Es hora de cuidar nuestra casa, el planeta
El calentamiento global era considerado hace algunos años como un hecho propio de un futuro muy distante, pero la aceleración de los desastres ambientales en los últimos años nos indican que ya es un problema grave de hoy. Los humanos somos los responsables ya que, desde la Revolución Industrial, la actividad humana viene acumulando enormes cantidades de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero en nuestra atmósfera, debido al creciente consumo de combustibles fósiles y a la deforestación.
El CO2 acumulado en la atmósfera hoy es mayor que en cualquier momento de los últimos 800.000 años, y las emisiones acumuladas de CO2 siguen aumentando. Cada vez hay más gases contaminantes que rodean la Tierra. La barrera crítica que no debería ser cruzada se estima en 450 ppm (partes por millón), y al ritmo actual se llegaría a cruzarla en apenas 12 años. Este es un hecho preocupante que no recibe la atención debida.
Las evidencias nos vienen alertando, cada vez con mayor gravedad, de los múltiples impactos negativos del cambio climático, como el aumento de la temperatura de los océanos y de la tierra, la aceleración de la subida del nivel del mar y el derretimiento de los hielos, la salud de las personas, las migraciones y desplazamientos, la seguridad alimentaria y los ecosistemas terrestres y marinos. Las evidencias nos dicen que, como las concentraciones de gases de efecto invernadero no dejan de aumentar, el calentamiento y los daños seguirán en alza.
El año 2019 terminó con una temperatura mundial 1,1C* por encima de los niveles preindustriales, agravando el creciente calentamiento global del planeta. Por eso, no debe sorprender que António Guterres, secretario general de la ONU, informe que estamos lejos de cumplir los objetivos del Acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura a 1,5 o 2 C". El quinquenio 2015-2019 comprende los años más cálidos de los que se tiene constancia, y el decenio 2010 a 2019 ha sido el más cálido jamás registrado. A partir de los años 80, cada nuevo decenio ha sido más cálido que los anteriores desde 1850. El mes de enero de este año es el más cálido del que se tienen datos.
Los daños ambientales crecen año a año. Mencionemos los devastadores incendios de Australia que provocaron un pico en las concentraciones de CO2. Los récords de temperatura en la Antártida estuvieron acompañados de episodios de disminución del hielo y fractura de un glaciar, hechos que incidirán en la subida del nivel del mar. Las alteraciones en la distribución de las precipitaciones a escala mundial han tenido repercusiones en muchos países. El nivel del mar sube a un ritmo cada vez mayor, debido a la expansión térmica del agua marina, así como también debido a la disminución de los mayores glaciares, como los de Groenlandia y la Antártida. Esto amenaza gravemente las zonas costeras y las islas con mayor riesgo de inundaciones y puede provocar que sus zonas bajas queden sumergidas por las aguas. En 2019, el nivel medio del mar a escala mundial alcanzó el valor más elevado del que se tienen datos.
La sequía afectó a muchas partes de Asia y Australia, debido al año más seco del que se tiene constancia. A finales de junio y de julio se produjeron grandes olas de calor en Europa, en Francia, Alemania, Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, Reino Unido y las naciones nórdicas, que tuvieron las temperaturas más elevadas desde que se tienen registros. Los incendios forestales fueron muy importantes en regiones situadas en latitudes altas, como Siberia (Rusia) y Alaska (Estados Unidos), y se registraron fuegos en algunas partes del Ártico donde antes las llamas eran infrecuentes. La intensa sequía que azotó Indonesia y los países vecinos provocó la temporada de incendios más devastadora desde 2015. En América del Sur se registró el número total de incendios más elevado desde 2010. En ese sentido cabe destacar a Bolivia y Venezuela, dos de los países cuyas temporadas de incendios fueron particularmente graves. En Australia, la temporada de incendios fue larga e inclemente en la última parte de 2019, y se sucedieron grandes focos de incendios hasta entrado enero de este año.
La salud de las personas y los sistemas sanitarios están afrontando peores condiciones debido al calor extremo. En 2019, las altas temperaturas que se registraron en Australia, la India, el Japón y Europa batieron todos los récords y afectaron negativamente a la salud y el bienestar de la población. Los cambios en las condiciones climáticas facilitan la transmisión del virus del dengue a través de mosquitos con el consiguiente incremento del riesgo de contraer la enfermedad. La incidencia mundial del dengue se ha multiplicado drásticamente en los últimos decenios, y el riesgo de infección afecta a aproximadamente la mitad de la población mundial. En 2019 se produjo un gran aumento en la cantidad de casos de dengue en todo el mundo., particularmente en nuestro país y Paraguay.
Estos fenómenos meteorológicos extremos figuran entre los factores más importantes que han propiciado el aumento del hambre en el mundo y son una de las causas principales de graves crisis alimentarias. La seguridad alimentaria se deterioró en países africanos a causa de los fenómenos climáticos extremos, los desplazamientos, las situaciones de conflicto y la violencia. A fines de 2019 se estimó que aproximadamente 22,2 millones de personas (6,7 millones en Etiopía, 3,1 millones en Kenya, 2,1 millones en Somalia, 4,5 millones en Sudán del Sur y 5,8 millones en el Sudán) padecieron de un elevado nivel de inseguridad alimentaria,
Las emisiones contaminantes vienen creciendo en las últimas décadas, por eso las actuales emisiones anuales ya son un 140 por ciento mayores a las registradas en 1970. Es notable observar que apenas 6 jurisdicciones hoy representan nada menos que 67 por ciento de las emisiones anuales totales, a saber: China (28), USA (14), UE (10), India (6), Rusia (5), Japón (4). O sea que las 190 naciones restantes representan apenas la tercera parte de las emisiones anuales. La clave de un acuerdo internacional que sea efectivo exige necesariamente el consenso de estos seis participantes.
En suma, el calentamiento global ya afecta a toda la humanidad. Esto significa que nosotros no podemos ser simples observadores, sino que también debemos ser parte de la solución. La humanidad está llamada a tomar conciencia de la urgente necesidad de realizar profundos cambios en el consumo energético. Ya no queda tiempo para perder. La buena noticia es que tecnológicamente es posible un nuevo modelo de generación y consumo energético, que acompañe al crecimiento económico pero no dañe nuestra casa común.
Como enseña el papa Francisco, "el clima es un bien común, de todos y para todos".
El autor es miembro de la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente