El voto de los “no grieta”, las vacunas y la teoría de las zapatillas
Distintos sondeos de opinión pública evalúan la incidencia del nivel de vacunación en el voto y la propensión del electorado independiente a estar más cerca de los candidatos opositores
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Es a todas luces sabido que predecir un resultado electoral en la Argentina es muy complejo, y mucho más a tres meses de las primarias abiertas y a cinco de los comicios generales en los que se definirá la renovación de las cámaras de Diputados y Senadores de la Nación. Por eso, algunos encuestadores vienen trabajando para verificar o refutar dos hipótesis: una de ellas indica que quienes no se hallan identificados con la coalición gobernante ni con Juntos por el Cambio tenderían a votar por candidatos de la oposición antes que por los del gobierno nacional; la otra señala que aquellos argentinos que reciban la vacuna contra el Covid-19 serán más propensos a apoyar electoralmente al oficialismo.
Dos estudios de opinión pública recientes apuntaron a dilucidar estas cuestiones. Uno fue realizado por la consultora Pérez Aramburú & Asociados en mayo último, e involucró a 1740 personas encuestadas en hogares de todo el país con teléfono fijo. El otro fue efectuado por Giacobbe & Asociados entre el 31 de mayo y el 1° de junio, y abarcó a 2500 personas de todo el país cuya opinión fue relevada mediante dispositivos móviles.
El sondeo de Pérez Aramburú & Asociados muestra, en primer lugar, que en la sociedad argentina continúa descendiendo la percepción de que es Alberto Fernández quien toma las decisiones importantes del Gobierno. Según esta encuesta, solo el 31% del total de consultados opina que es el presidente de la Nación quien toma esas determinaciones centrales; el 53% las atribuye a Cristina Kirchner y el 15% no sabe o no contesta.
Esta caída en la percepción del poder de decisión presidencial ha profundizado su tendencia en los últimos meses. Así, en noviembre de 2020, el 48% opinaba que Alberto Fernández era quien tomaba las principales decisiones contra el 38% que mencionaba a su vicepresidenta; en febrero último, esa opinión varió radicalmente, ya que el 36% sostuvo que era el Presidente quien tomaba las decisiones importantes y el 49% se inclinó por Cristina Kirchner, una tendencia que se consolidó en mayo.
Este estudio diferencia las opiniones en función de la identificación política de los distintos segmentos de la población. Compara así las posiciones entre el 24% que dice identificarse con el kirchnerismo, el 17% que es afín al macrismo y el 59% que no se identifica con uno ni con otro sector y al que la consultora define como “no grieta”.
De este modo, frente a la pregunta sobre quién cree que toma las decisiones importantes en el Gobierno, entre el electorado que se declara kirchnerista, el 86% señala que es Alberto Fernández quien lleva la voz cantante, mientras que entre los “macristas”, el 90% atribuye las medidas más relevantes a Cristina Kirchner. Entre los “no grieta”, el 55% cree que las decisiones centrales son resueltas por la vicepresidenta y solo el 28% le considera que las toma el primer mandatario.
A la hora de determinar liderazgos en la oposición, Horacio Rodríguez Larreta parece consolidarse como el principal dirigente opositor al Gobierno, con el 27% de menciones, seguido por Mauricio Macri, con el 21%; Patricia Bullrich, con el 8%, y María Eugenia Vidal, con el 7%. En febrero, el jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires solo aventajaba al expresidente de la Nación por dos puntos. Sin embargo, si se toma exclusivamente a los votantes macristas, es Macri, con el 35% quien lidera esta categoría, seguido por el alcalde porteño, con el 29%, y por Patricia Bullrich, con el 13%. En cambio, en el electorado “no grieta”, Rodríguez Larreta supera a Macri con el 29% contra el 12%, en tanto Patricia Bullrich alcanza el 10%.
En cuanto a las perspectivas electorales, ante la pregunta “¿estaría hoy más cerca de votar por candidatos al gobierno nacional o de la oposición?” formulada por la consultora Pérez Aramburú & Asociados, el 48% menciona a la oposición; el 30%, al gobierno nacional; y el 22% se ubica en el segmento que no sabe o no contesta.
Entre quienes se manifestaron más cercanos a votar a candidatos de la oposición, casi la mitad (49%) dice que votaría por postulantes de Juntos por el Cambio; el 9% se inclina por candidatos del peronismo no kirchnerista; el 6%, por representantes de partidos de derecha; y el 5%, por partidos de izquierda. El 11% nombra otras opciones y el 19% no sabe o no quiere contestar.
Entre quienes se encuentran en el segmento “no grieta” -que podría definir las elecciones-, el 50% manifiesta estar más cerca de los candidatos de la oposición, en tanto el 23% se inclina por postulantes del oficialismo.
Así como, según este sondeo, prevalece la tendencia según la cual los votantes que se declaran independientes se ubican más cerca de la oposición que del gobierno de Alberto Fernández, en este segmento también crece la idea de votar en las próximas elecciones de medio término a quien sea capaz de derrotar al kirchnerismo: en febrero, este porcentaje era del 44% y en mayo subió al 52%.
Vacunas y votos
La encuesta de Giacobbe & Asociados, por su lado, analiza una cuestión de la que se viene hablando mucho en los últimos tiempos: la posibilidad de que el mayor nivel de vacunación contra el coronavirus en la población despierte un mayor apoyo electoral al oficialismo. O, en otras palabras, que aquel ciudadano que reciba uno o dos dosis de vacunas esté más predispuesto a votar por los candidatos del Gobierno.
Este relevamiento hizo un cruce entre el nivel de vacunación y la imagen positiva de los principales referentes del oficialismo y de la oposición, arribando a interesantes conclusiones.
Entre aquellas personas que no han sido vacunadas (65,4% de la muestra), las imágenes positivas de oficialistas y opositores descienden unos cuantos puntos. Los oficialistas pierden entre dos y tres puntos de imagen positiva, mientras los opositores pierden entre tres y cinco puntos.
Entre quienes recibieron una dosis (23,9% de la muestra), tanto oficialistas como opositores crecen en imagen positiva, pero no por igual. Los oficialistas ganan un 1% y los opositores ganan un 10%.
En cambio, aquellos que han recibido dos dosis (10,5% de la muestra), según la explicación de Jorge Daniel Giacobbe, se declaran más cálidos con casi todos, pero se advierte una clara ventaja oficialista. Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Axel Kicillof crecen en este segmento entre un 10% y un 17%, mientras que los opositores Macri, Vidal y Rodríguez Larreta crecen entre un 5% y un 6%, en tanto Patricia Bullrich, que ostenta el perfil más duro contra el kirchnerismo, no crece en esta porción de la población.
Una de las conclusiones de este sondeo es que los no vacunados parecen estar más enojados con todos. Se autoperciben como postergados y se quejan de que los políticos discuten y se atacan, pero no posibilitan la llegada de soluciones.
Entre quienes solo tienen una dosis aplicada, no aparecen consideraciones especiales con el Gobierno. Por el contrario, con el efecto de dos dosis, parece confirmarse, según Giacobbe, la teoría de las dos zapatillas. “Cuando un político da una zapatilla en vísperas de una elección, queda pendiente otorgar la otra. La promesa se cumple, el pacto se zanja, cuando las dos están entregadas”, indica el analista.
Hay que recordar, no obstante, que el voto es secreto y que, en ocasiones, el votante que recibe un beneficio del puntero suele darle la espalda, en la intimidad del cuarto oscuro, a la fuerza política que lo habría favorecido.
Del mismo modo, es necesario tener presente que el alto valor simbólico que tiene hoy la vacuna, en momentos en que es considerado un bien escaso, podría no ser tan elevado dentro de varios meses, en la medida que aquella deje de ser un bien tan codiciado. Y otro aspecto que no puede faltar en ningún análisis es que, a la hora de concurrir a las urnas, el temor hacia el Covid puede verse disminuido, a expensas de otras cuestiones como la económica, la educativa o las pérdidas derivadas de la crisis sanitaria y los confinamientos, que podrían influir más en el ánimo de los votantes.