¿Es un pájaro? ¿Es un avión? ¡No, es Milei!
De “¿Es un pájaro? ¿Es un avión? ¡No, es Superman!”, a “¿Es un genio? ¿Es un loco? ¡No, es Milei!”. Así estamos los argentinos: todavía intentando desentrañar a nuestro Presi. Y podríamos seguir con las preguntas: ¿es un estadista, un profeta, un marciano, un kamikaze, un hombre de las tinieblas? Como que su fulgurante aparición –de la inexistencia a la presidencia– nos tiene desconcertados. Él viaja y viaja (en kilómetros, ya dio seis vueltas al mundo), y en todos lados pasa lo mismo: se sorprenden, les divierte, a algunos los maravilla y otros no saben si habla en serio. Welcome! Intentaré acá develar la gran incógnita: si es un pájaro o un avión.
Esta semana habló en la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York, y no lo escucharon 40 empleados del organismo haciéndose pasar por público, como suele ocurrir cuando le toca el turno al presidente de un país marginal, sino 60. El tipo atrae, de eso no hay duda. Al promediar el discurso quedaban cinco. Obvio: le dedicó severísimas parrafadas a la ONU, a la que calificó de socialista, perversa, inservible y casta (lo de casta lo agregué yo, pero la ONU se lo merece). Fustigó también el Pacto del Futuro, un programa de desarrollo que acababa de ser aprobado por amplio consenso. Javi, siempre disruptivo, se alineó así con Rusia, Nicaragua, Irán, Siria y Corea del Norte, unas monaditas, y se desalineó del Occidente democrático; ni Cristina se hubiese animado a tanto. A cambio propuso una Agenda de la Libertad; es decir, quiere exportar –ahora que se cae el precio de la soja– su plan anarcocapitalista. Dramático: se rajaron los últimos cinco empleados de la ONU.
El Presi sí cosechó grandes aplausos en la Bolsa de Nueva York. No dijo nada importante o novedoso y tampoco dio precisiones sobre el rumbo económico, que era lo que esperaban los operadores. Pero al terminar, para el célebre toque de campana que marca el comienzo de la rueda puso cara de loco, de muy loco, y fue allí cuando surgió la ovación. Si no hay pan, que no falte el circo. Se reunió con Elon Musk, su magnate de cabecera, único empresario al que le dispensó unos minutos. Creo que este año ya se juntaron cuatro o cinco veces; o Elon se está por comprar media Argentina, o Javi tiene asegurado un puestito en Tesla.
Nuestro corresponsal, Rafael Mathus Ruiz, contó que en la Bolsa parloteó 40 minutos, pero se negó a responder preguntas; al Consejo de las Américas, cita obligada para los presidentes de la región, se negó a ir, y también se negó a dar entrevistas. ¡Ese es mi pollo! Un distinto. ¿Balance del paso por Manhattan? Extraordinario: Santiago Oría, el cineasta que lo acompaña a sol y sombra, grabó material para 1500 posteos.
Alberto se gestionaba sus propios videos y, convengamos, le salían entretenidos.
Al volver del viaje, lo primero que hizo fue correrse a Córdoba, otra vez víctima de feroces incendios. Bien: mostró compasión y reflejos. Lástima eso de echarles la culpa a perversos militantes kirchneristas, versión rápidamente desmentida por el gobierno cordobés. Y lástima que se calzó una campera de combate, cuando solo recorrió la zona en helicóptero. Nadie le avisó que las llamas no eran tan altas.
¿Estamos ante un genio? Desde que asumió y mandó a Patricia Bullrich a encarar el drama de la violencia narco en Rosario, las muertes cayeron un 65%; en agosto hubo dos, contra 24 de agosto del año pasado. ¿O ante un desalmado? La recesión causa estragos, no solo en las encuestas: según el Indec, en el primer semestre la pobreza alcanzó al 53% de la población, la cifra más alta en 20 años. Por Dios, no es una cifra: es una tragedia; pasamos de “no hay plata” a “no hay comida”. Estadista: a partir de la Ley Bases, la revolución energética está en marcha, Vaca Muerta es un estallido de producción y por primera vez en 19 años dejamos de importar gas de Bolivia, un ahorro anual de 900 millones de dólares. Mago: logró lo que parecía imposible, flexibilizar el mercado laboral y sacarles poder a los sindicatos, cuya mayor reacción fue ir a lamentarse con el Papa, es decir, a llorar a la iglesia. Dicho sea de paso, Francisco fue más duro con Milei que con todos los presidentes anteriores juntos; tiene razón: cómo va a enterarse por los diarios de que están llegando las Fuerzas del Cielo. Iluminado: el RIGI promete tantas inversiones que hasta Kichi, un marxistón que ve un empresario y sale corriendo, se lo intenta copiar en la provincia de Buenos Aires; un RIGI con las narices tapadas y golpeándose el pecho, porque el destino se empeña es hacerles la vida imposible a los hijos de Cristina. Profeta: anunció la dolarización, el cierre del Banco Central y el levantamiento del cepo, medidas ya en vigencia y que el periodismo ensobrado y empautado se niega a publicar.
¿Pájaro? ¿Avión? A pura complicidad con Su Giménez en el mítico balcón: es Gardel.ß