El riesgo Kicillof
Alberto Fernández está consiguiendo lo que se propuso. Ganar tiempo para llegar al final de su gobierno sin que sea intervenido por Cristina y tener un rol relevante en la definición de candidaturas en el Frente de Todos. La vicepresidenta contribuyó involuntariamente al éxito de este programa con su renunciamiento a postularse. Desde entonces el kirchnerismo quedó relativizado como factor de poder. Es probable que el Presidente haya dado otro paso para cumplir esa meta con la mesa reunida anoche en la sede del PJ.
Wado de Pedro encabezó la delegación enviada por la vicepresidenta para que se resuelva su aparente proscripción. Es decir: que el resto del oficialismo le pida revisar esa decisión y le resulte conveniente rectificarse. De Pedro necesitó antes rehabilitarse con Fernández. Funcionarios nacionales insisten en las dificultades que halló para conseguir la audiencia que venía solicitando desde que trascendió la posibilidad de abandonar el gabinete.
El ministro del Interior aceptó con disgusto esa versión. Comunicó oficialmente el encuentro del sábado pasado casi al filo de la medianoche del domingo. Fernández habría instado a De Pedro a “caminar” por su candidatura presidencial y le advirtió que no desistiría de la suya a menos que “me traigan un candidato que mida”. Gustavo Silvestre reveló este martes en Radio 10 el inminente lanzamiento de Daniel Scioli como candidato presidencial que confirman desde Brasil algunos colaboradores del embajador.
Scioli había regresado a Buenos Aires para ser ministro de Producción. Sergio Massa suprimió esa cartera y absorbió sus funciones al asumir como titular del Palacio de Hacienda. Scioli le dijo a sus íntimos en la ciudad que su candidatura dependía de un diálogo previo con Cristina y Fernández. Si se produce su aparición en la escena electoral supondría que el Presidente declina su reelección. Le quitaría un argumento a sus detractores en la mesa de anoche. Pero también desmentiría lo que le transmite a su entorno. La convicción de que Massa no se presentará a las elecciones. Experto en el arte del ilusionismo, el ministro de Economía se muestra sorprendido frente a la reacción positiva de sectores empresarios con su gestión. En algunos casos, hasta arrepentidos de la adhesión al apodo de “ventajita” con el que lo apostrofó Mauricio Macri.
Un cambio de impresión que tal vez condense el temor por la dimensión de la crisis y los riesgos de una situación económica delicada. Esa expectativa permea a la política. Víctor Violini le solicitó auxilio a Ricardo Casal en el almuerzo que compartieron la tercera semana de enero en el parador Demuru de Pinamar. El juez de Casación bonaerense tiene activos tres juicios políticos en su contra y la probabilidad latente de aparecer citado con su colega, Daniel Carral, en las escuchas ordenadas para investigar a la megabanda que lideraba el exjuez de Garantías, César Melazo.
El estudio jurídico del secretario Legal y Técnico de Massa es reconocido por su innegable capacidad de lobby en la Justicia de la provincia de Buenos Aires y sus nexos con la Legislatura, donde el ministro de Economía también conserva influencia. Las condiciones que Massa pondría para ser candidato es no someter esa posibilidad a una competencia y recibir el respaldo irrestricto de Cristina. Esto es, hacer desaparecer la candidatura de Scioli.
Esa posibilidad estaría sujeta a Máximo Kirchner y al nivel de tensión que mantenga con De Pedro y Axel Kicillof, a quienes Cristina privilegiaría por encima del jefe de La Cámpora: su hijo. La intención de suceder al gobernador de Martín Insaurralde también depende de ese factor. Aunque con una diferencia significativa. La candidatura de Massa podría interponerse con su deseo: que no prospere el esfuerzo de De Pedro por expandir su imagen y que a Cristina no le quede otra alternativa que apelar al gobernador para competir por la presidencia.
Kicillof convive con esa hipótesis. No puede dejarla de lado, pero se esmera en refutarla. Es la forma de administrar el riesgo que corre su reelección frente a la amenaza latente de Insaurralde. El jefe del Gabinete precisa de una candidatura más importante que la de intendente para garantizar un triunfo en Lomas de Zamora sin que sea necesario que reelija en ese cargo. Algo que no lograría por sí solo ninguno de los aspirantes a sucederlo. Es lo que podría condenarlo a ir por un cuarto mandato.
Massa parece interesado en no desalentar esa posibilidad. Pero también se encargaría de marcar límites. A eso se atribuye que Ariel Sujarchuk se haya convertido en un inesperado promotor de Insaurralde. El intendente de Escobar es un estrecho aliado de Massa, que lo designó como secretario de Economía del Conocimiento. En apariencias, el de Sujarchuk es un proceso inverso al de Federico Achával. Al intendente de Pilar le preocuparía captar la atención del ministro de Economía. Un esfuerzo que lo haría desatender los deberes inherentes a su condición de aliado de Insaurralde. Uno de los misterios del azar que sólo la industria del juego estaría en condiciones de revelar. Su padre y homónimo es el socio histórico en las salas de juego que explota Cristóbal López, de fluida relación con Fernández. El Presidente recurre generalmente a los medios del grupo Indalo para difundir información oficial, y a veces extraoficial, de su gobierno. Una categoría en la que ingresaría la versión del lanzamiento de Scioli.
Insaurralde se esfuerza por cohesionar al oficialismo en Lomas de Zamora mientras espera por un desenlace. El 26 de febrero se eligen autoridades en Los Andes. El club de mayor arraigo en ese distrito. Pero sobre todo en Villa Fiorito, la localidad con mayor número de electores en Cuartel Noveno, región que concentra casi al 40 por ciento de los ciudadanos que emiten voto. Víctor Grossi anunció que no irá por su reelección y será suplantado por Verónica Rudi. Hija de Vicente, a quien Grossi derrotó en las elecciones del 2018.
Rudi fue apadrinado por Insaurralde. Grossi es el titular del Sitraic, un sindicato disidente de la Uocra. Tras vencer a Rudi se alió al intendente. Antes de declinar su reelección, Grossi cumplió con una misión delicada. Pactó una tregua con los tres sectores de la barra de Los Andes lideradas por José Paz, Marcelo Aravena y Maxi Coronel. Paz purga una condena de 14 años por asesinar a un hincha de Banfield. Aravena lidera la facción Lomas de Zamora de La Doce, considerada la más peligrosa de la barra de Boca
Coronel es un desprendimiento de Aravena. Los dos cumplen prisión domiciliaria. A Coronel se atribuye el intento de asesinato contra Aravena del año pasado. Los dos responden a Rafael Di Zeo, jefe de la barra de Boca y organizador de campeonatos de fútbol en el predio que Los Andes tiene en Villa Albertina. La final se disputa en el estadio Eduardo Gallardón, donde compite por los torneos de la AFA el equipo de la primera división.
La amistad con Marcelo Rochetti explica el ascendiente de Di Zeo sobre Aravena y Coronel. Rochetti fue jefe de asesores de Cristian Ritondo en el ministerio de Seguridad bonaerense. Recusó y logró apartar a la jueza federal Sandra Arroyo Salgado de la causa donde se investigaba al fiscal de Tigre, Claudio Scapolán, por liderar una asociación ilícita dedicada al narcotráfico.
La oposición a Rudi lleva de candidato a Omar Plaini, asistente fijo a la cena mensual que organiza el intendente Mario Secco en Ensenada para el cristinismo. El jefe de los canillitas defiende la reelección de Kicillof. Por ahora en riesgo.