Espejos de la identidad
Sobre Azar, de J. M G. Le Clézio
Escritos con casi quince años de diferencia, la novela Azar (1999) y el relato “Angoli Mala" (1985), del francés J. M G. Le Clézio, despliegan variaciones sobre un mosaico de motivos comunes: la fuga hacia la naturaleza profunda (el océano, la selva), la búsqueda de figuras paternas que sustituyan una pérdida o un abandono original, el tortuoso nacimiento de la propia identidad. Indagado con implacable asedio narrativo en ambos relatos, el tema del viaje, con su inevitable costado aventurero, es el que permite la contradictoria y liberadora experiencia de alejarse de la “civilización” –el contacto con la sociedad, la civilidad, aun la ley– para armar nuevos y precarios vínculos ya sea a bordo de un barco sin rumbo fijo, el “Azzar”, o en la selva del Tapón de Darién, en la frontera entre Panamá y Colombia, en el caso de “Angoli Mala”.
La topografía de ambos relatos, sobre todo de Azar –que abarca tanto la Costa Azul francesa, como ciudades y pueblos de África y de Centro América– remite a los múltiples lugares de residencia que tuvo Le Clézio, así como las ciudades mexicanas que figuran al pie de ambos relatos, Albuquerque y Jacona. El motivo de la ausencia del padre tiene, asimismo, cierta correspondencia personal: el padre del autor ejerció como médico en países africanos durante la Segunda Guerra Mundial, mientras él, con su madre, residía en Niza. Con todo, no se trata de relatos autobiográficos, sino de expansiones imaginarias de un sentimiento de orfandad y de búsqueda de identidad que el autor parece conocer en detalle y que ha trabajado en otras novelas.
En Azar, de hecho, también se representa el otro lado de esa búsqueda de una figura paterna: el errante y autodestructivo Juan Moguer, un cineasta misántropo cercano a los sesenta años y capitán del “Azzar”, encuentra en la joven Nasima, inesperada polizonte de su barco, una segunda oportunidad para ensayar algo parecido al amor paternal. El catalán Moguer experimenta una perturbadora dualidad hacia Nasima: por momentos, la ve como su hija, Sarita, a la que abandonó por su barco y por su vida solitaria en el océano, apenas interrumpida por la filmación de algunas dudosas películas, cuyos títulos aluden a sus epifanías viajeras (Ciclón, La isla inalcanzable, Edén). Pero en otros momentos, siente atracción sexual hacia la joven y, por culpa de ello, todo se arruinará, tal como adelanta el narrador omnisciente de la historia (“todo hubiera podido cambiar. Si sólo hubiera sabido, si hubiese podido comprender”).
Moguer, el capitán sin patria ni padre, no logra entregarse a un vínculo de amor paternal; la joven, en cambio, si bien con similar ambigüedad, insiste en hacer del por momentos revulsivo personaje, el hombre que le dé un apellido (“¡Soy Nasima Moguer!” grita hacia el final) y que le haga sentir tanta protección como posibilidad de aventura. Como el padre de Nasima, el marinero antillano Kegar, la había abandonado para volver a altamar, ella decide embarcarse como polizonte en el “Azzar” para reconstruir su historia desde el punto en que quedó trunca. La novela juega, sin exactas simetrías, a insinuar el contraluz entre la figura original y la sustituta.
Lejos de una perspectiva sentimental, y ajeno a insinuaciones psicoanalíticas, Le Clézio privilegia la dimensión existencial, subjetiva, de la búsqueda de esas filiaciones exógenas de padre y de hija. El viaje es aquí literal y a la vez metafórico, porque se viaja también hacia un rol filial de ensueño, que compense la maciza soledad de los personajes. No casualmente, la mayor conexión entre Nasima y Moguer se da lejos de la sociedad occidental, cuando se consustancian con la enormidad de la naturaleza y se transforman en “animales anfibios, prestos a desaparecer en el mar”. En esa misma línea, Bravito, joven indio de la tribu los waunanas y protagonista de “Angoli Mala”, deja al norteamericano que lo crió y regresa a la selva, aunque buscando desasirse de la sumisión a los suyos.
Premio Nobel de Literatura en 2008, autor de más de cuarenta títulos entre novelas, cuentos y ensayos, Le Clézio presenta en Azar dos novelas de iniciación espejadas, dos formas posibles del desamparo y la búsqueda de identidad.
AZAR
Por J.M.G. Le Clézio
Adriana Hidalgo
Trad.: M. García
304 páginas
$ 340