El polémico posteo de Milei
“Prisión: la sociedad ideal progre” decía el título de un posteo del presidente Javier Milei en su cuenta personal de Instagram. La leyenda encabezaba una fotografía en blanco y negro, lúgubre de todos modos, de un penal donde se ve el clásico pasillo con las celdas cerradas. Más allá de la ironía del Presidente hacia todo aquel que se identifica con las llamadas ideas progresistas, el posteo incluía varios puntos detallados al pie.
Debajo de la imagen de la cárcel se podía leer: 1- No hay que trabajar 2- Vivienda gratis 3- Salud gratis 4- Educación gratis 5- Servicios gratis 6- Mucho sexo gay 7- Todos reciben el mismo trato- 8- Todos económicamente iguales 9- Solo aquellos pertenecientes a las fuerzas tienen armas.
Argumentos polémicos pero que nadie puede discutir a esta altura que son postulados en los que cree el Presidente y, al parecer, trabaja para ello y que lo que no pudo cambiar en esa dirección aún es porque no ha podido, no porque le falte convencimiento. Pero veamos qué hay detrás de una propuesta que, aplicada, cambiaría la sociedad radicalmente.
En principio ninguna cárcel representa el anhelo de ninguna persona, progresista, populista, de izquierda, conservador, liberal o libertario. Quizás sí lo sea, en parte, para todos los modelos autoritarios, que desean llevar allí a quienes no piensan como ellos. Las dictaduras, por ejemplo. Dice Milei que allí “no hay que trabajar”, como si fuese un deseo del pensamiento progresista “no trabajar”, cuando, como todas las ideologías tienen y proponen distintos caminos, pero ninguna reniega de la necesidad de cuidar y generar empleo, al contrario, es una tragedia perderlo, como está pasando en los últimos meses, en los que el desempleo creció 2 puntos, con 135.000 trabajos registrados perdidos en un semestre. También apunta a la idea, injusta y cómoda, según la mirada de Milei, de acceder a la salud y la educación gratuitamente. Fueron los liberales de fines del siglo XIX los que crearon con la Ley 1420 un sistema de educación público y gratuito, que transformó una sociedad con el 80% de sus habitantes analfabetos a ser el país con el mayor índice de alfabetismo en América, en solo 30 años. ¿Acaso el Presidente propone que las familias que no tengan recursos no eduquen a sus hijos? ¿qué los pobres se enfermen y mueran sin derecho a una atención sanitaria solo por no poder pagar un sistema privado de salud? Una propuesta que suena salvaje, mucho más en un momento donde la pobreza estaría rozando el 60% de la población y la indigencia se duplicó. Hace pocos días Unicef publicó un informe que señala que un millón de niños se van a dormir sin cenar. ¿A ellos hay que castigarlos dejándolos sin salud y educación? Nadie culpa a su gobierno del crecimiento de la pobreza y de la crisis social que lleva décadas, agravadas en los últimos años de la mano del populismo que sigue siendo quien sostiene desde el antagonismo la credibilidad social en este gobierno. Pero la realidad indica que las medidas adoptadas por Milei desde que asumió profundizaron con alta velocidad los indicadores sociales y económicos negativos.
También tuvo una expresión respecto a la portación de armas, donde indica que estaría mal que solo las fuerzas de Seguridad puedan portarlas. Con los altos niveles de inseguridad existentes y con una ministra que habla de la guerra con el narco, ¿el Presidente piensa permitir armas libremente en la sociedad civil? Es un tema que merece un análisis muy profundo. Se calcula que más de 600 personas mueren cada día a causa de la violencia con armas de fuego fuera de entornos de conflictos armados. De estas muertes, incluidos los suicidios, dos tercios tienen lugar en sólo 6 países: Brasil, Estados Unidos, Venezuela, México, India y Colombia. ¿No alcanza con estos ejemplos?
También, y esto reviste mucha gravedad, Milei dijo que en una sociedad pensada e idealizada por el progresismo habría “sexo gay”, según él, como en las cárceles. Es raro que ningún asesor lo ponga al tanto sobre como es la vida sexual en las penitenciarías, donde prevalecen las figuras de los “capangas” que hacen valer su fuerza con humillaciones, golpes y violaciones. No se trata de sexo gay, se trata de agresiones sexuales de la que son víctimas los más débiles. Es imposible que no pueda discernir entre un hecho y otro.
Pero, además, su reflexión sobre el “sexo gay” es absolutamente homofóbica, innecesaria y que, de algún modo, podría abrir una puerta a la violencia social en un país que cuenta desde hace más de una década con una ley que garantiza el matrimonio igualitario, exponiendo al “sexo gay” como algo exclusivo de la delincuencia y por ende “condenable”. Si así se expresa Milei, qué podemos esperar de aquellos sectores que discriminan a las personas según su identidad sexual y que incluso puedan tratarlas con violencia física y verbal.
Está muy claro que el populismo kirchnerista es el espejo donde el gobierno no se quiere ver, que es un lugar donde todo se hizo tan mal que aún sin grandes logros en su gestión, la sola existencia del pasado reciente le da el aire y apoyo social, lo cual le puede permitir gobernar e imponer sus ideas.
Seguramente el escándalo grotesco y repugnante que terminó siendo la vida política y privada del expresidente Alberto Fernández impidió que se hablara más del tema. Pero si esta es la contracara a lo que dejamos atrás, si la propuesta integral se resume en esos axiomas publicados en una red social por el Presidente, en una cuenta que tiene 5,5 millones de seguidores y con la repercusión que tuvo, formando parte de la agenda informativa del lunes pasado, si sobre esas ideas hoy se construye una alternativa, quizás sea momento de creer que lo que puede cambiar no es solo un modelo económico, al contrario, su puesta en marcha es solo el principio de un modelo de sociedad que desafía a un sector de la política y de los ciudadanos de a pie a comenzar a preocuparse de manera más rotunda.
Porque más allá de la pretendida intención irónica que puede haber tenido el posteo, el dilema no es progresismo sí o no, es darnos cuenta si realmente se está pensando desde el poder en un país donde no todos tengamos lugar y condiciones para vivirlo.