El sentido de la libertad
Un político ultraliberal norteamericano, Jacob Hornberger, y un intelectual argentino, Enrique Valiente Noailles, dialogaron sobre los derechos individuales y el nuevo papel del gobierno tras la crisis del Estado benefactor.
"ACHICAR el Estado es agrandar la Nación", decía el lema de los liberales argentinos a fines de los ochenta. Pero ellos no llegaban quizá tan lejos como los libertarios norteamericanos. El Libertarian Party , tercera fuerza política de los Estados Unidos, pero mucho menor que los dos partidos tradicionales -no tiene representación parlamentaria en Washington-, sostiene posturas tanto de izquierda como de derecha en su defensa de la libertad individual y el gobierno limitado, rozando tal vez el anarquismo. Se oponen al mismo tiempo a la educación pública, los altos impuestos, las restricciones a la inmigración, la guerra contra las drogas, el control sobre las armas y el bloqueo a Cuba.
Jacob Hornberger (48), precandidato presidencial del libertarianismo para las elecciones del 2000, vino a la Argentina para el lanzamiento de la Fundación Atlas para una Sociedad Libre. La Nación lo invitó a debatir con Enrique Valiente Noailles (38), licenciado en filosofía, profesor de la Universidad de Belgrano y autor de La metamorfosis argentina, una reflexión sobre la sociedad y la política de los ´90 .
-¿Qué entienden por el concepto de libertad?
Hornberger: -El único sentido verdadero de libertad es el derecho de la gente de actuar en cualquier actividad pacífica sin la interferencia política. Esto no significa mi derecho a meterme en el bolsillo ajeno y sacarle el dinero, o interferir en las actividades comerciales, empresas o negocios del otro. El deber del gobierno es proteger estas actividades pacíficas de la gente violenta, como asesinos, violadores, ladrones.
Valiente Noailles: -Yo retrocedería en la noción de libertad del campo político al metafísico. Metafísicamente, creo en la posición sartreana de que estamos condenados a la libertad. Estamos obligados a reinventar permanentemente un sentido aun dentro de la situación más coercitiva. En segundo lugar, creo que la libertad no está definida por simple ausencia de coerción. Por el contrario, es un concepto positivo. En este sentido, citaría una frase de Nietzsche: "Te llamas libre, no me digas que has escapado de un yugo. Dime tu idea fija". En términos políticos, coincido en el respeto a la libertad individual, que no debe ser aplastada por el Estado.
-¿Hasta dónde llega la libertad?
Hornberger: -La libertad del individuo no tiene límites, excepto cuando haya violencia contra otras personas. El individuo debería poder acumular ilimitadas cantidades de riqueza, consumir cocaína, marihuana, alcohol, tabaco, sin interferencia del Estado.
Valiente Noailles: -Los revolucionarios franceses consideraron la libertad como una condición necesaria, pero no suficiente y por eso la acompañaron de las ideas de igualdad y fraternidad. Es decir, que son necesarios otros ingredientes para pensar una convivencia humana. Es muy cierto lo que dicen usted y mi abuela:"La libertad propia termina donde empieza el derecho del otro". Sin embargo, es posible ejercer una violencia silenciosa, la indiferencia, que proviene de no tener en cuenta los otros dos valores.
Hornberger: -Yo argumentaría que ésta es una de las razones por las que la Revolución Francesa fue un desastre: no se puede tener libertad e igualdad. Si en una sociedad se trata de hacer a las personas iguales, lo que significa eliminar las diferencias, uno está perdiendo su libertad porque entonces el Estado tiene que sacarle dinero a uno para dárselo a otro. Para mí la única verdadera igualdad es el igual trato ante la ley, pero no usar la ley para hacer a las personas iguales. El individuo tiene el derecho a ser indiferente, irresponsable, puede darle la espalda a su prójimo, a su dios. Esta es la esencia de la libertad humana: decir no a cómo la sociedad quiere que el hombre viva su vida.
Valiente Noailles: -Si los tiburones pudieran hablar, pedirían libertad total para los océanos. A mí me parece que el concepto de libertad desligado del de responsabilidad no tiene sentido. Un dato primario de la existencia es la libertad, pero un dato también primario es la obligación de cada uno de nosotros con el otro. ¿O acaso la irresponsabilidad no es en sí una violencia?
Hornberger: Sí, pero si yo soy irresponsable, consumo drogas, no quiero compartir mi dinero con la gente pobre, eso es parte de mi derecho a ser una persona libre. Vamos a coincidir en que no es moral, pero no quiero que el Estado interfiera para que me haga responsable.
¿Cuál debe ser entonces el papel del Estado?
Valiente Noailles: -De ninguna manera diría que el Estado tiene potestad para legislar sobre moral. Creo que tiene que haber un Estado, mínimo, pero Estado al fin. Coincido en que se lo separe de la Iglesia, e incluso de la ciencia, que es una ideología como cualquier otra. Pero no debe desconocer el problema de la erradicación de la pobreza. La Argentina ha vivido en un sistema libertario, prácticamente sin Estado porque los individuos son tan transgresores que han aplicado de hecho algunas de estas ideas, con resultados catastróficos en muchos casos.
Hornberger: -Considero que la causa de la pobreza en todas las épocas ha sido la idea de que el Estado debe ayudar a la gente. En Cuba, el Estado da gratuitamente salud, educación, vivienda, empleo, y la población está sufriendo la pobreza. En Estados Unidos los pobres tienen más altos estándares de vida que en América Central, y esto es sólo porque el Estado no interfiere tanto en sus vidas.
Valiente Noailles: -En la Argentina, ni el Estado benefactor en los ochenta ni el mercado en los noventa pudieron contra la pobreza. El problema es tan serio que ningún actor por separado puede resolverlo. Considero esencial realizar alianzas entre empresarios, Estado y organizaciones no gubernamentales para enfrentar el problema.
Hornberger: -Si el Estado trata de ayudar a la gente, destruye la libertad de las personas que ganaron dinero. La razón del desempleo masivo en diversos países es la intervención del Estado en la economía. Salarios mínimos, restricciones en las licencias, impuestos a las ganancias, perjudican a los pobres en su ingreso al mercado de trabajo. Hay una razón por la que los habitantes de Berlín oriental son más pobres que los de Berlín occidental: porque el Estado controla más sus actividades económicas.
-Hornberger, usted pone en dos extremos a EE.UU. y Cuba, ¿pero qué libertades faltan en su país?
Hornberger: -Los principios sociales que EE.UU. adoptó son los mismos que existen en Cuba. La diferencia está en el grado de control del Estado. Los norteamericanos tenemos seguridad social, educación estatal, salud pública, al igual que en Cuba. Vivimos en un sistema socialista, más allá de que nos enseñan que somos capitalistas.
Valiente Noailles: -Creo que hay bienes públicos que si uno libra al egoísmo de los individuos nunca serían preservados para generaciones futuras. Por ejemplo, si no hubiera control estatal, el río sería una polución absoluta porque la ecuación de mercado me da que es más barato tirar los desechos que reciclarlos. Una de las funciones del Estado es pensar en el largo plazo, cosa que no hacen espontáneamente los individuos.
Hornberger: -Yo sostengo exactamente lo opuesto. El Estado es el gran destructor del medio ambiente, porque lo que es de todos termina siendo de nadie. Los grandes protectores de la ecología son los individuos. Usted puede sostener que los políticos y los burócratas tienen una visión a largo plazo pero no es así: ellos están preocupados por cómo ser reelegidos y cómo poner más dinero en sus bolsillos.
-¿Cómo sería una sociedad con un Estado mínimo?
Valiente Noailles: -Si uno elimina algunas responsabilidades habituales que ha tenido el Estado, ¿podemos confiar en un orden espontáneo? Más bien creo que entraríamos en una suerte de darwinismo social, donde sólo sobrevive el más apto.
Hornberger: -Yo argumento exactamente lo opuesto. Si la gente no ayuda es por su egoísmo, pero el gobierno no hará nada mejor, porque, especialmente en una democracia, refleja el pensamiento de los ciudadanos.
Valiente Noailles: -Quizás es un tanto optimista que el simple funcionamiento del mercado generará riqueza que se distribuirá de forma adecuada. Según algunas estadísticas, en la Argentina de los noventa el mapa de la pobreza creció, a pesar de que el Estado disminuyó su injerencia enormemente y hubo libre mercado absoluto.
Hornberger: -No soy experto en la Argentina, pero considero que no existen grandes diferencias de principios entre el sistema que había en los setenta y el actual. Si quiere algo bien distinto, podemos ver que en el período 1880-1930 prácticamente no había impuestos ni regulaciones económicas, la inmigración estaba abierta, y así creció la prosperidad económica en Argentina.
Valiente Noailles: -Ahora tenemos poca regulación de mercado...
Hornberger: -Creo que ustedes tienen un gran control gubernamental, como en Estados Unidos.Yo propongo que la gente no dé más del 2 o 3 por ciento de sus ingresos al Estado (sin que provea educación y salud), que no haya controles sobre economía ni barreras al comercio o a las inversiones.
-¿La caída del comunismo no significó acaso la hegemonía del liberalismo?
Hornberger: -En el siglo XX ha prevalecido la idea socialista, es decir, que el Estado o la sociedad tienen el derecho de sacrificar el interés del individuo en pos del bien común.
Valiente Noailles: -A pesar de que usted cree que el socialismo ha ingresado subrepticiamente en nuestras mentes, considero que eso sería una demonización excesiva. Tal vez no tolera que haya desaparecido de enfrente.
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