El sinuoso camino de una coreografía
¿Quién es el dueño de una canción, el autor o su público? Victor Willis –el afroamericano que se disfrazaba de policía en la banda pop Village People y autor de la letra del celebérrimo “YMCA”– declaró que va a demandar a todo aquel que diga que su megaéxito es un himno gay.
Esta oda disco a la Asociación Cristiana de Jóvenes –el albergue donde los chicos pueden “pasar el rato con otros chicos” y “exhibir su orgullo”– fue adoptada por la comunidad queer y coreada en toda sus marchas y fiestas. Willis acaba de declararse trumpista, mientras que el homofóbico Donald Trump baila esta canción en su campaña. En 1978 Tato Bores lo hacía en la TV y los niños coleccionaban figuritas de los Village People; era una transgresión disfrazada de inocencia.
Toda una generación bailó esta coreografía en la edad de su ingenuidad. Con el tiempo se volvió progre y la coreó acompañando las Marchas del Orgullo. Hoy la sigue cantando, pero se ha vuelto tan conservadora como sus padres o, peor, como sus abuelos. ß
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Mientras tanto, Donald Trump baila al ritmo de la canción de los Village People alzando los brazos y haciendo la llamada “Trump dance”. Además, utiliza el puño levantado a la manera de los líderes obreros de principios del siglo XX. ¿Apropiación cultural? ß