Emotivos "defensores del bien"
En un artículo que guardo siempre en mi memoria, Oscar Terán acuñó la idea del "pluralismo negativo" para conceptualizar un espacio de interlocución donde todos hablan, pero nadie se escucha. En el cual (ahora agrego yo) cada uno dice su discurso y el otro aguanta hasta que larga el suyo. Los intervinientes presentan datos y también mentiras, supuestos, inventos, fobias, prejuicios, etcétera. Nada de eso sirve para hacer síntesis, llegar a conclusiones o avanzar, aunque más no sea, un paso en el camino de la interlocución plural.
Hago referencia a lo que sucede en el campo de la educación, aunque creo que hay continuidades con lo que pasa en general en las múltiples esferas de intercambio de nuestra sociedad. Pero creo que en educación la situación es extrema. En parte porque es un tema con el que se puede invocar los valores morales, el bien de nuestros hijos; es propicio para recrear la nostalgia de lo que pudimos ser y no fuimos, para reivindicar la necesidad del sacrificio y el esfuerzo, etcétera.
Es entonces un mundo fértil para el cultivo de las posiciones épicas que se sostienen en las verdades inapelables que exigen luchar contra los traidores, vencer al enemigo y castigar a los herejes. Sin embargo, no hay que engañarse, este resucitar del heroísmo encubre una lucha de intereses individuales y corporativos. Las verdades se contabilizan en cargos, poder, privilegios y contratos.
Las luchas de desarrollan de un modo particular. Cuando un grupo de intereses se siente amenazado por alguna acción de la política, los posibles afectados construyen inmediatamente una versión catastrófica de lo que va a suceder, y con eso provocan el miedo de los posibles afectados y generan un clima de amenaza, de hermandad entre las víctimas, de comunidad de los que se defienden de la despiadada garra del ajuste que llevan adelante los ricos indiferentes. Se invaden las redes con versiones que hermanan a los interlocutores en el miedo y la victimización. Hay una fórmula que garantiza el éxito del operativo, los intereses dañados siempre son los de los pobres vulnerados (se explota al extremo la culpa por el 33% de pobres) y la interpelación es siempre emocional, de modo que no es posible anteponer datos, alegar conveniencia o racionalidad; lo que se juega solo se entiende con el corazón.
El mundo de la educación está lleno de defensores del bien que hacen imposible el diálogo en un tema tan crucial para nuestra sociedad. Están escondidos en las redes, protagonizan los encuentros académicos y los diálogos televisivos o radiales. Así se procesó la decisión de discontinuar el dictado de clases en 14 escuelas de adultos de la ciudad de Buenos Aires que mantienen un programa obsoleto. De aquí en más los adultos tendrán a su disposición mas de 100 ofertas donde cursar y obtener una titulación de mayor valor social; sin embargo, los supuestos intereses afectados -que no son los de los potenciales alumnos quienes, por el contrario, serán beneficiados- se encargaron de recrear el clima de amenaza y encontraron voceros en los medios que le agregaron algún ingrediente de impertinente ignorancia y de maltrato machista.
Investigadora de Flacso y miembro del Club Político Argentino