Fratelli tutti y el liberalismo
La última encíclica del papa Francisco, Fratelli tutti (FT) es crítica respecto de "los liberalismos". Comprensiblemente, algunos comentaristas se han precipitado a interpretarla como una clara condena de dicho pensamiento. Sin embargo, esta supuesta evidencia se disipa no bien nos preguntamos, ¿qué es lo que FT está cuestionando exactamente? ¿Qué significado tiene para el Papa el término "liberalismo"? Dejemos la respuesta al mismo documento.
Por lo pronto, es significativo y novedoso el uso del plural: "liberalismos" o "visiones liberales". FT reconoce así que, del mismo modo que el socialismo, el liberalismo está compuesto por corrientes diversas, más moderadas y más extremas, y que, por lo tanto, es necesario discernir en qué medida las objeciones expresadas en el documento alcanzan a una "visión liberal" determinada.
FT rechaza las "formas liberales" que se caracterizan por su "desprecio de los débiles" y su sometimiento "al servicio de los intereses económicos de los poderosos". Pero es evidente que esta no es la descripción de una doctrina, sino la de una práctica frecuente del poder político, ante la cual muchos liberales tendrían fuertes reparos éticos
Por ejemplo, FT rechaza las "formas liberales" que se caracterizan por su "desprecio de los débiles" y su sometimiento "al servicio de los intereses económicos de los poderosos". Pero es evidente que esta no es la descripción de una doctrina, sino la de una práctica frecuente del poder político, ante la cual muchos liberales tendrían fuertes reparos éticos.
Luego, entrando ya en la cuestión doctrinal, FT objeta "las visiones liberales individualistas" que consideran la sociedad como "una mera suma de intereses que coexisten" y que rechazan de la idea de "pueblo". El texto deja afuera, pues, aquellas visiones liberales que defienden a la vez los derechos individuales y los del pueblo. "We the People" ("Nosotros, el Pueblo") son las primeras palabras del Preámbulo de la Constitución de Estados Unidos, como "Nos, los representantes del Pueblo" inician el de nuestra Constitución (liberal) de 1853. Con excepción de sus expresiones extremas, que efectivamente menosprecian "los lazos comunitarios y culturales", el pensamiento liberal busca precisamente preservar la riqueza de los vínculos sociales frente a la invasión del poder estatal.
En otros aspectos, FT dirige al liberalismo críticas difíciles de conciliar entre sí: lo describe como individualista, partidario de una libertad sin límites, pero a la vez lo considera autoritario, ajeno al sentir popular; le atribuye una confianza ciega en el mercado, pero a la vez lo acusa de intervenir constantemente en el mismo en favor de los ricos; le objeta su afán de crecimiento económico, pero lo culpa de aumentar siempre la pobreza. No es fácil encontrar "visiones liberales" que reúnan todos estos defectos simultáneamente.
De lo dicho, surge una pregunta: siendo FT una encíclica que promueve la construcción de una sociedad abierta y fraterna, ¿no sería posible, a través de un diálogo libre de prejuicios con exponentes serios y reconocidos de este pensamiento, discernir en el mismo elementos valiosos en orden a lograr ese fin? Solo por mencionar el problema de las migraciones, en Europa los países que se han mostrado más solidarios han sido precisamente los países "liberales" (por ejemplo, la Alemania de Angela Merkel), mientras que diversos países no liberales (como admite FT) han cerrado sus fronteras a cal y canto (por ejemplo, la Hungría de Viktor Orban).
En resumen, las críticas del documento a los "liberalismos" son numerosas, pero muchos liberales tendrán buenas razones para no sentirse alcanzados por ellas. ¿Condena Fratelli tutti al liberalismo como tal? No sabemos si fue esa su intención, pero claramente no es ese el resultado.
Asesor del Instituto Acton Argentina