Emergentes: Mariela Scafati, la revelación de 2017
El Financial Times elogió una obra suya como "una de las más dramáticas" de Art Basel Miami, donde fue seleccionada para competir por el premio BMW
"Depende para qué diario sea”, responde más en serio que en broma Mariela Scafati cuando se le pide posar para una foto. La artista argentina accede sin embargo a que se registre este momento, segundos después de haber conquistado una de las cumbres más ríspidas del arte contemporáneo.
En el sector vip de Art Basel Miami, a los 44 años, acaba de ser seleccionada para competir por el BMW Art Journey, un premio que le permitiría viajar durante meses a cualquier lugar del mundo que ella elija. El jurado quedó impactado por su instalación Handcuff Secrets (Secretos de esposas), incluida en una lista de “imperdibles” por The Art Newspaper y calificada por el Financial Times como “una de las obras más dramáticas” de esta edición de la feria. Antes de que termine el día, el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires habrá anunciado la compra de otra de sus obras, que exhibirá desde marzo próximo en la muestra Latinoamérica: volver al futuro.
Justamente, el pasado y el germen de lo que vendrá se encuentran en el juego de pinturas amarillas que parecen cobrar vida, gracias a un complejo sistema de poleas, en el stand de la galería Isla Flotante. La propuesta presentada en la sección Positions, dedicada a artistas emergentes, se completa con una serie de remeras serigrafiadas, producto de su trabajo colectivo como activista queer. “Volviéndonos elusivas, para que ni siquiera puedan nombrarnos”, se lee en una de ellas, en inglés.
“¡Con unas sola t!”, exclama Scafati, casi en un grito, para evitar confusiones sobre la forma en que se suele escribir su apellido. Lo dice con la misma intensidad con la que define su visión del arte en la página web Bola de Nieve: “Una de las formas de acercarse a mi obra sería dejarse perder. El recorrido será siempre distinto; como también sugeriría que no me conozcan, que me sigan, que me critiquen, que crean que soy capaz de hacer cualquier cosa”.
Cualquier cosa sería, por ejemplo, aplicar la práctica erótica del bondage para inmovilizar objetos como si fueran cuerpos, como hizo hace dos años en la muestra Las cosas amantes. Las seductoras instalaciones que realizó entonces con ropa usada, muebles, sogas y telas, junto con Ariadna Pastorini en Isla Flotante, la convirtieron en chica de tapa de la primera revista de arteBA. Y la llevaron en febrero último hasta Madrid para integrar la selección de Argentina Plataforma ARCO, curada por Inés Katzenstein, candidata a ser la próxima curadora de arte latinoamericano del MoMA.
Cualquier cosa sería, también, montar una radio con varios colegas para transmitir en vivo desde La Rural, en la competencia por el premio arteBA-Petrobras 2012. La convocatoria de ese año proponía “instancias inéditas de colaboración entre tres o más artistas de distintas disciplinas para que, a través de la experimentación y el riesgo, lleven el trabajo creativo a un territorio antes impensado”. Imaginar “posibles modos de existencia” en los que se celebre “la amistad como forma de vida” fue uno de los objetivos del proyecto.
“Hablar de amor al interior de la rígida cultura política de los movimientos radicales o en el ambiente cool, también en el mundo del arte, resulta siempre incómodo.” Eso decía Scafati mientras se desabrochaba la camisa en el Instituto de Investigaciones Gino Germani el 26 de abril de 2013, como ya lo había hecho en el Museo Castagnino de Rosario. Su “perfozapping autobiográfico” continuaba con la acción de ponerse decenas de camisetas serigrafiadas, una tras otra, para crecer en volumen hasta llegar al límite de la inmovilidad.
“Me reconozco en las miradas que aceptan su propia transformación”, señala Scafati sobre sus referentes. Entre ellos, Pablo Suárez, Sergio De Loof, Tulio de Sagastizábal, Fernanda Laguna. En el mítico espacio fundado por Laguna y Cecilia Pavón, Belleza y Felicidad, realizó en el año 2000 su primera muestra individual. Allí se exhibieron varias otras hasta que en 2011 llegó otro hito en su carrera, Windows, en la galería Daniel Abate. Los afiches pintados a mano con los que cubrió entonces el espacio de Pasaje Bollini fueron comprados por el Malba el año pasado, luego de que integraran la sección Dixit de la 25a edición de arteBA.
Con leyendas escritas sobre papeles pintados, como “Streaming permanente”, “Agresivamente no violento” y “Los teléfonos empezaron a recibir mensajes de texto: encontrémonos en la calle”, Scafati llevó al museo la estética de las protestas universitarias y los códigos de comunicación de las redes sociales, transformados en poesía visual contemporánea.
Siempre menos es más en su obra, como demostró también al intervenir espejos en Fundación Proa, en 2009. Ese mismo año volvió a recurrir al papel afiche para realizar En busca del cuadro sin nombre, un mural de cinco metros de alto por doce de ancho construido como un collage, que presentó en 2009 en la Bienal del Mercosur. Curada por Victoria Noorthoorn y Camilo Yáñez, esa 7a edición tomó distancia de las obras espectaculares y se centró en el artista como actor social y productor de sentido crítico.
Hay mucho de ese compromiso en la obra de Sacafati, que acompañó las asambleas de principios de siglo en la Argentina con afiches realizados en el Taller Popular de Serigrafía, y desde 2010 integra el Equipo Belleza y Felicidad en una escuela secundaria de Villa Fiorito.
Moverse en los bordes es una experiencia natural para esta artista, nacida en 1973 en Olivos y formada en Bahía Blanca. Regresó a Buenos Aires en 1997, donde realizó un taller en La Cárcova con Tulio de Sagastizabal y Pablo Suárez. Ese mismo año comenzó la Beca Kuitca, una de las principales plataformas de legitimación para los artistas jóvenes en la Argentina.
“¿Usted tiene una duda sobre el arte, el artista, el sistema del arte, su obra? Estamos abiertas a su consulta, seguramente lo podamos ayudar y derivarlo a un especialista”, proponía en 2011 junto con Marina De Caro y Ana Gallardo desde el el Centro de Investigaciones Artísticas, en el espacio Consultorios a la Hora del Vermouth. Incluso diseñó la escenografía y los vestuarios de Las personas, biodrama dirigido por Vivi Tellas que subió a escena en 2014 a los empleados del Teatro San Martín.
Y ahora deberá definir cuál será el viaje de sus sueños. Le pregunto si ya sabe a dónde irá, en un mail que queda sin respuesta. Un mail con remitente de LA NACION.