El stand up de la canciller
El papelón de la canciller venezolana el lunes pasado en la Cumbre del Mercosur no debe limitarnos únicamente a la indignación. Lo que hizo encierra una buena noticia: cuando alguien se queda sin argumentos, comienza con los insultos y las mentiras. Y cada día hay más gente que se da cuenta de que en Venezuela el chavismo se ha quedado hace rato sin argumentos.
Cuando la señora Delcy Rodríguez declaró que su gobierno representa el "modelo en derechos humanos en el mundo", pareció echar mano de ese recurso de los cultores del stand up cuando introducen una afirmación escatológica para dejar al público debidamente desconcertado. Ocultaba apenas la mueca de quien ha quedado de pronto en evidencia: después de largos años de monopolizar el discurso de los derechos humanos, la representante del chavismo se encontraba con alguien que, al pedir a Venezuela la "pronta liberación de los presos políticos", le señalaba públicamente las innegables falencias de su propio gobierno.
Por si no nos resultara suficiente, remató con una frase que habría hecho las delicias de Pinochet o Videla: "No podemos hablar de derechos humanos para defender a los violentos causantes de acciones de naturaleza terrorista".
Lo que los argentinos hicimos el pasado 10 de diciembre no ha sido sólo cambiar un presidente por otro, sino a un régimen entero por otro: el populista por el republicano. Y está claro que en América del Sur los diferentes populismos o semipopulismos atraviesan horas muy difíciles. El venezolano Nicolás Maduro aparece con un futuro francamente brumoso, aquí el kirchnerismo perdió el poder legal y tanto Lula como Dilma Rousseff transitan el momento más débil de toda su carrera política en Brasil. Nuevos tiempos se avecinan y los cambios en democracia se están extendiendo en más de un país en la región.
A primera vista, la posición argentina podría tomarse como una derrota diplomática, toda vez que ninguna de las demás delegaciones nos acompañó y cuatro presidentes eligieron mirar para otro lado, cuando no felicitar a Maduro por "el espíritu democrático" (sic de Rousseff) de las recientes elecciones en el país bolivariano. Todo esto mientras en Venezuela la policía encarcelaba a más opositores y se continuaba manipulando la conformación de la Corte Suprema, en un apuro dada la inminente asunción de los nuevos parlamentarios.
Sin embargo, a mediano y largo plazos, la postura argentina recogerá los dividendos de una decisión acertada. La región está cambiando y acciones como ésta nos colocan a la cabeza del acceso al mundo que viene.
No menos importante resultó el reclamo argentino por la apertura del Mercosur para que finiquite las ya larguísimas negociaciones tan demoradas con la Unión Europea, retorne al fortalecimiento de las relaciones con el mundo occidental y comience a conectarse con la Alianza del Pacífico.
Será allí donde se juegue nuestro futuro, y no deberíamos intentarlo en soledad.
Diplomático, ex vicecanciller de Guido Di Tella y miembro del Club Político Argentino
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