Francis Alÿs: no todo está perdido
En el Malba. El jueves se presenta la exposición individual más extensa que el artista haya realizado en la Argentina
Del centro a la periferia
Artista nómade que viaja de proyecto en proyecto, Francis Alÿs nació en 1959 en Bélgica, un país central que abandonó en 1986 para irse a vivir a México. Dejó su profesión de arquitecto para dedicarse a la práctica artística contemporánea y encontró su lugar en el mundo buscando inspiración en lo excéntrico. No lo excéntrico como extraño o diferente, sino como una vocación de señalización y compromiso con territorios marginales. Alÿs trata de hacer visible lo invisible, con una estricta identificación con el tiempo que le toca vivir. Sus obras siempre dejan una inquietud residual. A lo largo de su vida, en un insólito dúo que semeja a Don Quijote y Sancho Panza, ha establecido una fecunda relación profesional con el mexicano Cuauhtémoc Medina, curador de la muestra que se podrá ver en el Malba desde el jueves próximo. Ese día, a las 18, ambos inaugurarán con una conferencia Francis Alÿs. Relato de una negociación, la exposición individual más extensa que el artista haya realizado en la Argentina.
Acciones conceptuales para la cámara
Se lo ha considerado siempre un artista conceptual, que realiza performances efímeras, obras abiertas, con múltiples capas de sentido. Son imágenes-ideas muy poderosas y contundentes, no exentas de un humor sutil. A veces él mismo aparece como protagonista y en otras puede convocar multitudes. Para realizar Cuando la fe mueve montañas (2002) juntó a más de quinientas personas para mover una duna pocos centímetros en las afueras de Lima, Perú. Siempre existen correlatos fílmicos, pictóricos, fotográficos o documentales que permiten recuperar, multiplicar y enriquecer esas acciones.
Estética del tránsito
Su obra se centra en los paisajes en movimiento, los recorridos, los viajes, los desplazamientos. Incluye elementos que ruedan, como los carretes de films censurados con los que juegan unos niños en Afganistán en Reel-Unreel (2011), obra que presentará en el Malba. El título tiene un doble sentido: alude tanto a la acción de "enrollar-desenrollar" los rollos de película como a la imagen "real-irreal" de Afganistán transmitida por los medios occidentales.
En Zapatos magnéticos (1994) coloca imanes en sus botas para que aquellos elementos pegados al azar en las suelas sean casuales testigos de su andar por La Habana.
En Paradoja de la práctica (1997) patea un cubo de hielo por la ciudad de México hasta que se derrite. En ese seguimiento, con un gesto mínimo, construye el espacio urbano.
Mas tarde, en Paradoja de la práctica #5 (2013), en el conflictivo escenario de Ciudad Juárez, la misma acción se complica con una pelota en llamas.
En Proyecto Lada Kopeika (2014) narra una travesía en un viejo auto soviético que va de Bélgica a San Petersburgo. Termina con el choque del auto contra un árbol frente al Palacio de Invierno, insinuando una metáfora del fin de una utopía.
Tornado (2000-2010), otra obra incluida en esta muestra, le demandó años de trabajo. Como un héroe romántico, inmerso en una amenazante naturaleza, Alÿs avanza a campo traviesa hacia los remolinos de tierra que se levantan en tiempos de sequía al sur de la ciudad de México, hasta que lo envuelve un caos pictórico.
En la Argentina realizó un viaje al sur que dio lugar a la obra Historia de un desengaño. Patagonia (2003-2006), presentada en 2006 en el Malba. El periplo parecería conducir a un eterno espejismo.
En ese caminar, no hay que pensar en las derivas de un flâneur. En las prácticas de Alÿs no hay diletancia; todo conduce a un fin y un propósito crítico y consciente.
Políticas de la poética, poéticas de la política
De forma elíptica, sus obsesiones tienen que ver con la realidad social contemporánea. En su compromiso con zonas de conflicto, apunta a territorios de frontera. Su última obra, El silencio de Ani (2015), recorre las ruinas de la capital de un reino armenio que abarcaba la actual Armenia y el este de Turquía.
Años antes, en La línea verde (2007), había paseado una lata de pintura verde que derramaba –casi en un gesto de action painting– en un trayecto de la franja que separa a Israel de Jordania.
No cruzarás el puente antes de llegar al río (2008), que también se exhibirá en el Malba, instala dos escenarios de límites acuáticos y hegemónicos. Construye una arquitectura de puentes virtuales que establecen un diálogo ficticio –aunque no por eso menos efectivo– entre migrantes ubicados en cada orilla. Primero fue Cuba/Florida, luego España/Marruecos. En el primer caso lo hizo con barcos de pescadores; en el Mediterráneo eligió a niños con botes de juguete hechos con zapatillas y pantuflas. Con el devenir histórico se revelan nuevas connotaciones en este proyecto visionario.
Verde esperanza
Una constante en la obra de Alÿs es la presencia de niños como protagonistas de juegos que se convierten en denuncias, gestos a través de lo lúdico. Sus metáforas resultan anticipatorias: el confín de la Argentina que parece no concretarse nunca; los niños migrantes tratando de atravesar el Mediterráneo. Mas allá del esfuerzo inútil, de los actos aparentemente absurdos que semejan las tareas de Sísifo, se podría vislumbrar el mito de Pandora encarnado por la infancia, o por la pintura verde que puede abrir una frontera infranqueable. Esta última clave quizá nos revele que no todo está perdido.