
Gerardo Werthein, un jinete que teme dar el salto a la política
Temperamental, amante de la equitación y cabeza visible de uno de los más diversificados y extensos grupos empresarios familiares, el presidente del Comité Olímpico Argentino niega tener la intención de lanzarse a la política partidaria José Crettaz LA NACION
Gerardo Werthein es médico veterinario, pero ya casi no se acuerda cómo se cura un animal. Salvo sus propios caballos de equitación, deporte que todavía practica y que lo llevó hasta el Comité Olímpico Argentino (COA), ente del que ahora es presidente. El empresario conduce uno de los grupos empresarios familiares más poderosos y diversificados de la Argentina. A diferencia de sus hermanos, Adrián y Daniel, Gerardo cultiva el perfil público más sofisticado. No va casi nunca a la tradicional Exposición Rural, donde las cabañas de la familia (la más grande, La Paz, está en González Chávez, al sudoeste de Buenos Aires) ganan todos los años alguno de los premios a las razas bovinas angus, hereford y braford.
El clan familiar fue fundado por Gregorio, Numo y Noel Whertein, "los abuelos", como los llaman en el grupo, inmigrantes judíos llegados de Odessa y Besarabia, regiones de Europa Central. Comenzaron criando ovinos y administrando un almacén de ramos generales en Miguel Riglos, La Pampa. Sin renegar aquel origen agropecuario del grupo, el presidente del COA prefiere frecuentar otros ambientes.
En el ámbito empresario, es director de Telecom Argentina, donde los W -como también se conoce al grupo- controlan la mitad de la compañía y tienen una pésima relación con Telecom Italia, firma que domina la otra mitad. Gerardo Werthein también tiene responsabilidades en otras empresas del grupo, como La Caja SA, la mayor aseguradora de vida del país. En el mundo deportivo, llegó al COA con el proyecto del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Enard), una institución creada recientemente por el Congreso y financiada por un polémico impuesto del 1% a todas las líneas de teléfonos móviles pospagas. Con ese tributo, Werthein se aseguró un presupuesto de alrededor de 6 millones de pesos mensuales para fomentar el deporte olímpico.
En las últimas semanas, su figura también llegó a las revistas de chismes por su relación sentimental con la animadora de televisión Barbie Simmons, 25 años menor que él, a quien conoció en Estados Unidos. Allá vivía ella, y hacia allá viaja con frecuencia Werthein por negocios, el olimpismo o a visitar a su hijo mayor, que cursa un posgrado en la Universidad de Columbia. Barbie, hija del recordado animador Leonardo Simmos -fallecido trágicamente-, llegó a la vida de Gerardo pocos meses después de la separación de éste de su pareja anterior, Vanesa Kreth.
Ricos, famosos y poderosos
Werthein no pierde el tiempo. En circunstancias normales, su día comienza a las 5.45. Oración -se confiesa un hombre religioso-, una hora de gimnasio, y después a resolver las cuestiones de las empresas de la familia, a las que dedica unas ocho horas. Y el resto -unas seis horas, dice- las invierte en el COA.
Lo de este integrante de la familia Werthein, está claro, son los caballos, las estrellas del torneo internacional de saltos que cada año organiza en su haras, El Capricho, de Capilla del Señor. Esa competencia deportiva -donde los jinetes deben sortear obstáculos que se usaron en distintos juegos olímpicos y campeonatos mundiales y que Werthein compró y trajo al país- se convierte en un desfile de ricos, famosos y poderosos, pero con entrada gratuita. Nunca faltan Susana Giménez, Mirtha Legrand, Daniel Scioli, Valeria Mazza, Ernesto Gutiérrez, Sebastián Eskenazi, Gabriel Batistuta y Adolfo Cambiaso, entre otros. Por si faltara glamour, todos los años hay una sorpresa: Athina Onassis, la heredera del imperio fundado por su padre; la princesa Haya Bint Al Hussein de Jordania y la infanta Pilar de Borbón, hermana del Rey Juan Carlos de España, entre otros, pasaron por el haras.
Werthein habla mucho, pero no suena convincente en algunas respuestas. No, no y no , dice a quienes públicamente le preguntan si su gestión al frente del COA es el paso previo a un desembarco en la política partidaria. A pesar de que sólo tiene 54 años, dice que cuando termine su actividad olímpica ya habrá pasado el tiempo y con él el tren hacia un mundo ajeno a las empresas e incluso, según cree, totalmente incompatible con la actividad privada. La tradición familiar no ayuda: en los 105 años que llevan los Werthein en la Argentina, ningún integrante de la familia se dedicó a la política.
Sin embargo, esa negativa podría cambiar si la cosecha de medallas en los Juegos Olímpicos de 2012 en Londres fuera tan generosa como aquella trilla de granos que después de una lluvia muy esperada, a mediados del siglo pasado, salvó a la familia de la quiebra en La Pampa. Y todavía más si la Argentina logra convertirse en la sede de las olimpíadas de 2020. "Se puede lograr si todos los sectores políticos consideran que es lo mejor para el país. Y lo que es mejor para el país no se discute", dice en su oficina del exclusivo Barrio Parque porteño, mientras sigue de reojo una pantalla gigante en la que se proyecta Fox Sports.
Una mesa de reuniones con muchas sillas domina la sala espaciosa del segundo piso, donde se percibe el aroma inconfundible de los habanos. Entre camisetas, raquetas y pelotas autografiadas por deportistas amateurs, reposa allí la bicicleta con la que se retiró el ciclista Juan Curutchet.
También allí, Werthein -que parece necesitar de espacios amplios-empuja su silla hacia atrás, toma aire, habla como político en campaña y repite el eslogan que lo llevó a la presidencia del COA: Solos vamos más rápido, pero juntos llegamos más lejos , curiosamente el mismo que adoptó la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, para un plan social lanzado esta semana.
El empresario también está preocupado por la inseguridad, y de hecho toma sus recaudos: coleccionista de relojes, sólo los usa en su casa y en sus viajes al exterior.
Contactos no le faltan a Whertein para desembarcar en la política. Aunque elogia a los radicales que apoyaron el impuesto a los celulares, tiene una excelente relación con la presidenta Cristina Kirchner. Sin embargo, es al ex presidente Néstor Kirchner a quien más conoce. La Caja SA, una de las principales empresas del grupo, es la aseguradora de la provincia de Santa Cruz desde que Kirchner era gobernador. Para el ex mandatario sólo tiene elogios, sobre todo en dos temas: la reestructuración y el pago de la deuda pública, y la política de supéravit fiscal. Werthein también es el nexo principal entre el matrimonio Kirchner y el ex presidente estadounidense Bill Clinton: de las cuatro veces que el norteamericano estuvo en el país, dos fueron por invitación de Werthein, y en ambas ocasiones fue recibido en la Casa Rosada.
Es que Werthein no reniega de sus amistades más estrechas, mundo en el que se inscriben el empresario de medios Daniel Hadad -lo que explica la alta exposición que el presidente del COA tiene en la señal de noticias C5N, Radio 10 y el portal Infobae- y Rodolfo D´Onofrio, director de La Caja SA -empresa de la familia-, que con el apoyo de Werthein fue candidato a presidir River Plate y perdió por pocos votos frente a Daniel Pasarella. Es más, hay quienes dicen que el verdadero aspirante al poder en River era el propio Werthein.
Temperamento fuerte
Hombre de proyectos, mientras madura lo de la política y se cocinan las primeras alegrías del deporte olímpico, Werthein se entusiasma en la internacionalización de Telecom, que ya tiene una operación relevante en Paraguay. Sueña con que la firma argentina se convierta en un tercer operador regional, después de Telmex y Telefónica.
Y algo más: quiere ofrecer televisión paga apenas se despejen las restricciones regulatorias que lo impiden. Eso sí, en plena sintonía con la nueva ley de medios: que el que transporta contenidos no los produzca. Pero no descarta invertir abiertamente en medios si su hija (además tiene dos varones, ambos economistas), licenciada en Comunicación Social, decide comenzar un emprendimiento en ese ámbito. Tal vez ya lo haya hecho si es verdad, como sostiene una fuente de su competencia, que Werthein ya tiene una participación en el grupo Hadad.
Temperamental, a Gerardo Werthein se le conocen varios raptos de furia. La pelea con los italianos por el control de Telecom Argentina no estuvo exenta de choques personales con los directores que representan a la empresa europea. De hecho, durante varios meses, él y su hermano no se hablaron con los ejecutivos italianos. También se exaltó cuando la Gendarmería detuvo, en un confuso episodio, al ciclista olímpico Walter Pérez, que entrenaba en la colectora del acceso Oeste.
Polifacético, el veterinario que se especializó en finanzas, jinete de muchas competencias, está de frente al obstáculo, se acerca y duda. ¿Dará el salto?
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Quién es
Nombre y apellido: Gerardo Werthein
Edad: 54
Estado Civil: Divorciado, tres hijos.
Profesión: Médico veterinario; empresario, experto en finanzas.
Funciones: Cabeza visible del grupo empresario familiar con intereses en los sectores agropecuario y de alimentos, financiero y de telecomunicaciones. Presidente del Comité Olímpico Argentino (COA).
Deporte: Equitación; compitió internacionalmente.