Ficción
"El lavado, los bancos off shore , son todo una ficción."
(Aseveración del sospechado banquero Raúl Moneta, formulada en el programa "Hora clave".)
Siempre habíamos pensado eso y ahora un hombre que sin duda es un conocedor acabado viene a corroborarlo. Desconfiados como somos no vamos a decir, todavía, que haya certeza acerca de esa inexistencia -o de esa existencia reducida al limitado terreno de la ficción-, aunque sí que de aquí en adelante tenemos un indicio relativamente fuerte en ese sentido.
Es claro, lavanderas multimillonarias y bancos con motor fuera de borda era presumible que no existiesen y no se nos hace demasiado violento aceptarlo. Pero es evidente que el señor Moneta va mucho más allá en la exposición de su escepticismo radical. En realidad, lo que sostiene es que lo otro no existe: islas paradisíacas, hoteles en los que transcurren fiestas, el Caribe con palmeras y una luna gigantesca, las mujeres como modelos, los autos descomunales que poseen los potentados norteamericanos, son todas mentiras, o cuentos pueriles, apreciación que en principio coincide con las experiencias de la vida Pues en términos normales, muy distintas son las cosas de las que se puede dar fe y pasa así, a menudo, que viendo las revistas de la farándula, tendemos a pensar que se trata de noticias arregladas, de ficción, o de cirugía plástica. Por supuesto, tampoco hay mafias, acomodos, tráficos vergonzantes, impunidades, extorsiones, contradocumentos, camándulas, cuñas, caballos del comisario; son todas puras ficciones, según puede atestiguarlo con su desconocimiento cualquier hijo de vecino, cualquier gris habitante de la laboriosa mediocridad, cualquier filósofo dominical.
Todo ficción, o mejor, ficción de ficciones, simples relatos con que los ingeniosos divierten a los crédulos. ¿Usted no irá a creer que el dinero hace la felicidad? Pues no lo crea, es una ficción, una historia buena para hacer dormir a los niños.