En última instancia, el fin de la justicia
La semana pasada asistimos a una muestra más de la ambición hegemónica del kirchnerismo. El Senado nacional terminó aprobando un proyecto que impuso el gobierno que no es otra cosa que un plan destinado a obtener la impunidad de Cristina Kirchner y sus cómplices.
Y lo hizo apelando al desorden, ya que a último momento el Frente de Todos destrozó todas las buenas costumbres parlamentarias al modificar en el recinto el dictamen que se debatió durante semanas. Un papelón y una falta de respeto. Viejas costumbres del kirchnerismo.
Intentarán hacernos creer que ante el "arrepentimiento de Oscar Parrilli", y su pedido de cambiar la cláusula contra los medios que el proyecto es otro. Cuidado. El proyecto sigue siendo inaceptable e innegociable. Es un engendro legislativo que pretende acorralar judicialmente a las figuras políticas destacadas, que cumplieron funciones en el gobierno anterior, a fin de descabezar a la oposición.
Ahora, el tratamiento de la media sanción a la reforma judicial comenzará en Diputados. Desde Juntos por el Cambio ratificamos una vez más nuestro rechazo al proyecto. Una reforma judicial es mucho más que un interés particular del gobierno de turno, por eso desde nuestras bancas nos opondremos a este proyecto, que es de una enorme gravedad institucional. Mantenerse atentos y movilizados es clave.
El rechazo a la reforma tuvo su máxima expresión en las calles el 17 de agosto. Allí los argentinos le dijeron que no a la embestida política contra jueces y camaristas para desacreditarlos, no al intento de destituir al jefe de los fiscales, Eduardo Casal, no a la anulación de los traslados para cubrir vacantes dispuestas por el gobierno anterior y, no al plan para crear una nueva mayoría automática en la Corte Suprema de Justicia.
Escuchamos al Presidente decir que su proyecto de reforma judicial buscaba garantizar que la política no se entrometa con la justicia. Pero no hay mayor intromisión que la que hoy pretende hacer este gobierno con esta reforma. Querer invertir 6 mil millones de pesos, creando cientos de cargos, en un contexto sanitario donde las prioridades deberían hacer foco en atender la pandemia y sus consecuencias, en ayudar a las pymes, a los jubilados, al personal médico. ¿Entonces que buscan con estos cambios? Es simple: Impunidad.
Aumentar el número de juzgados federales no soluciona el problema de la justicia, sino que lo multiplica. Le quita poder a los jueces que ya llevan las causas de corrupción, para nombrar nuevos jueces afines con su línea política.
Y, ¿por qué ampliar la Corte Suprema?; porque allí terminarán todas las causas contra Cristina Kirchner, lo que obliga a incorporar nuevos integrantes que procedan de la cantera populista para que, en caso de ser necesario, reviertan todas las eventuales condenas.
Por eso, los diputados nacionales que aprueben este proyecto serán partícipes necesarios del fin de la República.
Como se ve, lo que se pretende sancionar, en última instancia es el fin de la Justicia y eso es crucial para cualquier democracia. Tenemos que impedirlo.
Diputado Nacional por Juntos por el Cambio