El plebiscito es el camino frente al proyecto del aborto
El presidente Alberto Fernández enviará un nuevo proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo. Dos años atrás, el Congreso discutió durante meses la problemática del aborto, escuchó a las diferentes voces y votó. Estableció que nuestro país está a favor de las dos vidas y decidió proteger los derechos del niño por nacer, derechos que no se ponen sobre la mesa en este tipo de propuesta legislativa.
Pusimos a funcionar la democracia y obtuvimos una respuesta ante el reclamo de una parte de nuestra sociedad. Entonces, ¿por qué no se acepta la decisión del Congreso? ¿Por qué volvemos una vez más sobre este tema? ¿Acaso legislamos cíclicamente con el resto de las cuestiones cada dos años, buscando beneficiarnos con la conformación de las cámaras frente a las políticas que queremos implementar? ¿Acaso si se hubiera votado a favor de la legalización sería concebible hoy volver a presentar un proyecto de ley que le devuelva sus derechos al niño por nacer?
Una vez más nos encontramos ante el desafío de trabajar en el Congreso un tema que ya está explícito en nuestra Constitución Nacional. Para la Argentina la vida existe, se defiende y está garantizada desde la concepción. Este argumento por momentos se escucha pero no se profundiza. A veces se esbozan algunas ideas, pero nos quedamos anclados en otros debates. Si nuestra Ley de Leyes establece que hay vida desde el vientre materno entonces lejos queda el falaz argumento que plantea la dicotomía proderechos/antiderechos. En la defensa de la vida siempre hay defensa de derechos, derechos establecidos nada más y nada menos que en nuestra Constitución Nacional.
¿Qué pasaría si convocamos a que toda la ciudadanía manifieste su voto sobre este tema?¿Qué pasaría si ponemos en juego el máximo mecanismo de expresión de la democracia y le pedimos a la gente que le comunique al Estado su posición? Sin lugar a dudas sería muy enriquecedor tanto para los legisladores como para la sociedad en su conjunto.
Un plebiscito es un camino viable, que es necesario contar con esta información en la mano para volver a poner a debatir al Congreso. No podemos hacer un tratamiento exprés sobre este tema, es necesario seguir sumando voces. Si nos interesa reflexionar sobre qué piensa la gente a la que representamos debiéramos darnos de una vez por todas esta oportunidad y aceptar el resultado que arroje la consulta. Aún sin ser vinculante el plebiscito debiera ser el mandato de legisladores y legisladoras para así de una vez por todas alcanzar una resolución final que no tenga que volver a reverse en dos años.
Como legisladora siento, además, que este nuevo proyecto del Presidente nos propone un gran desafío. Me pregunto: ¿Será posible que llevemos adelante este nuevo debate sin caer en la grieta? Existen entre los movimientos verdes y celestes posiciones que son irreconciliables y lo entiendo. Los proaborto hablan sobre las libertades individuales, para nosotros, los porvida, entendemos que en la concepción ya hay un sujeto de derecho. Entiendo que esta distancia no se subsana ni para ellos ni para nosotros. Pero entiendo también que estamos frente a la posibilidad de mirar por sobre esta grieta y poder abrazarnos en las diferencias a favor de las más desprotegidas, a favor de las más vulnerables, a favor de las miles de mujeres que hoy en nuestro país devienen en madres.
Este año podemos elegir hacerlo de otra manera, podemos unir nuestras fuerzas, podemos trabajar juntos, codo a codo, para conseguir más y mejores derechos para las madres y los niños. Vivimos en un país que tiene, por ejemplo, un régimen de licencias por maternidad que se encuentra entre los más injustos del mundo, no alcanza ni siquiera las 18 semanas que recomienda la Organización Internacional de Trabajo. Tenemos que trabajar para seguir reduciendo los embarazos no deseados, la mortalidad materna e infantil, la violencia obstétrica, la tasa de cesáreas y la promoción de la lactancia materna, entre tantos otros temas.
Cuando pensamos en el universo de carencias que tienen hoy nuestras madres y niños nos encontramos con un listado demasiado extenso que nos obliga a que hoy creemos más y mejores leyes. Como legisladora quiero convocar a mis colegas a que pongamos a funcionar el aparato del Estado y sus recursos para juntos poder sumar derechos a los más vulnerables y no quitarle garantías a los más desprotegidos.