El uso del dinero electrónico, un beneficio acelerado por la pandemia
La Argentina se ubica entre los países que más redujeron el uso de dinero físico durante el nuevo escenario
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Una vez que hayamos superado la pandemia, vacuna mediante, es difícil que los argentinos que comenzaron a utilizar el dinero electrónico vuelvan al uso de los billetes. Cada vez son más las personas a las que les resulta engorroso y poco práctico su uso, manipulación y traslado, en billeteras o bolsillos que no resisten tantos papeles. Entre el sinfín de enseñanzas que nos deja esta crisis sanitaria mundial está justamente la toma de conciencia sobre lo pernicioso que resulta a estas alturas el uso del dinero físico, para la actividad económica y mucho más para nuestro medio ambiente. En Argentina, con la alta inflación y el escaso poder de compra de nuestro billete de máxima denominación (equivalente a unos 10 dólares), esa condición se agrava mucho más.
Sin embargo, la economía en negro, que compite en casi igual volumen con el mercado formal sobre todo lo que se produce y comercializa en el país, sigue representando un reto en materia de bancarización y pagos electrónicos que ni la pandemia ha podido modificar. Una encuesta elaborada por Oh! Panel indica, en tal sentido, que el 60% de los comerciantes prefiere el dinero contante y sonante. Aun así, en los últimos 10 años, un 30% del circulante migró hacia los medios de pago electrónicos, según la consultora AMF Economía. En este sentido, cabe destacar que durante el año pasado ha crecido un 14% el uso de tarjetas de débito, llegando en el cuarto trimestre a representar poco más del 40% del total de transacciones, mientras que un año atrás era el 34%.
En línea con la tendencia de América Latina, la Argentina se ubicó entre los países que más redujeron el uso de efectivo durante el nuevo escenario para los medios de pago que trajo la pandemia. Según el Global Payments Report, que estudia a más de 40 países y sus hábitos a la hora de elegir de qué forma pagar, la Argentina, con un 37% de pagos en cash, se ubica por debajo de México (45%) y Perú (44%), pero sobre Brasil (35%), Colombia (34%) y Chile (31%). En relación con los medios de pago, en los comercios físicos un 37% se lo llevó el efectivo, un 23% tarjetas de débito, un 21% las tarjetas de crédito, un 11% las billeteras electrónicas y un 2% las tarjetas prepagas, entre otros medios. Mientras que en el e-Commerce, un 39% de los pagos se concretaron con tarjeta de crédito, un 25% a través de billeteras digitales, un 17% mediante tarjeta de débito y un 6% con transferencias bancarias.
La Argentina se ubicó entre los países que más redujeron el uso de efectivo durante el nuevo escenario para los medios de pago que trajo la pandemia
Existen algunos ejemplos que vale la pena resaltar. Por caso, las ferias itinerantes de abastecimiento barrial en la ciudad de Buenos Aires, donde reinaba el efectivo, comenzaron un proceso de formalización, apertura de cuentas e incorporación de pagos con tarjetas y hasta con QR, lo cual viene a demostrar que cuando hay un compromiso de las autoridades, estímulos precisos y un trabajo en equipo con los actores del sistema financiero y los comerciantes, la gente acompaña y podemos lograr que muchos aspectos de nuestra microeconomía se ordenen y modernicen.
Estamos observando progresos notables en el desarrollo de las finanzas digitales con inclusión ciudadana en nuestro país, que obligan a repensar los negocios y hacen crujir a las estructuras anquilosadas. Todos los jugadores, Estado y privados se están aggiornando a los nuevos hábitos monetarios que demandan las empresas y un público, cada vez más amplio, ávido por incorporar soluciones tecnológicas que le simplifiquen las operaciones cotidianas, con el fin de ganar eficiencia, tiempo y libertad.
Se están desarrollando nuevos canales y productos digitales a una velocidad sorprendente. Hoy los cheques físicos sucumben ante los echeqs y las facturas electrónicas, y cada día vemos más gente apuntando con sus teléfonos a un código QR para pagar, una modalidad muy sencilla y práctica que se asemeja a la lectura de los códigos de barra en los supermercados, que vemos desde hace años.
El término Open Banking se refiere a la interoperabilidad entre cuentas, productos y servicios del sistema financiero y distintas plataformas no bancarias. Los avances en esta materia están revolucionando las formas de operar y de relacionarnos entre empresas y clientes. Podríamos decir que una billetera virtual como MODO, que reúne a una treintena de bancos, es una experiencia “open banking”, que no solo unifica la administración de las cuentas bancarias y las tarjetas, sino que transforma a los dispositivos móviles en medios de pago y de crédito para hacernos todo mucho más simple y seguro. En el actual contexto, los pagos con código QR tendrán un nuevo impulso. Por caso, a mediados de este año, más de un millón de comercios ya habrán integrado a MODO entre sus opciones de pago. Otro avance en materia de bancarización e inclusión fue la creación de cuentas identificadas con el DNI que facilitan la integración de personas no bancarizadas.
Tanto la banca tradicional, que implementó soluciones tecnológicas, como los proveedores de servicios de pago, conocidos como PSP, avanzaron sobre la operatoria financiera más elemental, como abonar servicios, recargar celulares, pedir préstamos y hasta invertir en fondos comunes de inversión.
En los últimos 4 años, en nuestro país, las operaciones con billeteras electrónicas crecieron del 4% al 11% del total. Durante la pandemia, los botones de pago por WhatsApp, e-mail, Facebook y Twitter crecieron un 150% y se contabilizaban en la Argentina 6,5 millones de billeteras virtuales. Según una encuesta reciente, el 66% de los consultados incrementó el uso de billeteras virtuales durante la pandemia y el 50% declaró hacer compras electrónicas con mucha mayor frecuencia.
Durante la pandemia, los botones de pago por WhatsApp, e-mail, Facebook y Twitter crecieron un 150% y se contabilizaban en la Argentina 6,5 millones de billeteras virtuales
Estamos hablando de una transición que ya se venía dando pero que ha mostrado grandes progresos a causa de la pandemia. La sensación es que pronto los manoseados papeles con figuras de próceres y animales autóctonos, erosionados por una inflación en ascenso, cederán terreno en la calle frente a las alternativas digitales y a la mayor inclusión financiera que éstas conllevan.
Vicepresidente del Banco Ciudad