Estrategias de campaña después del debate
Ambos candidatos coinciden en esforzarse por conservar a sus votantes, pero los desafíos que enfrentan son distintos
El primer turno del debate presidencial obligó a Mauricio Macri a dejar en suspenso por unas horas la expectativa puesta en las marchas con las que espera captar votos que le permitan acortar la ventaja que le lleva Alberto Fernández. La última es hacia el Obelisco, el próximo 19. Tal vez por eso el candidato que besó el pie a una "Cenicienta" en la Plaza Independencia, de Tucumán, no se pareció al que expuso en el paraninfo de la Universidad Nacional del Litoral.
Una experiencia resuelta con sobreactuación de confianza por el competidor del Frente de Todos, preocupado por relativizar las versiones de una tensión inquietante con Cristina Fernández de Kirchner. A su compañera de fórmula se le atribuye un poder determinante para saldar el debate que se libra en esa coalición: quiénes ocuparán los principales ministerios de un eventual gobierno de Alberto y otro de Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires.
Aunque intentaron mostrarse serenos, fueron evidentes los signos de incomodidad en Macri y en Fernández. No es la única similitud de las situaciones que atraviesan. La consolidación de sus liderazgos está atada al resultado que obtengan. Un dato también decisivo para los rasgos políticos de las alianzas que deberían organizarse en torno a ellos; lo que vuelve todavía más curioso que la diferencia entre ambos se exprese en el esfuerzo dedicado este domingo a conservar el núcleo duro de los votos propios.
Si Alberto consigue demostrar que una porción le pertenece, podría ser la oportunidad de algún tipo de emancipación respecto de Cristina. Lo liberaría de su tutela para renegociar con acreedores y celebrar acuerdos en temas sensibles, como las reformas del régimen previsional y el laboral. Una agenda que probablemente tenga mejor eco en la oposición que en su espacio. "Los gobernadores y los sindicalistas quieren gastar. Él necesita ahorrar", resume con precisión un economista de tránsito en el PJ.
Otro problema es que Fernández preferiría que el interlocutor no fuese Macri. La discusión sobre el día después de las elecciones está entrelazada con la el rumbo de campaña: el gobierno nacional cree en la posibilidad de recuperar votos que en las PASO se inclinaron por otras opciones. Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal objetan que esa estrategia esté delegada en Miguel Ángel Pichetto y Elisa Carrió. Les parece casi una redundancia: fidelizan a los electores que simpatizan con Juntos por el Cambio.
Pichetto y Carrió son severos críticos de cualquier entendimiento con Fernández. Es la acusación solapada en la advertencia de "no entregar a Macri." El jefe del gobierno porteño encontró en la vehemencia de Pichetto una excusa para penalizar su hiperactividad. Rodríguez Larreta debió esmerarse para sofocar la marcha convocada por la comunidad boliviana en repudio de la sugerencia de "dinamitar la villa 1.11.14" efectuada por el senador.
Juntos por el Cambio se impuso al Frente de Todos por apenas cuatro puntos en la comuna 7, integrada por Parque Chacabuco y Flores, donde está la 1.11.14. La veda a Pichetto duró poco. Ayer apareció en un spot de campaña instando a los peronistas a votar por Macri. Carrió definirá después de las elecciones el destino de su domicilio electoral. La ciudad o la provincia de Buenos Aires.
Al fragor de la casa que construye en Exaltación de la Cruz crece la figura de Facundo del Gaiso. El auditor de la ciudad es uno de los colaboradores más activos en la mudanza de Carrió. Lo que podría suponer una postergación del ala más dialoguista de la Coalición Cívica; allí dudan que cumpla la promesa de jubilarse. Tal vez exija a Vidal y a Rodríguez Larreta lo mismo que la UCR a Macri: una coalición con reglas institucionales de participación. Es decir, una conducción colegiada.
Es la herramienta que acaba de sugerir Fernández para el Frente de Todos. La esperanza de licuar por esa vía la influencia de Cristina no obtuvo por ahora la misma repercusión que la actividad en el exterior de Sergio Massa, su aliado. Hábil como pocos para hacer de cada crisis una oportunidad, Massa convirtió la intervención quirúrgica de Malena Galmarini en un acontecimiento político apto para refugiarse en el silencio.
La gira que cumplió en Estados Unidos causó malestar en el entorno de la expresidenta. Especialmente por sus alusiones a la situación en Venezuela y al gobierno de Nicolás Maduro: "Negar lo que ocurre es ser cómplices. Lo que debe quedar claro es que en Venezuela hay una dictadura". Fernández adujo interesarse por la salud de la esposa de Massa para visitarlo en la clínica. Sin querer, sembró confusión sobre quién cumple internación.
Kicillof atizó el conflicto. Con algo de malicia, confió que él la consulta a Cristina. La expresidenta le habría sugerido a María Fernanda Raverta como ministra de Desarrollo Social si pierde las elecciones en Mar del Plata contra Guillermo Montenegro. Desde el kirchnerismo detectaron un auxilio extraordinario de Víctor Santa María a Gustavo Pulti.
Como intendente de Mar del Plata, Pulti fue aliado de Daniel Scioli. Invitado por Alberto, el exgobernador estuvo en la primera fila del paraninfo. El titular del Suterh trabaja en construir una corriente bonaerense para el candidato presidencial, que no asistirá al coloquio de IDEA, lo que aleja la posibilidad de un acto en Mar del Plata con Raverta, miembro de La Cámpora. Mar del Plata es la ciudad más importante de la quinta sección: reúne 600.000 electores. Aunque fue ministro de Macri en la ciudad, Montenegro reporta a Vidal.
La falta de recursos hace que Kicillof no tenga expectativas en el área que ocuparía Raverta. Si es elegido, delegaría esas acciones en el gobierno nacional para priorizar el pago de salarios y de deudas. Es lo que coloca en el terreno de la asistencia social la disputa entre La Cámpora y Alberto. El candidato ya no está tan convencido de que Daniel Arroyo sea el futuro ministro de Desarrollo Social.
Tampoco podrá serlo Fernando "Chino" Navarro. Al líder del Movimiento Evita lo vetó Cristina. ¿El papel de la Iglesia en el combate contra la pobreza incidirá en esa designación? Arroyo tiene relación con los obispos. Uno es el de Quilmes y titular de Cáritas, Carlos Tissera, envuelto en una controversia por asistir al lanzamiento del plan contra el hambre del Frente de Todos.
Fue lo que opacó la presencia del padre Pepe Di Paola en la Facultad de Veterinaria. De diálogo directo con el papa Francisco, Di Paola cumple actividad sacerdotal en la villa La Cárcova, del municipio de General San Martín. Su intendente, Gabriel Katopodis, es la alternativa de Alberto para esa cartera. ¿Influirá Di Paola en esa decisión?
Al igual que Fernández, es seguro que el Presidente no asista al cierre del coloquio de IDEA, en la víspera de la concentración del 19. Sus colaboradores no descartan ser sorprendidos por alguna audacia imprevista. Más próxima a la de Barrancas de Belgrano que a la de Tucumán. Con eso presiona el ala peronista de la alianza, entusiasmada con la inclusión de la palabra patria en el discurso de la primera marcha. Le piden ahora utilizar el término pueblo.
Insisten en que otra alusión a una dimensión mítica es imprescindible. Está a la altura de la proeza que se espera de Macri. Un beso sublevado a la propia experiencia. La única forma capaz de convocar al subsuelo de la patria.