El recurso de la calle
En todas las sociedades modernas los conflictos políticos se procesan en parte en la calle y en parte en espacios institucionales como las legislaturas y los ministerios. En la Argentina, el recurso de la calle es bastante frecuente e influye, muchas veces decisivamente, en el procesamiento institucional de los conflictos. La memoria de la protesta de las fuerzas de seguridad de esta semana o la del cacerolazo de hace tres semanas puede sugerir que se trata de un fenómeno reciente, pero es un rasgo permanente de la política argentina, que recrudeció en el último tiempo.
La calle sirve porque el poder se comparte poco. Las políticas tienen consecuencias desparejas: no todos se benefician de ellas en la misma medida ni al mismo tiempo. Hay dos formas de lidiar institucionalmente con este hecho: compartir el poder o compartir el tiempo de ejercicio del poder. El poder está compartido cuando las decisiones públicas resultan de la negociación entre los grupos organizados que podrían ser afectados por ellas. Cuando los grupos deciden más o menos unilateralmente cuando están en el gobierno, pero rotan en su ejercicio, se comparte el tiempo. El sistema político argentino reparte más el tiempo que el poder. Si uno rechaza fuertemente las políticas en curso, una de las alternativas es forzar al Gobierno a una mesa de negociación. Para eso es más eficaz protestar en la calle que deliberar en el Congreso o discutir en un ministerio.
La otra alternativa es esperar a que cambien los vientos dentro del PJ. En los últimos veinte años este partido fue, primero, vehículo de los partidarios de la privatización, la desregulación y la apertura comercial y, luego, instrumento de los defensores de la intervención estatal y la industrialización sustitutiva. Éste es un problema de todo el sistema de partidos, no sólo del justicialismo, y tiene que ver con el armado de las coaliciones de gobierno en la Argentina. Juan Carlos Torre observó que este esquema deja a las clases medias urbanas huérfanas de representación. También deja temporariamente huérfana a una parte de los actores socioeconómicos de acuerdo con la evolución de las posiciones dominantes dentro del peronismo.
El recurso de la calle recrudeció esta semana porque la decisión del Gobierno afectó a un grupo concentrado y organizado -las fuerzas de seguridad- en el afán de proteger el interés de un grupo desorganizado y difuso, los contribuyentes. Rara vez un conflicto de este tipo termina en otro lado que en la calle.
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