El plomero criado en la Argentina que usó su cámara para la denuncia social
George Holliday grabó y divulgó en 1991 las imágenes de la brutal paliza que recibió Rodney King de la policía de Los Ángeles
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Más de 25 millones de personas participaron de las protestas de Black Lives Matter en 2020, tras el ataque policial a George Floyd. Fue una de las manifestaciones más importantes en la historia de Estados Unidos. Todo comenzó cuando un testigo captó con la cámara de su celular la escena de la violenta muerte de Floyd. No fue la primera vez que algo similar pasaba.
George Holliday nació en Canadá, pero desde los cinco años se crió en la Argentina, cuando su padre fue enviado a ese destino por la empresa petrolera para la que trabajaba. En 1981, a sus 18 años, Holliday viajó a los Estados Unidos en busca de nuevos horizontes.
George aprendió a ser un buscavidas en la Argentina. En Estados Unidos, aprendió a ser plomero. Una noche, poco más de diez años después de haber llegado allí, los ruidos de la sirena de la policía lo despertaron en su casa de Los Ángeles. Era el 3 de marzo de 1991. Unos días antes, George había comprado una Handycam Sony. Estaba fascinado con la cámara. Filmaba todo lo que podía. Pero lo que grabó esa noche cambiaría su vida. Y la de muchos otros.
Aún con el ruido de las sirenas, Holliday se subió a la terraza. Desde allí filmó la brutal paliza que cuatro miembros de la policía de Los Ángeles le propinaban a Rodney King, un conductor afroamericano.
Al día siguiente, George y su esposa charlaron de lo sucedido. Ella le aconsejó mostrarlo. Holliday entonces ofreció el video a la policía, pero fue rechazado de inmediato. La cinta de ocho minutos llegó finalmente a KTLA, una pequeña cadena televisiva local. La cadena puso el video al aire. Los eventos se sucedieron en forma de catarata.
“Mi mamá me llamó de la Argentina para decirme que había visto mi video en la televisión”. Fue lo primero que George señaló en el primer reportaje de docenas que daría. Era así como se percataba de la magnitud de su accionar. George se convirtió en global. Su nombre apareció en los diarios y en la radio. Decenas de periodistas rodearon su casa por semanas. Las amenazas de muerte también llegaron.
Dos años después, el juicio contra los policías se llevó a cabo. La cobertura fue tapa de todos los diarios. El anuncio del veredicto transformó a los seguidores de las noticias en sus generadores. Cuando se supo que los cuatro policías salían absueltos, la reacción fue masiva y contundente. La brutalidad policial contra la población afroamericana no era un hecho desconocido para el público. Pero el video de Holliday transformó lo que era sabido por todos en algo que era visible para todos. El veredicto del juicio acabó de cerrar el círculo de la impunidad.
La ola de protestas duró una semana. La ciudad de Los Ángeles convivió con el humo y el fuego generado con los manifestantes. Cincuenta y cuatro personas murieron, casi tres mil resultaron heridas, cientos de edificios fueron destruidos y hubo doce mil arrestos. La ciudad quedó marcada por décadas. En su arquitectura y en su propia identidad. La tensión racial de la ciudad explotó en todos los niveles, incluyendo hasta enfrentamientos entre la población afroamericana y la inmigración coreana.
La grabación de Hollyday inició la era de los videos caseros globales. En un mundo donde aún no existía el celular, la grabación de la golpiza a King anticipó el potencial multiplicador de las redes.
Holliday no se hizo rico por su video. Recibió algo de dinero de Spike Lee, por haber utilizado parte de su material para la película Malcom X, otro tanto de algunos cineastas, y unos pocos dólares más por el uso de su nombre para una pregunta del Trivial Pursuit (la variante estadounidense del Carrera de Mente).
Tras la ola de fama, George Holliday siguió destapando cañerías. Recién pudo volver a la Argentina para la navidad de 2005. Por primera vez, pudo presentarle su hijo a su abuela, sus tías y sus primos.
Holliday fue un hombre común que realizó una acción que acabó siendo extraordinaria. Las acciones de mujeres y hombres no derivan necesariamente de sus intenciones. El video de Halliday mostró por primera vez algo que hoy es evidente, que las redes generan efectos de una dimensión diferente de las acciones que los generaron.
Pero no todo fue fortuito. Holliday eligió involucrase, seguir filmando, denunciar y buscar que su video llegara a lugares que le generarían problemas.
En septiembre de 2021, George Holliday murió en Los Ángeles por complicaciones de Covid. Tenía 61 años. Fue un pionero. Nos hizo entender que, en la era digital, la cámara reemplaza a la pluma.
Profesor de Historia de Estados Unidos, UNLP