Frases hechas...,¿pero de qué?
Cuando decimos que "no hay tutía" sabemos que nos quedamos sin opciones, lo mejor será entonces "cortar por lo sano". Quizá no sepamos que esas frases esconden antiguas recetas medicinales: si se nos acabó la "atutía" (del árabe al-tutiya), un ungüento cicatrizante de sales de óxido de zinc, tarde o temprano tendremos que amputar más allá de la herida para que la infección no avance.
En Historias de letras, palabras y frases (Sudamericana), Daniel balmaceda nos recuerda que cuando usamos una palabra, una frase hecha o una letra, también citamos un episodio sorprendente de la historia. Así revela que, cuando "aguantamos", sostenemos con guantes los cabos de un barco, o que un buen "candidato" debería vestir una toga transparente para mostrar que nada oculta.
Además de interesar y entretener, las anécdotas lingüísticas de balmaceda prueban que las palabras no nacieron al azar. Ni siquiera el azar, llamado así por la flor blanca (az-zahr) impresa en los dados con que los árabes convocaban la suerte en sus juegos de mesa.