¿Estamos listos para el boom de las billeteras virtuales?
Las billeteras virtuales son aplicaciones móviles que permiten realizar actividades financieras, como pagos de servicios y facturas o cobros, sin la necesidad de salir de nuestras casas o de contar con una cuenta bancaria. En nuestro país, no toda la población se encuentra bancarizada, por lo que el uso de estas aplicaciones es un dato a tener en cuenta.
Con la llegada de la pandemia de Covid-19, fue necesario evitar ciertos contactos y eso nos obligó a estar más resguardados. Un punto que se relaciona con esto es el manejo del dinero físico, que llevó a un vuelco a favor de su versión electrónica. Otro factor vital es la posibilidad de digitalizar procesos que, antes del encierro, se hacían de forma presencial. Entonces, podemos decir que la pandemia jugó a favor del fenómeno de las billeteras virtuales por dos factores: la necesidad de evitar contacto físico y de digitalizar transacciones por la cuarentena.
A nivel latinoamericano, la Argentina es el país que más las usa. Y los motivos son varios. Hay cambios en la industria nacional que ya venían sucediendo, pero que con la pandemia, tuvieron oportunidad de escalar vertiginosamente y el uso de estas billeteras es el ejemplo máximo. Fuera de nuestras fronteras el dinero electrónico encuentra un lugar para ocupar gracias a que las tradicionales formas de pago están quedando obsoletas. No obstante, las fintech se complementan con la banca tradicional: el banco como institución sigue funcionando de manera física y ofreciendo productos solicitados por el público como tarjetas de crédito y cajas de ahorro, además de contar con canales paralelos que refuerzan su predominio (atención telefónica y por redes sociales).
Por otro lado, el carácter especial de estas billeteras digitales se centra en que ahorran tiempo y liquidan instancias que, en la medida que uno se acerca a un banco, se vuelven más complejas (tramitar una apertura de cuenta, una cancelación de tarjeta, entre otras). Si hay algún “protagonismo perdido” por parte de los bancos, va en sentido de calidad en las transacciones digitales y restricciones que no favorezcan la inclusión.
Entre las ventajas de este tipo de instrumentos sobresale el permitir un desenlace financiero a quienes no están registrados a nivel bancario. Aseguran accesibilidad y rapidez mediante la multiplicidad de acciones que se pueden hacer desde un mismo dispositivo. También Ahorran tiempo de espera y, como se pueden usar desde el celular, los movimientos son también más ágiles y accesibles. Hoy con ellas podemos recibir o enviar dinero, abonar servicios, comprar con código QR y cargar la tarjeta SUBE sin movernos del sillón de casa.
Pero no todo lo que brilla es oro. Entre las desventajas se puede señalar que las transferencias pueden tomar un tiempo y no siempre existen canales de atención eficientes por cualquier problema. Otro punto en contra es el de la seguridad en las transacciones, un factor clave y más que necesario para todo lo que es actividad digital hoy en día, punto de mejora en el que las compañías están poniendo foco: no todas las billeteras han invertido en ciberseguridad y últimamente surgió una ola de estafas, sin embargo, los bancos tienen estructuras que lo encaran y las fintech están en proceso.
Cada billetera tiene sus políticas propias y no todas ofrecen las mismas funcionalidades. En ese sentido, no sorprendería que de acá a mediano plazo se permita la extensión de servicios dentro de estas apps. Podemos ver a Mercado Pago, por ejemplo, como una billetera que ya comenzó a ofrecer múltiples usos, como créditos e inversiones muy básicas. Un caso interesante a esto es la billetera Moni, con operaciones en nuestro país y Colombia, que ofrece este tipo de opción a devolver en cuotas y debitando el monto de la cuenta asociada. En un muy corto tiempo veremos criptomonedas y quizás podemos pensar en que sean las billeteras virtuales las precursoras a las finanzas descentralizadas (DeFis).
El ritmo tan vertiginoso que adquirieron las fintech en el último año y medio nos demuestra la agilidad con la que la tecnología escala. El sistema financiero argentino y regional necesita una inyección tanto en los modelos de negocio como en los sistemas internos que lo soportan. A medida que estos vayan mejorando -ya sea por deseo propio o por que vengan nuevos jugadores en el mercado- eso va a habilitar nuevas y mejores experiencias de cara al individuo y a las empresas. Este último es un segmento que deja mucho dinero y no está siendo explorado por las billeteras.
Docente de la Licenciatura en Gestión de Negocios del ITBA