Ginés González García debe rendir cuentas al Congreso
Han sido 8 meses de vivir en vilo. Parte de esto se ha debido a la falta de transparencia e información concreta respecto a la administración de la pandemia. Lo que al principio parecían decisiones acertadas pronto mostraron su verdadera cara, la improvisación. Estamos a punto de cumplir un año del descubrimiento del Covid-19 y han sido muchos los avances, si hoy estamos hablando de vacunas. Pero antes del próximo paso, ya sea la inmunización o la temida segunda ola, junto con 30 diputados consideramos que es tiempo que el ministro de Salud, Ginés González García, en cumplimiento del artículo 71 de la Constitución Nacional, rinda cuentas de las acciones que fueron llevadas adelante a lo largo de este tiempo. Meses donde el intercambio y el rol de control por parte del Congreso se ha visto, al menos, obstruido por su ausencia.
La Argentina ocupa hoy los primeros lugares en todos los rankings mundiales respecto a la pandemia. Si uno mira la lista de países por casos positivos en términos absolutos, allí estamos entre los cinco primeros, con casi 1.200.000. Pronto, también, estaremos entre los 5 países en muertes acumuladas por millón. Quinto lugar en enfermos en condición crítica, por solo mencionar algunos datos. Solo estamos lejos de las primeras posiciones respecto a la cantidad de tests, tanto acumulados como diarios.
En enero, cuando las primeras advertencias respecto a la potencial expansión de la enfermedad y la ciudad de Wuhan en China entraba en cuarentena, acá se la trataba con preocupante liviandad. Un mes más tarde, cuando ya afectaba a Europa y el norte de Italia, sólo tímidamente se comenzaba a pedir una declaración jurada en Ezeiza. El Ministerio de Salud de la nación ya contaba entonces con amplias facultades, fruto de la declaración de la emergencia sanitaria por la ley 27.541 en diciembre de 2019. Estas fueron extendidas bajo el decreto 260/20. Sin embargo, las facultades extraordinarias no significan un cheque en blanco. Si bien es cierto que aumentan la discrecionalidad, el rol de control del Congreso no deja de presentarse activo, a menos que este sea manifiestamente ignorado.
El 20 de marzo se dio comienzo a la cuarentena mediante el decreto 297/20 y se pensaba que con dos semanas alcanzaba. Pronto supimos que esto no alcanzaría y al cierre de escuelas y lugares de trabajo sobrevino una especie de cultura del aguante hasta la aparición de una vacuna en un horizonte que se aleja cada vez que uno avanza hacia él. Así llegamos a la mitad de noviembre y hemos pasado de cuarentena a ASPO, de ASPO a DISPO, a un modelo por fases, cierres de actividades, aperturas, compras discrecionales y un largo etc. de discrecionalidades envueltos en mucha falta de transparencia y diálogo con el Congreso.
Entre estas discrecionalidades y faltas de transparencia, que se fueron acumulando en compras de barbijos, diversos elementos para hospitales y vuelos charters a China, la última irrupción ha sido la relación con diversos laboratorios trabajando en vacunas y su compra. Independientemente de su origen o fase de desarrollo, en un mercado competitivo por asegurarse stock que demanda acciones contundentes, las vacunas requieren un elemento intangible que es la confianza, y esta confianza sólo se logra con transparencia. Es por eso que ante la falta de proactividad por parte del Ministerio que presentamos este proyecto de citación.
A su vez, pedimos que una vez en el recinto se informe cómo se han visto afectadas por la pandemia otras áreas importantes de la salud pública, como el calendario de vacunación obligatorio, servicios de salud mental, salud sexual, control de enfermedades no transmisibles. Y en caso de haberse visto afectados cuales son los esfuerzos para su regularización. Sumado a esto, queremos conocer el impacto de las campañas educativas y concientización. Evaluar su efectividad es primordial para pensar en los efectos que pueda tener una segunda ola como la que hoy afecta al hemisferio norte.
En este sentido, una explicación de los protocolos para acompañar el regreso urgente a clases presenciales; algo que en países de Europa es considerado esencial y se evalúa como un error haber mantenido cerradas las escuelas durante la primera ola de la pandemia. La canciller Angela Merkel recientemente declaró que los establecimientos educativos y guarderías deben ser los últimos espacios en cerrar y los primeros en abrir. Queremos escuchar al ministro y saber que piensa y que planifica al respecto. No a través de declaraciones a la prensa, en el recinto.
Pedimos lo que corresponde, transparencia y rendición de cuentas.
Ha habido errores en conteo de tests, en resultados de tests, en homogeneización de carga y no se ha trabajado por obtener una actualización de los valores de decesos a nivel nacional para poder conocer si ha habido exceso de muertes contra el año anterior.
Hay que dar cuenta de la labor desarrollada hasta hoy respecto a la administración de la pandemia. Quienes acompañan este proyecto creemos que resulta más que propicio, antes que continúen las tomas de decisiones o los viajes intempestivos de los que sólo nos enteramos por los medios, citar al ministro para que brinde explicación, informe y análisis pormenorizado de las medidas adoptadas, así como las previsiones de cara al futuro en materia de políticas sanitarias asociadas a la crisis vigente.
Pedimos transparencia y rendición de cuentas. Dos elementos claves y ausentes en estos 7 meses. Dos puntos fundamentales para generar confianza en los próximos pasos, ya sea vacunación masiva, un nuevo confinamiento o una combinación de ambas.
Diputada nacional (UCR-Capital Federal)