Exploraciones narrativas
Sobre Unas pocas palabras, un pequeño refugio, de Kenneth Bernard
La obra del estadounidense Kenneth Bernard (Brooklyn, 1930) no había circulado aún en la Argentina, salvo por Entre los archivos del distrito, su única novela publicada, cuya edición española tuvo aquí una distribución acotada. Unas pocas palabras, un pequeño refugio, antología traducida por Salvador Cristofaro a un castellano que no resulta destemplado al lector rioplatense, reúne algunos textos que, habiendo aparecido originalmente en revistas, terminaron por confluir en dos volúmenes recopilatorios.
Sucede que, en el caso de Bernard, acaso convenga hablar sin más de textos, en toda la generosa laxitud del término, por fuera de todo corset, antes que de cuentos o relatos. No sólo porque no se ajustan a la anquilosada estructura de introducción, nudo y desenlace, sino porque en la mayoría de ellos la peripecia es reducida al mínimo y el conflicto responde a un orden conceptual; en cambio, lo que hay casi siempre es una observación lúcida sobre la cotidianidad o una reflexión inesperada que preludia la progresión de un discurrir especulativo, zigzagueante a la vez que obsesivo.
Bernard apela, en todos sus textos, a un narrador en primera persona, al que, poco importa que se trate o no del mismo sujeto, es lícito asignarle ciertas características comunes: mediana edad, profesor universitario y vida conyugal regida por una rara complicidad. Los narradores de Bernard caminan "mirando una infinita cantidad de cositas" o quedan "en trance metafísico" mientras piensan cómo ordenar su biblioteca o, lo que es lo mismo, su mundo. O también pueden dedicarse a pensar qué ocurre con los "animales atropellados".
En "La guerra de los notalpieístas y los notafinalistas", el narrador introduce la hipótesis de que el mundo podría dividirse entre aquellos que defienden las notas al pie y los que hacen lo propio con las notas al final. Bernard escribe: "El advenimiento de las notas al final ha dejado muy claro (a mí, al menos) que las notas al pie nunca han sido parte de la solución de ningún problema sino más bien una profundización del problema. Son y han sido aguas turbias. De ahí que se las haya abandonado. No es así en mi caso. No soy un hijo de la luz. Me deleito en el delirio de las notas al pie y desdeño la tranquilidad de las notas al final". De esa frase es posible extraer una poética, el modo en que Bernard entiende la literatura. La literatura, para él, debe ser "una profundización del problema", un recorrido exploratorio que se ponga en cuestión a sí mismo, una actividad funambulesca que no tema el fracaso. De eso nada menos es prueba cabal Unas pocas palabras, un pequeño refugio.
UNAS POCAS PALABRAS, UN PEQUEÑO REFUGIO
Por Kenneth Bernard
El Fiordo
Trad.: S. Cristofaro
112 páginas, $ 160