Fascinación
Para los griegos eran un símbolo de Poseidón, arrastrando su carro sobre las olas con fuerza. En Europa también se creía que transportaban las almas de los marineros ahogados al purgatorio. Y los chinos los vieron siempre como dragones del mar, amuletos de buena suerte. Desde tiempos remotos los seres humanos se han sentido atraídos por los hipocampos, una especie marina que, acaso por su belleza, trasladó esa fascinación antigua a la actual exhibición en acuarios. Ante la amenaza evidente, muchos biólogos decidieron intervenir. En la foto, enviadas de una universidad de Río de Janeiro recolectan hipocampos para una investigación según la cual la población de estos peces viene aumentando desde que se prohibió su captura y venta. En pocas semanas serán devueltos al mar, ahí donde sus movimientos, gráciles pero sin prisa, aún representan la paciencia y la alegría.