Femicidios y violencia de género, historias que se entrelazan
Nadia Arrieta fue atacada por un peluquero, Maximiliano Montiel. Entró al negocio de regalos donde Nadia trabajaba con su madre. La degolló. Montiel estaba bajo libertad condicional.
Soledad Bargna fue atacada y estrangulada por Marcelo Pablo Díaz, en el departamento que compartía con sus padres. Cumplía una condena por violación, y asesinó a esta chica durante una de sus salidas transitorias. El juez interviniente, Axel López, es tristemente célebre por sus fallos liberadores, que han dejado un tendal de muertes.
La lista de mujeres asesinadas por estos chacales que deberían haber estado presos a la hora que perpetraron sus crímenes es escalofriante.
Durante el pandémico año 2020 y en los escasos meses de éste, el número creciente de femicidios es simplemente alucinante. Casi se podría decir que se registran a diario.
Uno de los más resonantes fue el de Úrsula Bahillo, donde la red de contención social creada por un estado indolente hizo caso omiso de las múltiples denuncias y pedidos de ayuda a la Comisaria de la Mujer, y al juez, Luciano Callegari, quien no atendió el desesperado pedido de ayuda de Úrsula por estar de vacaciones. Úrsula fue acuchillada por su pareja.
Los detalles de las decenas de femicidios que leemos en las crónicas policiales muestran un sutil hilo conductor. En casi todos los casos, algo se pudo haber hecho para evitar la tragedia.
La mamá de Nadia y el padre Soledad son miembros activos de la Organización Civil Usina de Justicia (UJ). A diario buscan y acompañan los familiares crímenes atroces y los acompañan en la elaboración de sus duelos y en los vericuetos de una (in)Justicia lenta e ineficiente.
Guillermo Bargna trabajó incansablemente junto a otras organizaciones por la creación de un banco genético, que permite identificar a los violadores.
Betty Flores de Arrieta, ha sublimado su inmenso dolor, junto con otros miembros de UJ, en el armado de una eficiente red de búsqueda para estar cerca de las familias de las víctimas.
El ingeniero Franklin Rawson, papá de Angeles, cuyo caso aún hoy conmueve a toda la sociedad, participa activamente en Usina de Justicia desde su creación en 2014.
En el caso de Úrsula, Usina de Justicia presentó un pedido de Juicio Político al juez de Paz de la ciudad de Rojas, doctor Luciano Callegari.
Es casi imposible analizar las causas de los femicidios desde una sola posición. Son tantas las circunstancias como las posibles respuestas. Vidas preciosas que se pierden en raptos demenciales de violencia. La sociedad entera se anima a ensayar respuestas que no llegan ni por un instante a frenar esta increíble ola de muertes. Violencia ejercida en la intimidad de una pareja de larga data o de relaciones circunstanciales. Una violencia tan aterradora como la que terminó con la vida de Cristina Iglesias y su pequeña hijita Ada, de 7 años. Abel Romero, con antecedentes de adicciones, aunque no penales, las mató y enterró en el patio trasero. Hacía muy poco que se conocían.
Femicidio y violencia de género son figuras podrían en algún punto entrelazarse.
Seres humanos, que establecen lazos afectivos enfermizos, tal como el caso de Genaro Fortunato y su espantosa muerte. Su novia despechada lo asesinó pisándole la cabeza con su auto. Julieta Silva, fue encontrada culpable, pero por su condición de madre de una nena, fruto de una relación anterior, fue beneficiada a cumplir su condena de manera domiciliaria, con apenas 3 años y 9 meses.
Es cierto que la proporción de femicidios es infinitamente mayor, no obstante, el valor de cualquier vida es infinitamente valiosa. La ley debe ser igual para todos.
Desde Usina de Justicia, defendemos los derechos de las víctimas como derechos humanos inalienables.
Usina de Justicia abraza a todos los familiares de víctimas de femicidios y violencia de género. Solicita a todos los organismos vigentes destinados a la protección de todos aquellos que se encuentren en situación de peligro a poner en marcha de manera eficiente todas las herramientas que el estado posee para contribuir a erradicar esta forma de violencia y muerte.
Que los agresores sean debidamente alejados del entorno de sus víctimas, con castigos ejemplares. Que los bancos de ADN trabajen en todas las provincias del país. Que los teléfonos de emergencia, comisarías de la mujer, fiscalías y toda la estructura creada para la protección de las víctimas funcionen las 24 horas, todos los días.
Este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, Usina de Justicia invita a honrar la memoria de las víctimas que, por negligencia de un estado indolente con leyes abolicionistas, ha contribuido a cercenar la existencia de tantas mujeres que merecían honrar la vida.
Médica, vicepresidente de Usina de Justicia