Reseña: Prosas de dormida, de Carmen Iriondo
Prosas de dormida reúne un conjunto de ensayos escritos por la psicoanalista y poeta Carmen Iriondo, publicados por primera vez en 2005. Con una preciosista prosa poética, semejan fragmentos o retazos de una conversión ya iniciada, la que sigue a la lectura y el cavilar sobre algunos temas, como si fuera entramando en voz alta significados asociados en falsa errancia: las relaciones entre ideas proponen nuevos sentidos, los clausuran, los vuelven extraños, los iluminan.
Estos breves ensayos emergen desde la noche, desde el sueño: "Por la noche se duerme. Se pierde lo mejor de la vida, pero se duerme". Se duerme para olvidar, para que el sueño permita recuperar recuerdos o inspire nuevas páginas. Y también se olvida para poder dormir. A través de una cantidad de citas, decenas de poetas –Ovidio, Robert Graves, Matsuo Basho, Alberto Girri, Jorge Luis Borges entre tantos otros– se inscriben en los hilos que sutilmente enhebran ideas insistentes acerca de la noche, la muerte, la cruz de la existencia, los suicidas –Virginia Woolf, Plath, John Berryman, Anne Sexton, Alfonsina Storni–, el cuerpo, el goce, la imagen. "La evidencia de la narración onírica –se lee– es umbral de lo que no se va a poder olvidar: el sonido apagado de los gritos profundos". La poesía que no miente, sino que vela, vela el lenguaje hablado, tiene una tarea: "Tendremos que despertar a nuestro destino, esta vez con poesía".
Indiferentes al saber, en estos textos no alcanza con lo dicho. Allí se encuentra su efecto más tenaz: reponer un sentido sin revelar, dejando que lo velado –la poesía–, hable.
Prosas de dormida
Carmen Iriondo
Huesos de Jibia
78 páginas$ 380