El revés del derecho
Nada el pájaro y vuela el pez, los pájaros no hacen miau y dicen yes, un ladrón es vigilante y otro es juez.
La Argentina es el reino del revés, ya se sabe. Pero no por hechizos, licencias poéticas, encantamientos quiméricos, sino por otra razón: quienes gobiernan creen que el universo funciona así. Al revés.
María Elena Walsh pintó con imágenes fantásticas ese mundo invertido sin suponer, seguramente, que entrado el siglo XXI el paisaje nacional se esmeraría por volver literal el absurdo. El presidente Alberto Fernández suele citar a María Elena Walsh, pero él prefiere esos versos de La cigarra, "tantas veces me mataron, tantas veces me morí, sin embargo estoy aquí resucitando", con los que hasta hizo en 2019 un spot de campaña. No quedaba muy claro en el spot si el resucitado sería la Argentina, el peronismo o el candidato.
Podríamos plantearlo en términos teóricos: ¿qué es en el estado de derecho lo que más al revés puede estar? La duda sobre el imperio de la ley, claro. Preguntarse si a la ley hay que obedecerla o solo es algo ornamental no está muy lejos de lo que ahora sucede, entre otros asuntos, con las tomas de tierras: intríngulis opinable. Por ejemplo, la ministra de Seguridad, Sabina Frederic, opina que si hay gente que ocupa tierras y las defiende por la fuerza el problema es que existe un déficit habitacional. Según su criterio no es un tema de seguridad, como lo fueron, a renglón seguido, los que pretendían protestar contra los que toman tierras. La ministra supo enseguida a quién debía castigar. A los protestones, que nunca faltan. Sin demorarse, los denunció penalmente, argumentando que habían amenazado con cometer delitos. De lo cual se podría inferir -en el supuesto de que fueran ciertas y consistentes las amenazas- que en la Argentina no es punible cometer delitos, pero decir que uno piensa cometerlos, sí.
Hay quienes sospechan que en la base de este rediseño de la legalidad anida una discriminación racial invertida: para los mapuches (los ocupantes dicen serlo y reivindican las tierras como propias) la ley no corre, sí para los blancos que protestan contra ellos invocando el derecho a la propiedad. Un principio capitalista.
Recuérdese que la antropóloga Frederic, que estos temas los estudió con hondura, tiene como compañera de gabinete a Elizabeth Gómez Alcorta, ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad, quien antes de llegar al gobierno era la abogada de Milagro Sala y de la líder mapuche Moira Millán.
Sin embargo, Axel Kiciloff, que no tiene en la provincia pueblos originarios tomando tierras sino familias vulnerables cuya situación social se agravó con la pandemia, justifica, también, estos actos. "Es innegable que hay una necesidad", dijo el gobernador. Verdad indiscutible. Aunque no explicó cómo armonizará el laissez faire con el estado de derecho y la afectación de terceros ni, en definitiva, qué solución planea para no estimular nuevas camadas de usurpadores. Sin ir más lejos, el tren Mitre se encuentra interrumpido a raíz de la usurpación de terrenos en la playa de maniobras de Victoria. "En nuestra actividad se arrollan tres personas por día; no queremos arrollar más", dijo Omar Maturano, secretario general de La Fraternidad, para explicar por qué el gremio decidió parar los trenes. Medida que afecta, ni hace falta decirlo, a quienes hoy usan el servicio, los trabajadores esenciales que no tienen auto ni pueden movilizarse en bicicleta. En cualquier momento alguien exalta el beneficio colateral: gracias a la usurpación de tierras muchas personas se están salvando de ser arrolladas rutinariamente por los trenes.
Axel Kiciloff, que no tiene en la provincia pueblos originarios tomando tierras sino familias vulnerables cuya situación social se agravó con la pandemia, justifica, también, estos actos.
Acerca de si se debe aplicar o no la ley existen en este gobierno de coalición, en el que la divergencia está bien ponderada, variados puntos de vista. Como mandamás de la fábrica de leyes, o uno de los dos mandamases, Sergio Massa piensa que sí, que "hay que desalojar", porque "el Estado tiene que hacer cumplir la ley". Massa está al tanto de los reparos que tienen varios de sus socios respecto de perseguir delitos. O ciertos delitos. Quizás por eso tiró una solución práctica dirigida a los ocupantes: "es muy probable que inclusive evaluemos la posibilidad (textual) de que a aquel que realice una toma de tierras se le caigan todos los beneficios que le da el Estado". Una advertencia que no solo habla de lo complejo que es el tema por tratarse de personas que dependen del Estado para subsistir cada día sino también de lo atrasado que está el análisis del asunto adentro del gobierno. En las ocupaciones de tierras el tiempo suele ser un factor determinante, porque una cosa es frenarlas cuando comienzan con un puñado de familias y otra, cuando ya están acampando cientos o miles
Al reino del revés lo graficó con acierto el economista Miguel Ángel Broda en la estampa de Hugo Moyano almorzando con el presidente mientras Marcos Galperín tuvo que irse expulsado al Uruguay. Pero es un reino más vasto. Aquí, un muestrario:
- En el peor momento de la pandemia -según evalúa el propio Gobierno- se permiten las reuniones sociales al aire libre de hasta diez personas y se afloja, de hecho, la cuarentena, a la que ya ni se la llama así. El relajamiento quizás era necesario, en todo caso lo que parece estar al revés es la curva de la rigidez del confinamiento, que no guarda relación con el empeoramiento sanitario. La cuarentena temprana adelantó, también, la fatiga social, que ahora le resulta indomable al gobierno.
- La misma contradicción se verifica en lo político: cuando las papas queman el trío de líderes institucionales, hito supremo del acuerdismo civilizado, en lugar de llevar tranquilidad a la población se disuelve. Instantáneamente el Gobierno repone la satanización porteña. Un clásico: tiene que haber un culpable externo.
- Y Fernández dice que la capital es "opulenta". Parece aludir a los helechos y los agapantus iluminados en la ciudad contra los que despotricaba hace poco Cristina Kirchner. Es raro que no lo hayan desvelado otras opulencias bastante más luminosas.
- En el gobierno de científicos el presidente celebra la precisión astrológica. Contó el fin de semana que Vilma Ibarra le había hecho una carta astral. ¿Y qué le salió? Que está predestinado a construir sobre las cenizas. Justo lo que él dijo en tantos discursos, que siempre le toca ese papel histórico. Notable el acierto.
- La reforma judicial, huérfana antes de nacer, ha sido generosa en contradicciones, pero hay que admitir que el objetivo de una mayor transparencia se cumplió con creces: a último momento los senadores del oficialismo llenaron el texto de la ley con nuevos cargos, pasando de 219 a más de mil. Muchos más jueces, así se puede implementar bien el nuevo sistema, basado en los fiscales.
En fin, en el reino del revés los amores mutan; ayer la cuarentena, hoy la panacea digital. ¿Para qué volver a clases si están las computadoras que educan y entretienen? De paso, se aggiorna el eslogan "alpargatas sí, libros no". Guillermo Moreno, ícono del patoterismo kirchnerista cuya exclusión del nuevo gobierno fue usada para certificar la frase "volvemos mejores" y que recibiera toda clase de descalificaciones de parte de Fernández, acaba de ser reivindicado en los hechos al reponerse una de sus medidas escandalosas del año 2010. Se trata de las restricciones para importar libros con una excusa banal de índole ecológica. Menos clases y también menos libros.