Gimena Macri inauguró en Buenos Aires una muestra de pinturas
Presentó ayer sus obras en la galería Pasto
La costra letárgica de lo que anhelo, segunda muestra individual de Gimena Macri (Buenos Aires, 1986), se inauguró ayer en la galería Pasto. Alumna de Carolina Antoniadis, Tomás Espina y Fabián Burgos, la segunda hija del primer matrimonio del flamante presidente Mauricio Macri cultiva un perfil bajo y prefiere que no se mezcle la inauguración con las cuestiones políticas. Quiso la agenda artística y la voluntad popular que, un día después de la asunción a la presidencia de su padre, ella inaugurara la exposición de sus nuevas obras.
En sus trabajos previos, Gimena Macri revestía el entorno que rodeaba a diferentes personajes con una pátina sentimental, expresada a veces por medio de la temperatura tibia de su paleta o por el trazo deliberadamente titubeante de sus dibujos. Otras veces el protagonista de esas obras, a la manera de la pintura oriental, no era otro que el vacío enmarcado por bosques, pinceladas que figuraban una cascada o parques desiertos de la periferia urbana estadounidense. En esta ocasión, el paisaje se ha trasladado a un drama de interiores: en sus pinturas se perciben, como si fueran versiones al óleo de las fotografías de Nan Goldin, camas desechas, porciones de pizza y placares semivacíos.
Hay también textos. Admiradora de Guillermo Iuso, Macri ha adoptado un recurso fecundo del arte moderno: escribir la pintura. En Un brote, óleo donde se ve la imagen de un envase donde germina una semilla, se lee: "Podría amarte si me das más más más metros sobre los que pintar".
Lila Siegrist, artista, editora y curadora rosarina, estuvo a cargo de la selección de obras y la presentación de la muestra. En un breve texto para La costra letárgica de lo que anhelo, escribió: "Gimena pinta cuando duerme y descubre, en esta experimentación sostenida, que la vigía y la atención por pintarlo todo son su carácter fisiológico cromático y plástico. ¿El mecanismo de producción podría ser reversible? Me atrevo a escribir que pinta lo que duerme. Registra lo que vive y define, en cada plano de color, la construcción de su estar acompasado. Pinturas páramo que, así y todo, están plagadas de ‘álguienes’ y esos ‘álguienes’ son capaces de bañar cada pincelada con tanta intensidad como el espacio vital atravesado por la manera taller de alimentarse. Salvaje y gentil al unísono, apoya de lado su apacible cabeza indómita y se ovilla contráctil sobre sí misma en un poncho azul. La obra de Gimena es un autorretrato de sus pasos, de sus cosas, de su longue durée; la pintura se extiende como una biografía fecunda".
A diferencia de su trabajo previo (que se puede ver en www.gimenamacri.com) Macri ahora ha pasado del papel a la tela. La serie de pinturas construye una narración que entrelaza el amor, el sueño, la soledad y el deseo de pintar.
De regreso de Miami, donde expuso trabajos de ella y de otros artistas de Pasto, César Abelenda, director de la galería, comenta: "A Gimena la vengo siguiendo hace unos años, me encanta su obra y es muy profesional para trabajar, la veo siempre muy temprano comprando materiales y preparándose para trabajar, y pinta todo el día todos los días, no puede dejar de pintar y producir. Empezamos a trabajar juntos desde principios de año, ya que vive enfrente de mi casa. Tuvimos largas charlas en su taller. Siempre que iba tenía cosas nuevas para mostrarme: me encantaban los paisajes desolados; me hacían acordar a unos libros de Jack London que había leído de joven, y como ella estudió en San Francisco tiene esa frescura de la pintura del oeste estadounidense. Mi galería apuesta por la renovación de la pintura en el arte joven e invita a los artistas y espectadores a explorar los límites de la pintura. Por eso me gusta su trabajo: que haya decidido este año pasarse a la tela, pintar su diario íntimo, sus interiores, me parece una gran apuesta para lo que venimos haciendo en la galería".
La muestra podrá ser visitada de lunes a viernes de 14 a 20 hasta el 23 de diciembre de 2015. Luego del 3 de enero de 2016, durante el letargo veraniego porteño, Pasto volverá a abrir sus puertas.