El regreso del péndulo argentino
¿Cuál es el producto argentino mejor fabricado? El péndulo. Los péndulos argentinos son elogiados por los ciclotímicos de todo el mundo porque nunca fallan. La Argentina fabrica los mejores péndulos porque somos expertos en oscilar, invariablemente, del todo a la nada. Una y otra vez pasamos de la expectativa al desencanto, de la depresión a la euforia, o de algo o alguien que nos salvará a que "eso no sirve para nada". En otro capítulo más del péndulo argentino, dentro de dos semanas tendremos las PASO que, gracias al inefable aparatito, para una parte del gobierno pasaron de ser "un derroche gigantesco de plata" a "vayan todos a votar el domingo 11 porque se trata de un test crucial donde se juega si queremos ser un país normal o Venezuela".
¿Y todo por qué? Por el miedo a cómo reaccionará el bicho. El bicho es el mercado. Y el mercado es un bicho miedoso. Se cuenta que un día de abril le acercaron una encuesta de una consultora muy seria que le daba 9 puntos arriba a Cristina sobre Macri en segunda vuelta. Y el bicho, asustado, le tiró un tarascón al peso y le arrancó un 4 por ciento de su valor. Aterrado por semejante petardo, huyó despavorido desarmando posiciones por millones de dólares, hizo subir los seguros contra default y el riesgo país. Otra vez el péndulo: el mercado ya no era "el que te bancaba el gradualismo, tu sostén, tu cómplice y todo. Y en la calle codo a codo".
Cuando lo lograron calmar, el bicho pudo verbalizar su terror: "El problema es que hay 100.000 millones de dólares emitidos en 2 años y medio y estos fondos gigantes que compraron los bonos pensaban que Macri iba a seguir y ahora tienen dudas". Declaraciones del bicho en abril. ¿Y ahora qué opina?
Según un altísima fuente de economía que hemos podido consultar esta semana –la Fontana di Trevi– el mercado tiene priceado, es decir, contemplado o medido según sus intereses, los resultados de la PASO de esta manera: si no gana el oficialismo, se toma como un resultado positivo una derrota de hasta 5 o 6 puntos porque es reversible en octubre. Y cuanto más lejos de obtener un 45 por ciento esté la fórmula de los Fernández, mejor. Es decir: se prefiere una derrota de Macri de 38 a 32 que otra de 42 a 36 (recordar que el que obtiene 45 por ciento gana automáticamente). ¿Quién ganará? La fuente consultada dice que no cree que haya sorpresas. Y que, si las hubiera, serían a favor del oficialismo. Se basa en encuestas y olfato. (recordar que existe la andropausia política, que se manifiesta con la pérdida de la capacidad olfativa. No tiene por qué ser este caso)
¿Es posible "ponerle plata en el bolsillo a la gente"? ¿Y volver a "prender la economía", como propone Alberto? Según la fuente consultada, ningún país creció en serio fomentando irresponsablemente el consumo. Al mismo tiempo, admite que el gobierno tiene muchas dificultades para comunicar temas económicos. Por eso el foco gira tímidamente hacia otro lugar clave: la "paleta de valores". Aún sin demasiado fervor, algunos funcionarios recuerdan en cada aparición pública que Cambiemos es un proyecto no autoritario, que propicia la libertad de pensamiento y que todos se puedan expresar sin miedo. Hacen bien en recordarlo, porque el kirchnerismo no fue solo un qué sino un cómo. Un modo de ejercer el poder y de gozar con él. Basta googlear y ver el disfrute manifiesto en la cara de algunos funcionarios K cuando les preguntaban si iban a intervenir o expropiar tal o cual cosa. El "estamos evaluándolo" no confirmaba que lo iban a hacer, pero era una exhibición gozosa de que podían hacerlo. En ese juego perverso se vivió muchos años. Y (casi) todos aceptaron jugarlo.
Hace poco le preguntaron al analista político Marcos Novaro qué le parecía ese nuevo grupo de WhatsApp llamado "Nuestra voz", que nuclea a 250 empresarios. ¿Para qué hicieron el grupo? La respuesta de Novaro fue contundente: "Fueron muy lejos en su adaptación al kirchnerismo. Y se asustaron de lo flexibles que podían ser".