Francos, la primera concesión de Milei a la casta
Javier Milei habilitó una zona de cierto confort para transitar de forma menos tumultuosa su vínculo con lo que él denomina la casta. La jerarquización del rol de Guillermo Francos en el gobierno parece recoger la traumática experiencia de La Libertad Avanza en el Congreso a partir de esa intransigencia, sólo mitigada por la evidente intervención del hasta hace poco ministro del Interior para encarrilar la sanción de la Ley Bases. Aunque su designación como nuevo jefe de Gabinete en reemplazo de Nicolás Posse sea el resultado de la primera crisis de magnitud en el oficialismo a solo seis meses de iniciada su gestión.
La de Posse es también una baja significativa en la reducida mesa que concentra las decisiones y en la que el Presidente se sienta junto a su hermana Karina y Santiago Caputo. Tal vez el ideólogo de fusionar la cartera responsable del diálogo con la dirigencia política y el área que podría satisfacer la expectativa que surja de esas conversaciones. No está claro que el ascenso de Francos en la escala institucional se proyecte con su incorporación a ese espacio sumamente acotado. La llegada de Sergio Neiffert a la AFI podría acrecentar esa duda, no solo porque ese organismo de inteligencia pasará de la Jefatura de Gabinete a depender directamente del Presidente. Este empresario de Malvinas Argentinas, ligado de forma estrecha al exintendente Jesús Cariglino por los servicios que le prestó conduciendo una dependencia tan estratégica como la encargada de distribuir alimentos en las escuelas, mantendría una sintonía similar a la de Posse con la embajada de los Estados Unidos. La tendencia al aislamiento de Milei habría derivado en su interlocución frecuente, y privilegiada, con esa delegación diplomática. Incluso por encima, y con autonomía, de la que mantiene con la canciller Diana Mondino. La relación con la CIA y el Pentágono formaban parte de ese nivel de contactos. Posse se había reunido con el titular de esa agencia, William Burns, y con la titular del Comando Sur, Laura Richardson. Parece hasta demasiado obvio que la disputa por el control de todo lo que atañe al universo del espionaje haya sido el foco del conflicto entre Posse y Milei. Neiffert tendrá a su cargo la delicada tarea de ordenar esa agenda sin alterar la confianza construida por el exjefe del Gabinete, pero sin descuidar la que comenzó a esbozar con el puñado de dirigentes del PJ que supo la semana pasada de su traslado del Acumar a la AFI. Un salto vertiginoso apalancado en la premisa de cumplir con lo que promete. En apariencias, algo infrecuente entre funcionarios peronistas. Ese exotismo lo habría vuelto a Neiffert sobresaliente en círculos empresarios en los que incursionó con la publicidad en la vía pública. Una curiosa paradoja para alguien que de por sí cultiva el bajo perfil que le exigirá su nuevo destino, donde el conurbano pasaría a tener otro rango de prioridad. Una región virtualmente desconocida para el gobierno que comisionó a Eduardo “Lule” Menem para auditar la tarea encomendada a Sebastián Pareja. El responsable de armar en 2023 las listas de candidatos en la provincia de Buenos Aires ya no gozaría del crédito que tuvo cuando se le confió consolidar el voto obtenido en la periferia de la Primera y Tercera Sección Electoral. A Pareja le afectaría el mismo síndrome que a Patricia Bullrich. Ninguno de los dos es aceptado como miembro pleno de la cofradía libertaria. Ese padecimiento asintomático vuelve menos casual que Pareja haya organizado el acto que Bullrich encabezó la semana pasada en Esteban Echeverría y que desencadenó la renuncia masiva de autoridades que dejó acéfalo al Pro bonaerense. Una reacción largamente meditada por Mauricio Macri para encapsular a su presidente y senadora provincial, Daniela Reich, pero sobre todo a su esposo, Diego Valenzuela. El intendente de Tres de Febrero suele jactarse de haber sido el único al que Milei recibió en la residencia de Olivos. Reich y Valenzuela compartieron el acto en Esteban Echeverría con Bullrich a la que enfrentaron en las PASO.
El expresidente intenta controlar el devaneo de dirigentes del Pro con el Gobierno, que tuvo su punto de mayor exposición con los lugares reservados a Cristian Ritondo y Diego Santilli en la quinta fila de butacas del acto de Milei en el Luna Park. Macri no está satisfecho con los argumentos que ofrecieron para justificar su presencia. Pero sería más indulgente con Ritondo. El acuerdo para que Macri presidiera el Pro incluía que su primo Jorge haga lo propio en la ciudad y Ritondo en la provincia. Su ejecución se dilató a la espera de una señal precisa del gobierno sobre la relación que mantendrá con el Pro, donde se interpreta que Milei ya la dio. Parece difícil que dirigentes de esa fuerza vayan a incorporarse de forma orgánica tras la designación de Francos. Macri urgió a sus legisladores a que voten la ley Bases. Como otros sectores dialoguistas, aguardan su sanción para cortar amarras con los libertarios,lo que complicaría la intención de Milei de convertir en ministro a Federico Sturzzeneger.
Precisaría para eso que el Congreso vote una modificación a la ley de ministerios, una de las contenidas en el DNU 70 que tiene dictamen de rechazo en la comisión Bicameral Permanente de Trámite Legislativo. Probablemente Milei y Sturzenegger deban conformarse con bastante menos. No deja de ser curioso que la clausura del paso de dirigentes del Pro se convierta en una coincidencia entre los enfrentados Bullrich y Macri. Los dos aguardarían a ser resarcidos si La Libertad Avanza no halla otra salida que una alianza para hacer frente a las elecciones del año próximo en la provincia de Buenos Aires.
A eso obedecería que Bullrich haya elegido fracturar los bloques del Pro solo en la Legislatura bonaerense pero no en la porteña ni en el Congreso. Una extravagancia que contradiría lo que Bullrich promueve: una fusión con los libertarios. Los legisladores de Bullrich conformarían interbloque con los de Milei. Dos de ellos, los diputados Oriana Colugnatti y Fernando Compagnoni, precisan renovar sus mandatos.
Compagnoni representa al Pro en el Consejo de la Magistratura y votó la terna de candidatos a fiscal general en Lomas de Zamora promovida por Martin Insaurralde. Bullrich eligió cerrar su campaña en Lomas de Zamora para sacar provecho de la renuncia del exintendente a su candidatura a concejal luego de las fotos en las que apareció retratado junto a Sofía Clérici a bordo de un yate en el Mediterráneo. El Pro evalúa desplazar a Compagnoni del Consejo de la Magistratura.
Parece poco probable que bajo estas condiciones Bullrich proponga un candidato para disputarle a Ritondo la presidencia en el inevitable llamado a elecciones de nuevas autoridades en el Pro bonaerense. Aunque buceó en las discrepancias que provoca Ariel Lijo en la mayoría alineada con Ritondo por orden de Macri. A ella se le adjudica la versión de que Guillermo Montenegro sustituiría a Mariano Cúneo Libarona en el Ministerio de Justicia. Ariel Lijo es lo que vuelve parecido a sus perfiles. Los dos se reconocen amigos íntimos del titular del juzgado federal N°4.
El intendente de Mar del Plata mantuvo una dura discrepancia con Macri por la candidatura de Lijo a la Corte. En una reunión de hace dos semanas, el expresidente adelantó que instruiría a los senadores para que voten en su contra. “Hablás únicamente por vos” le dijo Montenegro. “Menos mal que no tenés senadores propios”, le replicó Macri. ¿Podría el titular del Pro alinear a todo su bloque en el Senado si el gobierno ofrece un acuerdo integral para cubrir todas las vacantes de la Justicia Federal a cambio de votar a Lijo?
Algunos senadores opositores especulan que esa es la única forma de reunir los dos tercios que permitirán designar a Lijo en la Corte. Es decir: un acuerdo que resulte atractivo a todos los gobernadores interesados en ocupar puestos libres en sus provincias. Ritondo, Santilli y Montenegro, pasarían a estar menos solos en el Pro con la eventual compañía de Ignacio Torres y Rogelio Frigerio. Un fenómeno similar podría reproducirse en la UCR.
Para resistirlo, debería ser cierto el rumor que le atribuyen a Macri: lo que trasciende de las peleas en el gabinete de Milei es apenas el 10 por ciento. ¿Bastaría para disuadir al peronismo no kirchnerista que podría convocar Francos al gobierno? Florencio Randazzo posteó hace dos días una foto en X con el fondo de una oficina cuyos cortinados y plantas evocan la decoración que caracteriza a Guillermo Seita.
Acompañado por Juan Schiaretti y Miguel Angel Pichetto, Randazzo colgó del retrato un texto sugestivo: “Creemos en la necesidad de construir y defender una Argentina federal que apoye al interior productivo, a la industria y el trabajo. Vamos a seguir aportando para alcanzar ese objetivo y lograr el país próspero que nos merecemos”.
La primera concesión de Milei a la casta parece estar en marcha.