El triunfo inesperado del "Chapo" Guzmán
Mientras resiste la extradición a Estados Unidos, el jefe detenido en una celda de aislamiento se vuelve, para miles de excluidos, un modelo de ascenso social que el gobierno no parece capaz de contrarrestar
Ciudad de México.- El "Chapo" Guzmán lo hizo de nuevo? Durante toda la semana pasada, un rumor que hablaba de una tercera fuga carcelaria del jefe narco se paseó por los medios informativos mexicanos, llegó a las calles y explotó en las redes sociales. El impacto fue tan grande que la Secretaría de Gobernación intentó contrarrestarlo con una foto del "Chapo" encarcelado que subió a su cuenta de Twitter. "Para los rumores, una imagen", decía el mensaje oficial. Curiosamente, el esfuerzo de credibilidad por parte del gobierno tuvo el efecto contrario. Horas después de la aparición del mensaje en Twitter, el periodista Álvaro Cueva plasmó en su columna del diario Milenio las preguntas que se hacen millones de mexicanos: "¿Cómo sabemos que se trata de una foto real? ¿Cómo sabemos que es de ese día, que fue tomada a esa hora y que es del penal de Chihuahua?".
Las dudas de Cueva subrayan que, en México, cuando se habla del "Chapo" hay que creer poco y nada. Y lo mismo podría decirse de un gobierno cuyo índice de aprobación apenas alcanza el 29%. Lo único cierto es que la ascendencia de Joaquín Guzmán Loera sobre el resto de la sociedad mexicana no depende del estatus legal de sus negocios. La admiración que genera se tradujo en manifestaciones de apoyo (en febrero de 2014 y en enero de este año) y hasta en un insólito triunfo en el mundo fashion. Como se recordará, la publicación del video en el que el capo contesta las preguntas formuladas por el actor Sean Penn, enviado por la revista Rolling Stone, derivó en un inesperado éxito comercial para la marca de indumentaria masculina Barabas. Ese sábado 9 de enero, mientras el video en YouTube sumaba miles y miles de reproducciones, la tienda de Los Angeles de Barabas recibía entre 60 y 70 pedidos por minuto de la camisa turquesa y azul marino que el narcotraficante lucía en la entrevista online.
El gobierno asegura que permanece en el penal de Ciudad Juárez, bajo la vigilancia de 75 efectivos que no lo abandonan ni cuando lee El caballero de la armadura oxidada, el best seller de autoayuda de Robert Fischer. Sin embargo, todo es posible cuando se ignora más de lo que se sabe. De hecho, desde que se reveló como un inesperado top model viral, un huracán informativo construyó la nueva imagen global del "Chapo". Hasta su detención, se sabía que era uno de los hombres más temidos del mundo, el máximo jerarca de un imperio criminal inigualable. Tras su última captura, trascendió que se teñía el pelo con obsesiva frecuencia, que se habría operado para mejorar su desempeño sexual y que podía perderlo todo –libertad incluida– por la actriz Kate del Castillo, protagonista de la serie La reina del sur, a quien nunca había visto. A la fuerza del gángster todopoderoso, despiadado y fantasmal se le oponía una sombra vulnerable y (demasiado) humana que contradecía su leyenda. ¿Cuál "Chapo" sería el auténtico? ¿El sensacional escapista que amasaba una riqueza sideral mientras le hacía la guerra a todo el que se le opusiera o el galán wannabe que arriesgaba su vida y la de los suyos por la cercanía de una starlet de telenovela?
Hoy, a seis meses de su detención en Sinaloa, la noticia que rodea al "Chapo" es la trama judicial que podría conducir a su juicio en Estados Unidos. En esa historia, por ahora, se impone su voluntad, ya que la justicia mexicana concedió un amparo contra siete pedidos de extradición. Mientras tanto, la incógnita sobre el verdadero alcance de su poder permanece. "Cada vez que se muestra un lugar donde ha vivido el «Chapo», vemos una casa horrible, sin muebles, donde el mayor lujo es un hueco para escapar por la alcantarilla –escribió el escritor y cronista mexicano Juan Villoro–. […] Cuesta trabajo ver al «Chapo» como responsable de tramas de lavado de dinero que pasan por la banca de Londres, van a los paraísos offshore en el Caribe y regresan a México gracias a empresas aparentemente legales. Si controlara esta red, sería el narco más poderoso de todos los tiempos. Más bien parece estar al servicio de esa red." El ataque al rancho de su madre, saldado con al menos ocho muertos a mediados del mes pasado, añade un nuevo matiz a la sospecha que plantea Villoro. ¿Quiénes y por qué osaron meterse con lo más querido por el capo? ¿Bandas rivales, como asegura el gobierno, o sicarios de sus posibles jefes que lo amenazan para que no hable de más?
Como se puede esperar de un criminal cuya fortuna se calcula en más de 21 mil millones de dólares, su identidad y su futuro se mantienen tan esquivos como los detalles de sus presuntas hazañas. En realidad, las dudas sobre su rol crecen desde 2011, cuando el narcotraficante Vicente Zambada Niebla (hijo de Ismael "Mayo" Zambada, lugarteniente del "Chapo" en el cartel de Sinaloa) afirmó ante la corte federal de Illinois que tanto el "Chapo" como el "Mayo" habrían negociado su inmunidad con la DEA, a cambio de información sobre bandas y jefes rivales. Si ese acuerdo existe y sigue vigente, ¿podría verse su captura en Sinaloa como una forma de protección?
Las preguntas se suceden sin que ninguna logre exhibir quién es realmente Joaquín "Chapo" Guzmán. Pero lo poco que sí se sabe de él parece suficiente para entender las razones de quienes lo admiran sin que les importe apoyar a un delincuente. "Recuerdo que mi mamá hacía pan para el sustento de la familia y yo lo vendía –dice en el video dirigido a Sean Penn, para explicar su origen familiar en Badiraguato–. Por allá hasta la fecha no hay trabajo y la manera de tener para comprar la comida, para sobrevivir, es sembrar amapola y marihuana." En un país donde, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), hay más de 55,3 millones de pobres (46,2% de la población), esas palabras tocan el alma de quienes no necesitan estadísticas para saber que la desigualdad en México es, como afirma el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (UNDP), mayor que en Afganistán, Nigeria y Togo.
Para muchos de aquellos que viven día a día la situación que Guzmán describe como un recuerdo infantil, no hay heroísmo más extraordinario que el de aquel que deja atrás un destino de miseria y se transforma en un emblema del poder mundial. Pero el impacto popular de la autenticidad del "Chapo" no sólo reside en sus victorias sobre la ley; se basa, sobre todo, en su comportamiento como el campesino iletrado que es. En su pelo recién teñido para recibir a la actriz que lo enamora. En la franqueza con la que cuenta de dónde viene y cómo llegó hasta donde está. Se trata de una autenticidad que conecta con millones de personas que saben que no miente. Y a las que, por eso mismo, él les resulta mucho más próximo, creíble y admirable que la palabra de un Estado nacional que a duras penas intenta ocultar su complicidad con el crimen organizado –evidenciada como nunca en el caso Ayotzinapa– y que parece desentendido a la hora de presentar alternativas de movilidad social comparables a las que ofrece el propio narcotráfico que encumbró mundialmente al "Chapo" Guzmán.
"Ya conoció la pobreza / ya conoció la riqueza / si lo respetan, respeta / si lo ofenden, se acelera", dice el corrido que le dedicó el Tigrillo Palma. Lo extraditen o no, la fuerza de su historia sobrevivirá como un ejemplo de vida que el Estado mexicano debería desacreditar con una solución integral. Sin esa solución a la vista, no hay razones para asombrarse de que haya muchos listos para ponerse en sus zapatos y muchos más aún dispuestos a vestir su camisa.