El populismo no cree en las instituciones
El descabellado pedido de juicio político a la Corte, impulsado por el kirchnerismo, es un nuevo capítulo de sus varias embestidas contra la Justicia y un nuevo intento de querer someterla y controlarla. La independencia y la autonomía de cada uno de los poderes del Estado es un rasgo constitutivo de la forma de gobierno republicano consagrado en nuestra Constitución Nacional. Si no estamos de acuerdo en este principio básico, la convivencia democrática se pone en riesgo y se debilita.
Además de los constantes ataques a la Justicia y de querer llevársela puesta, también arremeten contra la Ciudad, en la que paradójicamente eligen vivir. El populismo no se cansa de buscar un enemigo en todo aquel que piensa de manera diferente o hace cosas que ponen en evidencia su incapacidad para gestionar y resolver los verdaderos problemas de la gente. Mientras más se alejan de la realidad, más creativos se ponen para definir prioridades absolutamente innecesarias, como cambiar el avión presidencial o comprar gel íntimo.
La angustia de no llegar si quiera a mitad de mes, la sensación de que lo que se gana no alcanza para sostener una familia de ingresos medios, la pobreza en aumento, la falta de seguridad y de una clara política contra el avance del narcotráfico son, entre muchos, síntomas de un modelo que fracasó. El hartazgo de la sociedad, algo que percibo en cada recorrida y en las numerosas reuniones con vecinos, nos exige a todos los que tenemos una función de gobierno la urgencia de dar respuestas que estén en sintonía con lo que realmente pasa en la calle.
Cuanto más distanciados estemos de la realidad, más lejos estaremos de las soluciones. El gobierno está únicamente preocupado por resolver las tensiones de su propia interna. Lo que pretende hacer contra la Corte nada tiene que ver con cambiar y mejorar el día a día del ciudadano de a pie sino con debilitar la institucionalidad.
Estamos comenzando un año muy especial para la memoria de todos los argentinos: cumpliremos 40 años de la recuperación de la democracia. La mejor manera de celebrar es con más democracia, más república, más federalismo. Creo que tenemos el gran desafío de fortalecer todo aquello que nos ayude a vivir más democráticamente, en el respeto a la ley que garantiza la igualdad y está en la base de cualquier contrato social. Sabemos por experiencia lo que sucede cuando un gobierno desconoce o se coloca por encima del orden constitucional.
Nuestro aprendizaje como sociedad debería ayudarnos a rechazar enérgicamente cualquier intento de negociar impunidad o de atacar a los poderes del Estado con maniobras políticas que responden más a intereses personales que al bien común. Estoy convencido de que el premio al esfuerzo, el mérito, la honestidad, valores todos que nos identifican y que hicieron grande a nuestro país, nos permitirán superar el cansancio moral y la incertidumbre que muchos experimentan. Siento un enorme compromiso con la esperanza que está en el corazón de esa mayoría silenciosa que la pelea y no baja los brazos. Eso me motiva cada día a seguir trabajando por esta Ciudad y por construir juntos el país que nos merecemos.