Elecciones en EE.UU. ¿Dónde se detendrá el DeLorean?
DOC: Chico del futuro, decime, ¿quién es el presidente de los Estados Unidos en 1985?
MARTY: Ronald Reagan.
DOC:¿Ronald Reagan? ¿El actor? ¡Ja! Entonces, ¿quién es el vicepresidente, Jerry Lewis?
La escena pertenece a la película Volver al futuro, y se trata del diálogo entre el joven Marty McFly y el científico Doc Brown. Marty ha llegado a 1955 en un DeLorean reformado, su máquina del tiempo, e intentaba probarle al Doc que era del futuro, mencionando quien era el presidente en 1985. La broma radica en que Reagan era solo un actor en 1955, sin ningún indicio de su futura carrera política. Cuando Reagan vio la película, pensó que la broma era tan divertida que ordenó al proyeccionista en el cine que detuviera el carrete y mostrara la escena nuevamente. Unos meses más tarde, en su discurso sobre el estado de la Unión de 1986, Reagan citó a la película para mostrar el camino que se abría a su país.
Reagan captó que Volver al Futuro transportaba a los estadounidenses a 30 años atrás, a un mundo de plazas más limpias, música más suave y valores más simples. Con ese discurso logró el apoyo de sectores conservadores y de gran parte de la población. En ese mito del eterno retorno, se borraban las décadas de 1960 y 1970, las luchas civiles, raciales, de clase, los asesinatos de Martin Luther King y John Fitzgerald Kennedy, la crisis del petróleo y la derrota en Vietnam. Pero sobre todo, se volvía a un Estados Unidos blanco que daba la espalda a la realidad de un país multicultural, rico en contradicciones.
Las elecciones presidenciales vuelven a poner en debate, quizás como nunca, la identidad del pueblo norteamericano. El país está polarizado. Tanto Biden como Trump fueron votados por más de 70 millones de personas cada uno, siendo el primer y el segundo en recibir la mayor cantidad de votos jamás emitidos para un candidato presidencial.
El mapa electoral de los Estados Unidos aparece con una gran mancha roja republicana en el centro, con bordes azules demócratas en las costas. Más interesante aún, el mapa de votación condado por condado, parece un gran océano rojo con pequeñas islas azules que surgen alrededor de las áreas metropolitanas con mayor densidad de población. Las ciudades donde conviven los matices, las mezclas, los conflictos, las desigualdades, el otro, han dado su apoyo a Biden. El Estados Unidos profundo, el de Volver al futuro, sigue apoyando a los republicanos.
Sin embargo, sería errónea una lectura binaria de los resultados de esta elección. El voto por Trump es un voto popular que nace de la desconfianza al sistema, a la elite y a la clase política y universitaria, que los han abandonado. Es el voto, para continuar con las metáforas fílmicas en el país del cine, de Walt Kowalski, el protagonista de Grand Torino, ese jubilado de Ford que vive en un barrio de Detroit anteriormente poblado por familias blancas de clase trabajadora, que ahora está dominado por la violencia de las pandillas y por inmigrantes asiáticos pobres.
Tras años agitados por disturbios políticos, raciales y sanitarios, y el crecimiento continuo de la polarización racial y el nacionalismo blanco, Joe Biden, aparece hoy como la posibilidad de Estados Unidos de mirar hacia el futuro. ¿Será este señor que cumplirá 78 años en noviembre, quien se anime a afrontar el desafío de asumir la existencia de un Estados Unidos distinto? ¿Qué espacio tendrá en el nuevo armado Kamala Harris, la primera mujer vicepresidenta, la primera afroamericana, la primera asiáticoamericana, y la funcionaria electa de más alto rango en la historia de Estados Unidos? ¿Podrán interpretar que el cambio climático pasa por algo más que una tormenta eléctrica; que las mujeres son algo más que personas a ser salvadas de los bravucones; que la población afroamericana representa algo más que la animación de una fiesta de graduación? ¿En dónde, en qué década, hacia atrás o hacia adelante, detendrán Biden y Harris su DeLorean?
Profesor Universidad Nacional de La Plata