Pospandemia. El sistema constitucional ante la crisis
Entiendo que la emergencia provocada por el Covid-19 ha radicalizado males institucionales ya asentados en el país y en la región, relacionados con la desigualdad económica y política y manifestados constitucionalmente en la concentración del poder. Responder a los desafíos planteados por la crisis, entonces, nos debe obligar a atacar algunas de sus principales expresiones institucionales. [...]
Déficit de representación. Ante la irreparable crisis del sistema representativo, no tiene sentido seguir pensando los problemas de representación existentes como vinculados, fundamentalmente, con las malas elecciones hechas por los electores. Tampoco tiene sentido seguir intentando cambios cosméticos a través de los canales tradicionales (por ejemplo, reforma en la ley de los partidos políticos). La incontenible diversidad social, propia de nuestras sociedades multiculturales, requiere hacer el mayor esfuerzo por consultar directamente a los grupos más afectados, cada vez que ello sea posible. Dicha consulta debe ser inclusiva, y basarse en la información y el diálogo, y no quedarse en formas tradicionales de representación virtual ampliada (legislativos más numerosos) o en apelaciones directas sin un amplio proceso previo de información y debate (como en los casos habituales de la democracia directa). [...]
Sistemas de controles socavados "desde adentro". Así como el sistema representativo tradicional aparece dañado de un modo irreparable, así también el "viejo" sistema de controles o frenos y contrapesos también parece difícil de recuperar. Pero conocemos ya, al menos, algunas de las razones de ese deterioro. Sabemos, por ejemplo, de la preferencia original por establecer controles endógenos (de una rama del poder sobre las otras) antes que exógenos o populares (controles desde la ciudadanía hacia aquellos que se encuentran en posiciones de poder). Conocemos también de qué forma el sufragio periódico quedó como única herramienta de control (dada la paulatina supresión de herramientas que podían acompañarlo en un principio).
El reconocimiento de tales fallas ofrece sugerencias acerca de lo que podría hacerse para enfrentarlas. Algunas directivas al respecto podrían ser las siguientes: fortalecer los controles populares sobre el poder, quitando el cuasimonopolio que hoy ejerce la clase dirigente de los mecanismos de control que recaen sobre ella misma; definir herramientas distintas y adicionales al voto, de modo de volver a tender puentes entre ciudadanía y gobierno; establecer mecanismos que favorezcan el diálogo entre las ramas del poder, y el de ellas con la ciudadanía; crear formas de intervención directa de la ciudadanía, o de sectores específicamente afectados, dentro del proceso de decisión y control; modificar arreglos constitucionales vigentes –por ejemplo, a través de una modificación drástica de la actual "sala de máquinas"–, horizontalizando un poder de gobierno hoy vertical y concentrado. La expectativa es la de terminar con la "autonomización" de los sectores encaramados en el poder, a través de mecanismos que ofrezcan a los ciudadanos un papel más protagónico en la decisión y el control de los propios asuntos. [...]
Un problema creciente del sistema institucional, sin embargo, tuvo que ver con su paulatina pérdida de sentido o rumbo: prontamente, las instituciones fueron manipuladas por sectores en el poder, para satisfacer objetivos no profundos y de largo o mediano plazo, sino consideraciones inmediatas y coyunturales (típicamente, la reelección, la impunidad). [...]
En materia institucional, ello requiere –otra vez– no solo volver a dotar de protagonismo a la ciudadanía, sino también su contracara: terminar con una clase dirigente que hoy se ha autonomizado y que, por tanto, tiende a decidir en su propio beneficio, generando abusos de poder y corrupción y evitando controles que puedan limitar las ventajas que obtiene (impunidad). Todos esos objetivos, ligados a consideraciones contextuales de mediano y largo plazo (terminar con los abusos de poder, la corrupción, la impunidad) no van a lograrse nunca apelando a la buena voluntad de los de "adentro" (¡compórtense virtuosamente!) o "afuera" (¡voten bien la próxima vez!), ni estableciendo mecanismos de control que vuelvan a quedar en manos de quienes están en el poder: es la ciudadanía la que debe retomar, sin mediaciones, esos mecanismos de decisión y control.
Doctor en Derecho por la UBA y por la Universidad de Chicago
En POSPANDEMIA. Publicado por el Centro para la Evaluación de Políticas basadas en la Evidencia (CEPE), de la Universidad Torcuato Di Tella, Pospandemia compila 53 ensayos con propuestas de especialistas en diversas áreas: ciencia y educación; desarrollo social; economía y desarrollo productivo; desarrollo sustentable e infraestructura; nuevas tecnologías, medios y cultura, y Estado y gobierno. El libro se publica en formato digital y se distribuye de forma gratuita. Está disponible para descargar a partir de hoy en formato epub y PDF en el sitio web del CEPE: utdt.edu/cepe.