Entre focos de tensión y zonas de oportunidades
A casi dos meses del hecho más relevante en política exterior del gobierno de Macri, que es la Cumbre del G-20, cabe analizar cómo enfrenta la Argentina el escenario global al comenzar 2019.
Tiene una situación financiera compleja, pero recibió un respaldo importante de las grandes potencias. Pero este aval tiene un efecto relativo y no absoluto. Es más, se dio una paradoja: el riesgo país -la variable más relevante para asomarse al futuro de la Argentina durante este año- subió más de 100 puntos en diciembre, el mes siguiente a esta Cumbre. Por el contrario, en el segundo mes que es enero, bajó otro tanto.
El aval será importante en un año en el que la Argentina enfrentará tres revisiones del FMI antes de la elección presidencial. Pero es claro que no es la única variable de la cual depende la situación financiera del país.
En la perspectiva global, el conflicto comercial, geopolítico, tecnológico y espacial entre Estados Unidos y China es prioritario.
Se trata de una pugna que no tendrá solución y que alternará entre aumento de la tensión y treguas transitorias. Ello no contribuirá a la estabilidad global, de la cual la Argentina en principio se beneficia.
Nuestra política exterior debe seguir con atención esta situación, dado que tiene una alta dependencia de EE. UU. en materia de apoyo financiero -la Administración Trump ha sido y seguirá siendo clave en el ámbito del FMI-, y una fuerte relación con China en materia comercial, inversiones en infraestructura y porque casi el 40% de las reservas argentinas ya están en yuanes.
Europa enfrenta un año difícil. En lo inmediato debe encauzar el conflicto del Brexit, rechazado en su versión moderada por los legisladores británicos. Las elecciones del Parlamento Europeo que se realizan a fines de mayo pondrán en evidencia cuánto ha crecido o no la ultraderecha nacionalista. Las tensiones con Rusia se desarrollarán con la alianza transatlántica en dificultades y la cohesión continental debilitada. No parece que Europa esté en condiciones de hacer contribuciones efectivas a la estabilidad global.
Ello no impide que la Argentina intente avanzar en el acuerdo comercial con la UE -que lleva dos décadas de demorada negociación-, algo en lo que influirá si hay cambios o no en el Mercosur con el gobierno brasileño que acaba de asumir, presidido por Jair Bolsonaro.
Por ello es importante la Cumbre Macri-Bolsonaro que ha tenido lugar el 16 de enero en Brasilia.
Se trata de una relación clave para la estabilidad regional, en momentos que se agudiza la crisis venezolana y el nuevo gobierno mexicano, presidido por Andrés López Obrador, reconoce el nuevo mandato de Maduro, al que la mayoría de los gobiernos de la región desconocen.
Para este año, la India pasará a ser la quinta economía del mundo. Tres de las cinco más grandes serán de Asia (China, Japón e India).
En este marco, es relevante y oportuna la visita que el Presidente Mauricio Macri realiza a dicho país asiático en febrero, dada las amplias posibilidades que presenta esta relación bilateral.
Pero también es relevante el que realiza a Vietnam en el mismo viaje. Es una de las economías medianas exitosas de Asia. Además, en los últimos años, este país ha llegado a ser nuestro cuarto y quinto comprador mundial.
Dar mayor importancia a la relación con países emergentes de Asia y África es otra prioridad que debe asumir la política exterior argentina en el año que se inicia.
Pero se debe reconocer un problema creciente: las exportaciones argentinas se van "primerizando", es decir, que cada vez es mayor el porcentaje de materias primas no elaboradas. Es un problema que está afectando a toda la región.
La Argentina no solo debe fomentar las cadenas de valor que permitan exportar la materia prima elaborada, sino que debe asumir la necesidad de impulsar la exportación del "conocimiento".
Se trata de los servicios de las nuevas tecnologías y la capacidad que tiene el país en el ámbito de altas tecnologías, dado que tiene los mayores desarrollos en el campo nuclear y satelital de América Latina.
En conclusión, si bien la política exterior argentina debe seguir con atención lo que sucede entre Washington y Beijing, debe al mismo tiempo dar prioridad a la relación con las potencias emergentes, Brasil en la región e India en Asia; las economías medianas deben tener más prioridad y el proyecto de vínculo con el mundo, dos ejes: las materias primas por un lado y la ciencia y la tecnología por el otro.