Extraña maniobra de Kicillof por ocultar un embargo buitre
La última maniobra distractiva del ministro de Economía se dio con el intento de ocultar el embargo de cuentas de la embajada argentina en Bélgica que surgió por pedido de los fondos buitre
Axel Kicillof está empeñado en tapar el sol con las manos. Se convirtió en el alfil central del Gobierno dispuesto a negar los números de la inflación, esconder el aumento de la pobreza y disfrazar con retórica hueca la creciente recesión. La última maniobra distractiva del ministro de Economía se dio el viernes pasado cuando intentó ocultar el embargo de cuentas de la embajada argentina en Bélgica que surgió por pedido de los fondos buitre.
A través de un comunicado oficial, el Ministerio de Economía anunció que hubo "nuevo intento fallido de extorsión buitre" y mencionó "supuestos embargos" a cuentas bancarias de la embajada argentina en Bélgica. Luego añadió que la noticia del embargo, que publicó LA NACION en exclusiva, era una "información inexacta".
Kicillof niega los números de la inflación, esconde el aumento de la pobreza y disfraza con retórica hueca la creciente recesión. La última maniobra distractiva fue cuando intentó ocultar el embargo de cuentas de la embajada argentina en Bélgica
Lo llamativo de todo esto es que mientras Kicillof redactaba ese comunicado de desmentida a los medios por difundir el nuevo embargo de los fondos buitre, el embajador argentino en Bélgica Hernán Lorenzino terminaba de armar una compleja ingeniería financiera con la secretaria de Coordinación y Cooperación Internacional de la Cancillería, Paula Ferraris, para abrir una nueva cuenta en Bruselas y así poder agilizar pagos en la sede diplomática.
No sólo esto. En paralelo al comunicado de desmentida de Kicillof, el embajador Lorenzino era invitado por el Parlamento belga para exponer allí sobre los ataques de los fondos buitre contra la Argentina. Esta invitación no se dio por obra de magia. Surgió por iniciativa de los legisladores belgas de izquierda y de derecha para sustentar el proyecto de ley que elaboraron en apoyo internacional al gobierno de Cristina Kirchner por su embestida contra los holdouts.
A través de un comunicado, el ministerio de Economía anunció que hubo "nuevo intento fallido de extorsión buitre" y mencionó "supuestos embargos" a cuentas bancarias de la embajada argentina en Bélgica.
Kicillof dijo que "no se produjo ningún embargo por pedido de algún fiscal o funcionario judicial del Reino de Bélgica". Y aclaró: "tampoco se produjo embargo alguno a cuentas de los funcionarios argentinos". Si lo que expresó el ministro de Economía fuera cierto no se entiende por qué los abogados de la Cancillería estuvieron elaborando una estrategia legal para contrarrestar el pedido de embargo del fondo NML a dos cuentas de la embajada argentina en Bruselas. Tampoco se entiende por qué los holdouts avanzaron en un recurso de exequatur ante la justicia belga para darle sustento a su reclamo.
Tres horas antes de que Kicillof emitiera el comunicado de prensa de desmentida de un nuevo embargo en Bélgica, por lo menos dos fuentes calificadas del Palacio San Martín expresaban a LA NACION que "el embargo es algo normal y suele suceder. Es uno más de tantos otros. Ahora el departamento de legales y la administración se encargarán de destrabar el problema", dijeron. Se referían a los embargos que sufrió la misma embajada argentina en Bélgica en 2009 y 2011.
Economía mencionó que "los fondos buitre procuraron extorsionar nuevamente a la República mediante la contratación de un oficial de justicia para que proceda directamente a congelar ciertos fondos de la embajada".
Se podrá discutir la figura real del empleado judicial belga que hizo lugar al reclamo del fondo NML. En la Cancillería dijeron que no se trataba de un fiscal. El Ministerio de Economía mencionó en el comunicado que "los fondos buitre procuraron extorsionar nuevamente a la República mediante la contratación de un oficial de justicia (cuya actividad allí es privada) para que proceda directamente a congelar ciertos fondos de la embajada". Y la diplomacia de Bruselas dijo a LA NACION aclaró que se trató de un "oficial de justicia" que en Bélgica tiene el rango de lo que aquí es un fiscal. Pero nadie puede negar que hubo un embargo de cuentas le guste o no a Kicillof.
En tal caso, los montos y alcances del embargo preventivo de la embajada argentina en Bélgica difirieron según quienes lo informaron. Algunos funcionarios de la Cancillería deslizaron que se habían congelado hasta los sueldos de los empleados de la sede diplomática. Pero luego se supo que en los cables privados que envió Lorenzino al canciller Héctor Timerman y otros funcionarios administrativos se pudo advertir que sólo se trató de cuentas destinadas al funcionamiento general de la embajada y que no alcanzaron a los salarios de los empleados ni al funcionamiento diario de la embajada.
¿Cuál es el motivo oculto por el cual Kicillof quiso esconder una información que era conocida hasta por el Parlamento belga en su conjunto? ¿La vieja rencilla Kicillof versus Lorenzino volvió a salir a la luz? ¿Temía el ministro de Economía de que se diera un efecto rebote en otras embajadas argentinas apostadas en Europa? ¿Pensó que con una maniobra distractiva los fondos buitre frenarían su pedido de congelamiento de los Bonar 2024? Nadie contesta en la Casa Rosada.
Ayer la presidenta Cristina Kirchner dijo que su gobierno le puso "nombre y apellido a la usura y el despojo internacional" de los fondos buitre. Es cierto. Sólo que su ministro de Economía intenta borrar con el codo todo lo que ella escribió con la mano.