Enemigos
Hace algún tiempo, cuando comenzaba a recuperarse de su tetraplejía, el diputado socialista Jorge Rivas aceptó un reportaje con Ernesto Tenembaum. El periodista dejó para el final un interrogante que daría pie a una de las definiciones políticas más provocativas e inspiradoras que se hayan escuchado últimamente. Lo que Tenembaum preguntó fue: "¿Qué es lo que más lo entusiasma de Néstor Kirchner?". Y lo que Rivas respondió fue: "Los enemigos".
- Yo mismo –dice Ferretti con su manía autorreferencial- intento descubrir desde 1967 qué me une a Racing y la única conclusión a la que llego es que tiene que ser el odio por Independiente.
Suena a paradoja, pero después del 54 por ciento, con mayoría en las cámaras y la oposición escondida debajo de sus bancas, a Cristina le ha costado más conducir el barco. ¿Y sabe por qué, Ferretti?
- Aunque prosaica, si me perdona, la comparación es atinada. Se hace tan difícil a veces justificar desapasionadamente el amor por los colores.
- ¿Qué puede haber de menos confortable en este momento, para retornar al tema del que Usted indudablemente quiere hablar, que estar situado en el ancho espacio kirchnerista?
- Créame, Ferretti, que no es muy cómodo compartir la plaza con la militancia acrítica, los trencitos chocadores o los Harley's Boys.
- Habrá que aprender de los gorilas. O, al menos, de esa práctica ideológica que consiste en definirse menos por aquello a lo que adhieren que por aquello que aborrecen.
- A veces, Ferretti, imagino al peronismo como una gran orgía.
- Explíquese, que esto se pone interesante.
Se la dejé picando, Feretti. Pero póngale la firma que cuando tomó la decisión de rechazar los subtes, el gurú ecuatoriano estaba en la peluquería
- El camino de llegada es una gran bacanal a oscuras; nos queremos, nos entregamos, nos poseemos, sin diferencias ni temores. Es sólo que al llegar se encienden las luces y entonces descubrimos que hemos estado abrazando a una oveja o acariciando a una vaca.
- Nunca participé de una orgía, pero me animo a coincidir en que, al menos en política, el odio es más poderoso que el amor, más perdurable, más visceral. ¿Recuerda la crisis del campo? Es más fácil reunir voluntades en contra de algo que a favor de su opuesto.
- Suena a paradoja, pero después del 54 por ciento, con mayoría en las cámaras y la oposición escondida debajo de sus bancas, a Cristina le ha costado más conducir el barco. ¿Y sabe por qué, Ferretti?
- Lo imagino: por falta de enemigos.
- Así eran las cosas. Hasta que el destino, la impericia y un poco de suerte hicieron llover cual maná del cielo los dos mejores enemigos posibles.
- ¿Primero?
- Primero Videla, el asesino de las neuronas enmohecidas, que no tuvo mejor idea que alentar la unión de los opositores para -democráticamente, eso sí- acabar de una vez por todas con la lacra del kirchnerismo, fuente inagotable de nuestros males.
- Sé de algunos oficialistas críticos que ese día comenzaron a mirar con resignada indulgencia a Jaime y a Schoklender.
- Y yo, Ferretti, de algunos opositores que están planeando una peregrinación a Luján para pedir que el general calle para siempre.
- ¿Y el otro?
- El bueno de Mauri, que se lanzó como Superman contra una montaña de kriptonita. Es verdad que la retórica de la confrontación oscurece su discurso…
- Peor sería que le entendieran
- Se la dejé picando, Feretti. Pero póngale la firma que cuando tomó la decisión de rechazar los subtes, el gurú ecuatoriano estaba en la peluquería.
- Con enemigos así, quién necesita de amigos.
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