Esas “niñas caprichosas” que cambiaron el fútbol femenino para siempre
“Niñas caprichosas”. Así calificaron los medios y los dirigentes de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) a las 15 jugadoras que, en 2022, renunciaron a la Selección en protesta contra condiciones inadecuadas y un entorno tóxico. Un año después, esas mismas jugadoras llevaron al fútbol español a lo más alto, conquistando la Copa del Mundo. Sin embargo, ese logro histórico se vio eclipsado por un gesto que sacudió al deporte y a la sociedad: el beso no consentido de Luis Rubiales a Jenni Hermoso.
El escándalo expuso ante los ojos del mundo a una industria que había normalizado el maltrato, la desigualdad y el silencio hacia las mujeres. Esta vez, los medios no volvieron a hablar de “niñas caprichosas”. La indignación fue global y ensordecedora. El hashtag #SeAcabó se convirtió en bandera de una lucha que trascendió el fútbol, impulsando la dimisión de Rubiales y una reestructuración de la RFEF que marcó un antes y un después.
En esta historia se inspira el nuevo documental de Netflix Se Acabó, Diario de unas Campeonas, un homenaje no solo a las futbolistas que desafiaron al sistema, sino también a la sororidad que las rodeó. Es, además, un recordatorio del sesgo mediático que enfrentaron: como advierte la investigadora Cynthia Carter en su libro News, Gender, and Power, el deporte femenino suele sufrir coberturas que trivializan sus demandas y perpetúan estereotipos. En 2022, los titulares no hablaban de condiciones laborales ni profesionalismo, sino que ridiculizaban el reclamo tratándolas de “rebeldes” que ponían en jaque a la selección. Sin embargo, esas voces plantaron una semilla que, aunque tardó, germinó.
El Mundial de 2023 fue mucho más que fútbol. Mientras Rubiales declaraba desafiante –”No voy a dimitir”–, jugadoras, aficionadas y figuras internacionales se unieron en un acto de solidaridad sin precedentes. La crisis en la RFEF mostró su peor cara: negaciones, discursos incendiarios y la defensa de lo indefendible. Pero el poder había cambiado de manos: ya no estaba en las oficinas, sino en el campo, en las redes y en las calles, donde miles coreaban: “Se acabó.”
Este momento de valentía no solo transformó la percepción del fútbol femenino, sino que abrió una nueva era de oportunidades económicas. El Mundial 2023 demostró su potencial como negocio, atrayendo a más de 2.000 millones de espectadores y generando ingresos récord. Las marcas y las federaciones han respondido: la UEFA anunció una inversión de 1.000 millones de euros para desarrollar el fútbol femenino, y las ligas nacionales ya registran estadios llenos y acuerdos históricos con patrocinadores.
Iniciativas como WINN Sports, dedicada a aumentar la visibilidad de las mujeres atletas y los deportes femeninos, están liderando el camino en esta transformación, desarrollando estrategias que conectan el deporte con la equidad y la innovación. Su enfoque, que combina la visibilización de las atletas con la profesionalización de sus entornos, es clave para asegurar que este crecimiento sea sostenible y escalable.
Estas “niñas caprichosas” demostraron que desafiar al sistema no solo genera justicia, sino también valor. Ahora, el desafío es convertir este momento en un cambio duradero, porque el fútbol femenino no solo inspira: es uno de los negocios más prometedores del futuro.
Presidenta de WINN (Women in the News Network)