Gestos agobiantes
“Marcela, que es una persona que no viene de la politica, está agobiada” (Alberto Fernández).
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Más allá de la omnipresencia de la vicepresidenta Cristina Kirchner, no se puede negar que la semana pasada estuvo marcada por las mujeres que rodean al presidente Alberto Fernández, y no me refiero por el hecho de haberse conmemorado el Día de la Mujer.
En ese discurrir de protagonismos, el caso más emblemático fueron las razones anímicas de la renuncia de la ministra de Justicia e inminente embajadora ante la Unesco, en París, Marcela Losardo. “Marcela me ha planteado que el tiempo que viene necesita otra actitud, y más que otra actitud –porque el compromiso de Marcela es absoluto–, creo que Marcela, que es una persona que no viene de la política, está agobiada”, argumentó el presidente Fernández, dejando en claro que su amiga y socia no estaba a la altura de las urgentes necesidades judiciales de la vicepresidenta.
La que no pareció sentirse “agobiada” fue Elizabeth Gómez Alcorta, ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, que saludó con un “choque de nudillos” al gobernador Gildo Insfrán, mientras en Formosa se denunciaban violaciones de los derechos humanos. Es un detalle decir que a más de un año al frente de esa cartera, poco se sabe de sus políticas. Gómez Alcorta suele ser noticia por la profusión de gastos, con precios por encima del mercado, para equipar el ministerio. Es lógico, tuvo que comprar velozmente de papel higiénico a celulares, pasando por percheros y escritorios.
Lejos de agobiarse, la ministra de Seguridad, Sabina Frederic, respaldó a Insfrán de forma contundente. “Hay un ensañamiento con el gobernador de Formosa. Es inadmisible”, dijo casi de manera simultánea con la represión con gases vencidos y balas de goma que sufrieron ciudadanos y ciudadanas que se negaban a volver a fase 1 por una veintena de casos de Covid-19.
No hay agobio que venza a Carla Vizzotti. La ministra de Salud de la Nación, que, aunque responsable de la campaña de vacunación contra el coronavirus, no sabía del vacunatorio vip en el edificio donde trabaja, dijo que desconocía que sus padres se habían vacunado horas antes de que Horacio Verbitsky contara que él se había inoculado gracias a su “viejo amigo” Ginés González García.
Para compensar, el papelón de la semana lo protagonizó una mujer de la oposición. Patricia Bullrich, presidenta de Pro, se vistió de presidiaria para marchar en Formosa y reclamar por la libertad de todos y todas. ¿Se sentirá agobiada?