gran desparpajo, en el 14º Simposio de Mercado de Capitales y Finanzas Corporativas del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF), Gabriel Rubinstein admitió: “No sabemos hasta dónde vamos a llegar”. Sea aventurero por un día, querido lector. El Gobierno lo es los 364 días restantes.