Fraternidad y diálogo
Un día como hoy de 1981, la ONU proclamaba el 25 de noviembre la "Declaración sobre la eliminación de todas las formas de intolerancia y discriminación fundadas en la religión o las convicciones". Un día especial para quienes trabajamos por la convivencia y el diálogo interreligioso. En nuestra ciudad, desde 2006 adherimos al Día de la Libertad Religiosa. En 2016, se instituyó el 9 de agosto como Día del Diálogo Interreligioso en nuestra ciudad.
¿Qué entendemos por libertad religiosa? La Declaración afirma que es la posibilidad de "tener una religión o cualesquiera convicciones de su elección, así como la libertad de manifestar su religión o sus convicciones individual o colectivamente, tanto en público como en privado, mediante el culto, la observancia, la práctica y la enseñanza"
¿Qué entendemos por libertad religiosa? La Declaración afirma que es la posibilidad de "tener una religión o cualesquiera convicciones de su elección, así como la libertad de manifestar su religión o sus convicciones individual o colectivamente, tanto en público como en privado, mediante el culto, la observancia, la práctica y la enseñanza". Palabras que implican un desafío y un trabajo cotidiano por alcanzarla. Podemos afirmar que en nuestro país y en nuestra ciudad de Buenos Aires en particular vamos por una buena senda, pero siempre hay mucho para seguir creciendo.
Hace unas semanas, el papa Francisco publicó su nueva encíclica Fratelli tutti, la cual nos invita a reflexionar acerca de la fraternidad humana, colocando los conceptos de diálogo y paz como elementos principales. Asimismo le da un lugar preponderante a la libertad religiosa, al expresar que "hay un derecho humano fundamental que no debe ser olvidado en el camino de la fraternidad y de la paz; el de la libertad religiosa para los creyentes de todas las religiones". La libertad religiosa no puede concebirse sin el diálogo, la fraternidad y la paz. Es en este sentido que los gobiernos, junto a los diferentes cultos existentes, tenemos que ir surcando el camino para que este derecho pueda ser tal, esté garantizado y pueda ser moneda corriente.
La encíclica nos advierte que "la violencia no encuentra fundamento en las convicciones religiosas fundamentales sino en sus deformaciones". Es la paz el camino a seguir. Así lo vivimos cotidianamente en la ciudad de Buenos Aires, ciudad del encuentro y del diálogo interreligioso, donde nos encontramos con muchos artesanos de la paz, referentes religiosos que se encuentran a diario en el diálogo y velan por la construcción de una convivencia fraterna. Pero como todas las libertades debe ser usada responsablemente, evitando convertirla en un medio de agresión y de violencia. La religiosidad es un valor a cuidar y a promover, que no debe ser ridiculizado ni menospreciado.
Comparto la lectura que realiza Francisco sobre nuestra identidad que tiene en su adn la riqueza de la inmigración: "En la Argentina, la fuerte inmigración italiana ha marcado la cultura de la sociedad, y en el estilo cultural de Buenos Aires se nota mucho la presencia de alrededor de 200.000 judíos. Los inmigrantes, si se los ayuda a integrarse, son una bendición, una riqueza y un nuevo don que invita a una sociedad a crecer". Cada hombre, cada mujer, cada familia, trajo consigo sus costumbres, su lengua y su religión que hoy están presentes en los más de 800 templos de nuestra ciudad que conviven en paz.
Quiero reflexionar sobre la importancia de garantizar la libertad religiosa en nuestro suelo y de generar para esto iniciativas desde el gobierno que incentiven el diálogo interreligioso y la fraternidad entre hermanos, la mejor herramienta para una convivencia pacífica. Las religiones son el alma de nuestra ciudad y tender los puentes para que sigan encontrándose es algo que nos apasiona.
Director general de Entidades y Cultos de la ciudad de Buenos Aires