El Presidente, objeto de estudio en todo el mundo
Un comité de renombrados científicos internacionales viaja en estos momentos hacia la Argentina con un solo objetivo: estudiar a Milei. Quieren desentrañar la naturaleza del fenómeno. En laboratorios antropológicos y psicosociales de las principales universidades del mundo palpita una duda: ¿es acaso una aparición más disruptiva que la de la inteligencia artificial? ¿En la evolución de la especie, hay un antes y un después del libertario? ¿Se trata del “hombre nuevo” prefigurado en la cultura judeocristiana y, veinte siglos más tarde, en la gesta revolucionaria del Che? El Presi fue informado de la llegada de estos expertos, y da la impresión de que se propone confundirlos más. Uno de ellos le adelantó a un amigo porteño: “Desde hace por lo menos dos años vengo siguiendo a Milei. Al principio creí estar en condiciones de redactar un paper. Después, de publicar un libro. Ahora, no puedo escribir nada porque no entiendo nada”. Démosle la bienvenida al comité. Una bienvenida rápida: en dos días no queda ninguno.
Desdichados, se han tirado encima un trabajo imposible. “No hay plata”, dice Javi, y descerraja un tarifazo de gas que llega al 460%. Javi, my friend, no tenemos plata. A la sanguínea Vicky Villarruel, con sus aires de vice –quiero decir: de rebelde way–, la sacrifica bajo el fuego de una legión de trolls y termina abrazándola tiernamente en un acto. En medio de la santa cruzada contra la casta propone para la Corte Suprema al juez Ariel Lijo, en cuyo despacho cuelga un diploma de casta cum laude.
Los fines de semana recibe en Olivos a destacados economistas ortodoxos que aprueban su gestión y es un ángel, pero si tiene que hablar de destacados economistas ortodoxos críticos se convierte en diablillo. Los que “no la ven” no son gente con dificultades para ver: son bazofia, inútiles, ensobrados. El grupito que lo rodea se divierte con su versatilidad para los insultos; algunos son ya un clásico, y muchos otros aparecen en una paleta infinita. Me pasaron unos cuantos, pero me resisto a publicarlos: en la versión escrita pierden la gracia con que salen de su boca. Un amigo mío, formalote, conservaduro, dice que está a medio minuto de aprobarle hasta las puteadas más procaces. Evidentemente Javi no es un animal fácil de clasificar, incluso para mí, que desde un humilde cargo de consultor me he puesto enteramente a su disposición; puede ser león, Lassie, osito de peluche, Aedes aegypti… Está claro que Karina, “el Jefe”, es la policía mala; hay que ver la fruición con que corta cabezas de infieles, al punto de que no falta mucho para que los funcionarios echados igualen el número de los que sobreviven. Perfecto: eso se llama control de calidad. ¿Javi es el policía bueno? La boca se me haga a un lado. Llega a enterarse Karina y soy boleta.
En el comité que viene a meter sus narices hay un cientista político francés que cree haber encontrado la mejor definición sobre la era libertaria. No es suya, sino de Gastón Remy, probablemente uno de los empresarios más respetados del país: “La Argentina hoy está más en un momento de ruptura que de construcción”. ¡La boca se te haga a un lado, Remy!
A los hombres de negocios les cuesta leer el signo de los tiempos. Uno me dijo el otro día que en el Gobierno hay muchos improvisados. Otro chambón que no entiende nada: en el Gobierno hay improvisación, que no es lo mismo. Improvisar es crear sobre la marcha, es no atarse a una rutina, es dejarse sorprender por el curso de los acontecimientos. Si pinta cortejar a la general Laura Richardson (jefa del Comando Sur), seguirla hasta Ushuaia y copiarle el outfit, adelante. Alinearse con Estados Unidos bien vale el aguante a esta milica de cuatro estrellas que además no tiene cara de milica. Basta de politiqueros baratos, tipo Alberto Fernández, que creen que se las saben todas: acaba de volver a tuitear para explicarnos cómo deben hacerse las cosas. ¡El Beto! Perdón, cero barato: su jubilación de privilegio nos cuesta 7 millones de pesos por mes. ¿La buena noticia? Se jubiló.
A los observadores externos, y también a los internos, les digo: aprendan a mirar. ¿Cuándo vieron un presidente tan hiperactivo como este? Es una máquina de tomar decisiones, quizás indecisas, o apresuradas, o contradictorias, pero qué manera de laburar. Solo se permite descansar un rato los fines de semana en Olivos, escuchando óperas con los pies apoyados en un puf o correteando por el parque con sus hijos de cuatro patas. Fue allí, en los jardines, donde resolvió destrabar la importación de repelentes: los mosquitos les estaban haciendo la vida imposible a los perros.
Otra vez: hay que estar atentos, no perderse en nimiedades. Un ejemplo: el finde XXL fue un verdadero estallido del turismo. Más sorpresa aún, muchos precios empezaron a bajar y es el reino de los descuentos. ¿La Argentina sigue cara también en dólares? Hablemos correctamente: cotiza en alza el país de Milei. ß